
Ibon Oregi (Markina-Xemein, 1977) es un ejemplo de vida para cualquier persona. Este subcampeón del mundo de surf adaptado -disciplina ajustada a las discapacidades físicas de los deportistas- perdió su pierna izquierda al ser atropellado por un coche mientras entrenaba para competir en una maratón. Pero, lejos de huir del deporte, utilizó el mencionado deporte acuático como terapia de rehabilitación después de aquel accidente que cambió radicalmente su estilo de vida.
Su unión con el deporte
No es posible entender a Oregi, licenciado en INEF (Ciencias de la Actividad Física y del Deporte) y profesor de Educación Física, sin el deporte, y viceversa.
El vizcaíno de 46 años soñaba de niño con ser futbolista del Athletic Club de Bilbao, una aspiración compartida con cientos de miles de personas en su infancia. De hecho, su etapa como futbolista finalizó, por la fuerza, en la tercera categoría del fútbol español debido a un problema de pubalgia. “Pese a ser diestro, tuve que empezar a chutar con la izquierda. Me acabó asqueando el fútbol”, declaró en una entrevista con el diario deportivo As.
En la búsqueda de su deporte predilecto, Ibon Oregi probó la escalada y el alpinismo, aunque se descolgó de esta disciplina montañosa tras experimentar una trágica experiencia. Oregi y su mujer conocieron a una pareja de eslovenos en las montañas de Perú, quienes posteriormente murieron arrastrados al caerse por una rimaya. Esta vivencia les hizo reflexionar sobre los riesgos que estaban asumiendo al practicar este deporte.
El accidente que le amputó una pierna
El 1 de octubre de 2020 fue la fecha en la que Ibon sufrió el accidente que le cambiaría la vida para siempre. “Mientras entrenaba con mi compañero Jokin para preparar la Maratón de Valencia, un coche, que ni lo vimos ni lo oímos, que venía desde atrás, no cogió bien una curva y nos atropelló a los dos“, relata el deportista vasco.
Oregi cuenta que no le dolía nada, pero cuando se intentó levantar, “me di cuenta de que no podía mover mi pierna izquierda. Cuando la cogí y la intenté levantar, faltaba media pierna. No había nada. El coche se la había llevado consigo. Ahí cambió mi vida”, explica en la entrevista.
Mientras permanecía en el suelo, “perdiendo mucha sangre”, según afirma Jokin, su compañero atropellado, Ibon pensaba únicamente “en sobrevivir y estar con mis hijos”. La fortaleza que irradia Oregi en una situación tan dramática se hace patente cuando indica que “no era empezar de cero, sino de un uno la recuperación. Y estaba vivo”.
El síndrome del miembro fantasma
Para las personas que han sufrido la amputación de una extremidad del cuerpo, como es el caso de Ibon Oregi, una de las secuelas más presentes es la denominada como síndrome del miembro fantasma. Según QuirónSalud, se trata de un “cuadro de sensaciones, dolor, picor, disestesias, sensación térmica, que sienten algunas personas en un miembro amputado, que persiste pese a no tenerlo“. Este conjunto de sensaciones es experimentado por ”casi dos tercios de las personas amputadas“, informa el servicio sanitario.
En el caso de Oregi, “es una sensación indescriptible. A mí, a veces, se me sube el gemelo de la pierna que no tiene gemelo. Te despiertas con unos pinchazos y solo me relajaba la morfina”, explica el subcampeón del mundo de surf adaptado.