
A Rosa María Magdalena García, de 56 años, no le gusta ir al médico en general, pero específicamente no le gusta ir al ginecólogo. Y lo mismo que le ocurre a ella, le pasa a más del 55% de las mujeres españolas, que no visitan de forma regular a este especialista, o al 24% que no lo hace nunca, según un estudio de DKV y la Universidad Rey Juan Carlos.
A pesar de que cada vez más mujeres se preocupan por su salud íntima, “la visita al ginecólogo es todavía una asignatura pendiente para muchas, sobre todo en las más jóvenes, bien por vergüenza, bien por desconocimiento o por dificultad de acceso a la consulta”, aseguró el doctor Santiago Palacios, coordinador de uno de los encuentros nacionales de salud y medicina de la mujer, a varios medios médicos.
El fenómeno de las consultas online se popularizó durante la pandemia del Covid-19, cuando por el confinamiento no se podía salir de las casas, y mucho menos pisar un hospital. Las mujeres embarazadas que necesitaban asesoramiento no podían acudir a la consulta con tanta facilidad, por lo que algunas profesionales dieron el salto a las redes sociales.
Una de ellas es la doctora Ana Rosa Lucena (@ginecologa.anarosa), especialista en Ginecología y Obstetricia, que recuerda a Infobae España cómo la pandemia la motivó a crear una cuenta de Instagram: “Recibía por privado tantas consultas que me eran imposible de contestar”, por lo que decidió emprender en servicios de asesoramiento a través de internet.

Así, se dedicó a prestar servicios a mujeres que no se podían acercar a la clínica. Ahora tiene más de 70.000 seguidores en Instagram y acaba de publicar el libro Qué está pasando aquí dentro, una guía sobre qué esperar que te suceda semana a semana en el embarazo, así como consejos para disfrutar del proceso.
Mitos: revelar mentiras a diario
La doctora Lucena afirma que tiene que desmentir mitos “a diario”, como por ejemplo “que los ardores de las embarazadas se deben porque el bebé tiene mucho pelo”. Afirma que es “totalmente erróneo” y que se debe a que la “progesterona hace efectos relajando el esfínter de la garganta, con lo cual sube el contenido gástrico y la digestión también es más lenta por esta hormona, lo que, unido a la presión del útero, hace que haya ardores y reflujo”.
Como también trata temas de concepción, la doctora recuerda que otro de los mitos recurrentes tiene que ver con las píldoras anticonceptivas: “Que pueden provocar infertilidad” es falso, por ejemplo, pues el problema no tiene que ver con la ingesta, sino con el tiempo. “No es tomar anticonceptivos, sino tomarlos por un tiempo prolongado e iniciar la búsqueda de embarazo con más de 35 años, que sabemos que la reserva ovárica disminuye”, aclara la doctora.
Existen otras ginecólogas especializadas que, dedicadas al embarazo, se encuentran a diario mitos que se ven en la obligación de desmentir. Hace unos meses, Natalia Camaño desmintió para Infobae España si el deporte es beneficioso para el embarazo. Muchas mujeres acuden a su consulta en su primer trimestre de embarazo y afirman que no pueden hacer ejercicios. “Es mentira”, dice la especialista. “En un embarazo sano, yo insisto en que el primer trimestre es el momento de instaurar el deporte, si no lo hacían antes, porque después les va a costar mucho más”.

Otro de los mitos más extendidos es que la mujer debe comer por dos, aunque no funciona exactamente así. Según Natalia Camaño, “una mujer no tiene que pasar hambre. Va a comer más de lo que solía habitualmente, pero no debe ser el doble tampoco, porque sería excesivo”.
También explicó que es falso que se pueda saber el sexo del bebé solo por la forma de la barriga de la madre. “Es totalmente falso. Hasta que no se hace la ecografía no se puede saber. Nosotros por la forma de la barriga podemos saber un poco la posición del feto por las maniobras de Leopold, en la que palpamos la zona de la pelvis para conocer dónde tiene la cabeza o el culo”, concluye.
