La economía española crece pero no la productividad: el PIB por trabajador es el mismo que hace 10 años

El PIB en términos de productividad por trabajador en la Unión Europea ha crecido un 3,9% y en Estados Unidos un 13,3%, mientras que en España está estancado. ¿A qué se debe?

Guardar
El PIB sube en España,
El PIB sube en España, pero la productividad está estancada. (Montaje Infobae)

España ha experimentado un crecimiento económico sostenido en la última década, pero este avance no se ha reflejado en una mejora de la productividad. El PIB por trabajador, un indicador clave del rendimiento económico, se mantiene prácticamente estancado desde 2015, según Funcas. Esta paradoja plantea interrogantes sobre la sostenibilidad del modelo de crecimiento del país y sus implicaciones a largo plazo.

El Producto Interior Bruto (PIB) español ha crecido a un ritmo superior al de los medios de la Unión Europea en los últimos años, en gran parte gracias al aumento del empleo. Sin embargo, cuando se analiza el PIB en términos de productividad por trabajador, la evolución es mucho menos favorable. Este indicador se mantiene estancado en los mismos niveles que hace una década, mientras que en la Unión Europea ha crecido un 3,9% y en Estados Unidos un 13,3%.

Déficit europeo de productividad e
Déficit europeo de productividad e inversión. (Funcas)

Así, la productividad en Estados Unidos, impulsada por una fuerte inversión en tecnología y digitalización, ha crecido tres veces más que en Europa, donde el avance es muy limitado y en España, directamente, nulo. ¿Y por qué es así? Este fenómeno se debe, en gran medida, a la estructura del crecimiento de nuestro país, que se basa en la expansión del empleo en sectores de baja productividad. La incorporación de nuevos trabajadores a la economía, en gran parte a través de contratos temporales y empleos en el sector servicios, ha impulsado el crecimiento del PIB, pero no ha generado mejoras significativas en la eficiencia económica.

A qué se debe el estancamiento

Varios factores explican la falta de avances en la productividad. Uno de los principales es el déficit de inversión en sectores estratégicos. Según un análisis de Funcas, elaborado por Raymond Torres y Miguel Ángel González Simón, la inversión privada en España ha disminuido en los últimos seis años​. “El déficit de inversión procede enteramente del sector privado. Desde 2019, la inversión privada ha registrado un descenso notable, mientras que la pública se ha incrementado con intensidad”, apuntan.

Esto sugiere que el sector privado no está aprovechando las oportunidades de crecimiento productivo, lo que limita la capacidad de modernización del tejido empresarial. “Cabría esperar un mayor protagonismo de la inversión privada española. La demanda, uno de los principales determinantes de la inversión conforme a la evidencia empírica, encadena cuatro años de fuerte expansión. De manera similar, las empresas españolas se encuentran en una situación financiera relativamente saneada, y con excedentes abundantes”, dice el informe.

Bruselas eleva al 3% el crecimiento de la economía española en 2024.

Otro factor clave es el bajo impacto de la digitalización y la automatización en la economía española. Mientras que en otros países europeos la transformación tecnológica ha impulsado la productividad, en España muchas empresas, especialmente las pequeñas y medianas, no han incorporado de manera efectiva estas herramientas. Además, el gasto en innovación y desarrollo sigue siendo inferior al de otros países avanzados.

La fragmentación del mercado único europeo también juega un papel relevante. Según el informe El futuro de la competitividad europea, elaborado por Mario Draghi, quien fue presidente del Banco Central Europeo (BCE) desde 2011 hasta 2019 sobre a petición de la Comisión Europea para analizar el estado de la economía, la falta de integración de los mercados de capitales en la UE impide que el ahorro europeo se movilice eficazmente hacia inversiones productivas.

En España, este problema se refleja en la dificultad de las empresas para acceder a financiación. A diferencia de Estados Unidos, donde las empresas pueden obtener financiación con mayor facilidad gracias a un sistema financiero más desarrollado, en España la inversión depende en gran medida de la financiación bancaria, que es más costosa y restrictiva.

Además, el tejido empresarial español está dominado por pequeñas y medianas empresas (pymes). Sin un mercado único de capitales, estas empresas no pueden acceder a inversores internacionales de manera eficiente, lo que frena su crecimiento y capacidad innovadora. Como resultado, el modelo productivo español sigue estando basado en sectores de baja productividad, como la hostelería y el comercio, en lugar de industrias tecnológicas o innovadoras.

Un camarero trabaja en la
Un camarero trabaja en la terraza de un restaurante. (Freepik)

Dado que el sector privado no invierte lo suficiente, el peso de la inversión recae en el sector público. Sin embargo, los fondos europeos no han logrado generar un efecto multiplicador en la inversión privada en España. Esto sugiere que, sin un mercado de capitales más desarrollado, los estímulos públicos no son suficientes para impulsar un crecimiento sostenible de la productividad, según Funcas.

Dos objetivos para aumentar la productividad

Para revertir esta tendencia, los expertos de Funcas sugieren varias estrategias. En primer lugar, mejorar el vínculo entre inversión pública y privada, asegurando que los fondos destinados a infraestructuras y digitalización generen un efecto multiplicador en la economía. Actualmente, el impacto de la inversión pública sobre la privada es débil en España, lo que limita su capacidad para impulsar la productividad​.

La inteligencia artificial se cobra 8.000 empleos: la empresa alemana SAP recortará su plantilla en todo el mundo pese a ganar un 167% más.

Otra medida clave es la reforma del mercado laboral. Reducir la temporalidad y fomentar la formación en habilidades tecnológicas puede ayudar a mejorar la eficiencia del empleo y aumentar la productividad. Además, sería necesario facilitar el acceso a financiación para empresas innovadoras y fortalecer la integración en el mercado único europeo, lo que permitiría una mayor movilización del capital hacia sectores estratégicos.

El crecimiento de la economía española en los últimos años demuestra su capacidad de recuperación, pero el estancamiento de la productividad es una señal de alerta. Sin cambios estructurales, España corre el riesgo de mantener un modelo de crecimiento basado en la expansión del empleo sin mejoras en la eficiencia, lo que podría limitar su competitividad a largo plazo.

Guardar