En España, todavía el 27% de las muertes se deben a enfermedades del sistema circulatorio, tal y como se muestra en las cifras de defunciones del Instituto Nacional de Estadística (INE). El trabajo del INE recoge un total de 13.069 muertes por infarto agudo de miocardio en 2023, siendo 8.221 casos hombres y 4.848 mujeres. Aunque las cardiopatías parecen afectar más a ellos que a ellas, la Fundación Española del Corazón revela que las mujeres tienen un 50% de probabilidad de morir tras sufrir un infarto, estadística que se reduce al 30% entre los varones.
Este descuadre de las cifras se debe en parte al desconocimiento de los síntomas del infarto agudo de miocardio en mujeres, que se presenta de forma diferente que en los hombres. Un ataque al corazón se produce debido a la falta de riego sanguíneo de una zona del músculo cardiaco (miocardio) a causa de la obstrucción de una de las arterias coronarias. Esta falta de riego provoca angina de pecho y, de no abrirse la arteria, ocasiona la muerte del tejido cardiaco.
De forma clásica, un infarto se presenta con dolor opresivo en el centro del pecho o en el estómago, que puede irradiarse al brazo izquierdo o a ambos brazos, el cuello, la mandíbula y/o la espalda. Suele ir acompañado, además, de sudoración, náuseas y dificultad respiratoria.
El infarto en mujeres
Entre las mujeres, sin embargo, hay diferencias sustanciales en los síntomas, lo que dificulta el diagnóstico. En general, suelen presentar fatiga inusual, dificultad respiratoria, sudor frío o dolor epigástrico. Los días previos pueden sufrir insomnio, ansiedad o debilidad. Pero en ellas, el dolor torácico es menos específico.
Esta diferencia de síntomas hace que un 52% de las pacientes con un infarto fallezcan antes de llegar al hospital, pero no es el único: las mujeres tienden a desarrollar enfermedades coronarias aproximadamente 10 años más tarde que los hombres, según la Fundación Española del Corazón, lo que hace que lleguen con mayores comorbilidades.
Hasta la menopausia, ellas están parcialmente protegidas debido a los estrógenos fisiológicos, hormonas responsables del desarrollo femenino que contribuyen al mantenimiento de la salud cardiovascular. Con la edad, los niveles de colesterol y la tensión arterial tienden a alterarse, lo que aumenta el riesgo de sufrir una enfermedad coronaria y, por tanto, de un infarto. Otros factores que predisponen a un ataque al corazón son el tabaquismo, la obesidad, la falta de actividad física y la toma de anticonceptivos orales.
Además de los síntomas y la mayor edad, las mujeres suelen consultar con mayor retraso sus síntomas, reciben tratamientos menos agresivos que los hombres y, durante la hospitalización, tienden a presentar mayores complicaciones como insuficiencia cardíaca, ictus o necesidad de transfusiones.
Ante la aparición de los síntomas mencionados, los expertos aconsejan contactar con los servicios de emergencia. El tiempo se vuelve un factor vital y cuanto más rápida sea la actuación, menos probabilidades habrá de sufrir secuelas.