“Necesitan que alguien les guíe”
Las razones para elegir una consulta telemática sobre una presencial son muy diversas, explica la doctora Lucena. Por un lado, hay mujeres que viven en el extranjero y la Sanidad en el país donde se encuentran no es de fácil acceso, por lo que este tipo de iniciativas son clave para su salud íntima.
Otras cuentan con un profesional de la salud que es un hombre, y en muchas ocasiones las pacientes “es cierto que pueden abrirse más con una mujer que con un hombre”, aclara la obstetra. Ya sea porque se sienten comprendidas o por una mala experiencia siendo atendidas por un doctor hombre, la comodidad a la hora de afrontar una consulta ginecológica es un factor muy importante a tener en cuenta.
Las mujeres que acuden a Ana Rosa para consultas tienen entre 30 y 40 años y, o bien están embarazadas o están en búsqueda de embarazo. Afirma que cada vez más mujeres que llevan más de un año tratando de quedarse encinta le escriben para solicitar la guía de una profesional.
“Cada vez consultan más mujeres con búsquedas de embarazo de más de un año, y necesitan algún profesional que les guíe en este camino, que a veces puede ser más largo de lo normal”, dice.
La doctora explica que, habitualmente, las mujeres le envían analíticas “para que las revise” o le piden segundas opiniones por alguna ecografía en el embarazo que les hayan hecho, así como “múltiples dudas que pueden surgir en este proceso”.
La investigación: en general, “sesgada”
La ginecóloga afirma que todavía queda mucho camino por recorrer en el tema del descubrimiento del funcionamiento del cuerpo de la mujer, pues “la mayoría de investigaciones están sesgadas, porque no suelen tener en cuenta el género”.
La igualdad de género en la investigación implica no solo que el tema en cuestión sea el cuerpo de la mujer, sino que tiene que ver con una mejora cualitativa de la participación de las mujeres en los equipos a todos los niveles y con que se ofrezcan unas condiciones de trabajo sensibles al género y a las interseccionalidades.
“Ya se vio con la vacuna del Covid-19, que no se había estudiado cómo influía en el ciclo menstrual”, dice la doctora. Y es que, desde el inicio hasta el fin de la pandemia, mujeres de todo el mundo empezaron a notar cambios en sus ciclos menstruales. En algunos casos, esto ocurrió después de contraer el virus; en otros, después de recibir la vacuna. Gracias a que muchas mujeres registraron sus ciclos en aplicaciones de seguimiento de la menstruación, los investigadores pudieron documentar más fácilmente el fenómeno para así investigarlo.
Finalmente, los resultados de un estudio global fueron publicados en la revista Obstetrics & Gynecology. Fue un esfuerzo de colaboración internacional dirigido por mujeres: la investigadora de servicios de salud reproductiva de Oregon Health & Science University Blair Darney, la médica científica Alison Edelman, y Alexandra Alvergne, doctora por la Universidad de Montpellier. Ambas analizaron los datos del ciclo menstrual de más de 6,000 personas en 110 países usando Clue, una plataforma de salud menstrual y reproductiva. Descubrieron que, efectivamente, personas con Covid-19 podían experimentar un aumento en la duración del ciclo menstrual, comparable al aumento del ciclo observado entre quienes habían recibido la vacuna contra el virus.
“Quiero pensar que cada vez se nos toma más en cuenta, pero también porque cada vez la mujer está más presente en todos los campos de investigación”, concluye la obstetra, esperanzada de que más mujeres se vuelquen en la investigación y de que el cuerpo de la mujer pueda ser estudiado con el mismo ímpetu que el de los hombres lo fue durante siglos.
Las consultas por internet son un trabajo adicional en el que algunos profesionales deciden embarcarse. Es por ello que ginecólogas como Ana Rosa creen que “lo deben poder ofrecer el resto de mis compañeros médicos, adicional al trabajo”. “Pienso que es el futuro”, dice la doctora, colocando la mirada en las jóvenes doctoras que escogen la especialidad de la ginecología año tras año y cada vez más lo divulgan en sus perfiles en Instagram y Tiktok.