El hombre que ganó 19 millones en la lotería y lo perdió todo: sus hermanos lo preferían muerto y era “más feliz” estando en la ruina

William Bud Post ganó la lotería en 1988 y, desde entonces, tuvo deudas y problemas que le llevaron a preferir su antigua vida

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William Bud Post
William Bud Post

Ganar la lotería es un impulso económico que, gracias a la suerte, puede suponer un cambio radical en la manera de vivir y de concebir la rutina. Un número premiado en un sorteo puede hacer a una persona multimillonaria de la noche a la mañana. Sin embargo, ganar tanto dinero repentinamente también tiene sus implicaciones negativas. Es necesario saber gestionar el momento y tener paciencia y cabeza de cara a invertir el dinero.

En ocasiones, golpes de suerte como el de ganar la lotería pueden suponer, en lugar de un avance o una mejoría en la calidad de vida, todo lo contrario. Este es el caso de William Bud Post, un hombre estadounidense que, en 1988, ganó casi 19 millones de dólares en un boleto de lotería y, desde aquel momento, su vida se tornó en un infierno.

De pobre a multimillonario en un instante

El cambio en la vida de Post fue totalmente radical. En una entrevista al periódico The Guardian, el estadounidense cuenta que el día que compró el billete estaba incapacitado y en su cuenta bancaria había solo “un total de 2′46 dólares“. Ese día, el hombre Post empeñó un anillo por 40 dólares y entregó el dinero a Ann Karpik, su casera, para comprar unos boletos de lotería, entre los que estaba el ganador.

La vida del estadounidense no había sido fácil. El padre de William Bud Post le mandó a un orfanato con 8 años, tras la muerte de su madre. Desde entonces, había malvivido trabajando como pintor de tuberías y como obrero, cocinero y conductor de camiones en circos y ferias, y nunca había tenido una casa propia. Además, había tenido otros problemas económicos e, incluso, había pasado un mes en la cárcel por emitir cheques sin fondos.

Un conjunto de malas decisiones

En la entrevista a The Guardian, Post relata que optó por recibir 26 pagos anuales de 497953 dólares en lugar del pago único. Cuando recibió el primero de ellos, gastó más de 300.000 en una licencia para vender bebidas alcohólicas y un arrendamiento de un restaurante en Florida, para su hermano. Además, adquirió un lote de coches de segunda mano y un avión bimotor, a pesar de no tener licencia de piloto. Así, en tres meses, William Bud Post había acumulado una deuda de más de medio millón de dólares.

El año siguiente, con el segundo pago, compró una mansión en Oil City, en Pensilvania, por casi 400 mil dólares. Más tarde, en 1993, reflexionaba en una entrevista sobre sus decisiones desacertadas: “Todo el mundo sueña con ganar dinero, pero nadie se da cuenta de las pesadillas que surgen de la nada, ni de los problemas”.

Oil City, Pensilvania
Oil City, Pensilvania

El estadounidense, que murió en enero de 2006 por una insuficiencia respiratoria, reconocía en la entrevista que fue a partir de la compra de la mansión cuando todo fue a peor: “Era mucho más feliz cuando estaba arruinado”. Entonces, su hermano había intentado asesinarle para heredar sus ganancias y, además, su deuda había aumentado. Ann Karpik, casera y pareja ocasional de Post, le demandó reclamando que ambos habían acordado repartirse el premio de la lotería y, finalmente, el juez bloqueó el resto de los pagos hasta que se resolviese la deuda.

Otros problemas

Por otro lado, el juzgado del condado de Oil City le ordenó alejarse de su sexta esposa tras disparar a su coche. William Bud Post, en un último intento de salvar su situación económica, vendió la mansión por 65 mil dólares y subastó los pagos restantes de su premio: “Cuando ya no gane la lotería, la gente me dejará en paz. Eso es todo lo que quiero. Sólo tranquilidad”, dijo al periódico The Guardian.

Sin embargo, Post invirtió los últimos 2 millones de dólares en saldar sus deudas y en gastos innecesarios y, finalmente acabó condenado a dos años de prisión por disparar a un hombre que le reclamaba una deuda por la reparación de su coche. Tras cumplir la condena, vivió con una pensión de 450 dólares al mes. Seis de sus siete matrimonios de William Bud Post acabaron en divorcio y aún sobreviven su sexta mujer y nueve hijos del segundo matrimonio.

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