El economista Gonzalo Bernardos tiene tres certezas sobre 2025: “Que la gente se seguirá muriendo, que seguiremos pagando impuestos y que el alquiler seguirá subiendo, y el responsable es el Gobierno”. En una larga entrevista en el canal Monopoly Inmobiliario en Youtube, se atreve con otro pronóstico: “No habrá burbuja”. Él apuesta por un boom inmobiliario, por una situación extraordinaria por la que habrá más de 800.000 compraventas.
Claro que, como también indican otros economistas, como Sergio Gutiérrez, cofundador de Excellence Real Estate Circle, “miles de personas no son capaces ni de comprar ni de alquilar”, apuntando a “una crisis inmobiliaria”. Y ambas ideas con compatibles una vez quien está accediendo con facilidad es quien no necesita, en la mayor parte de los casos para especular, llegando a pagar ‘a tocateja’, sin necesidad de hipoteca, en más de la mitad de los casos. Los inversores extranjeros y los fondos de inversión han intensificado su presencia en el mercado.
“Para todos los que estén en el mercado inmobiliario -afirma Bernardos-, en el mercado hipotecario, va a ser un grandísimo festival, y al Gobierno se le van a poner los pelos de punta, porque si hasta ahora es un grandísimo problema el acceso a una vivienda de alquiler, en 2025 todo el mundo le va a decir ‘qué haces que también se está poniendo muy cara la vivienda de propiedad’. Pero ojo -matiza-, que el esfuerzo no subirá, porque aunque suban los precios, bajarán los tipos y aumentará el número de años en el préstamo, por lo que el esfuerzo incluso puede ser inferior el de 2025 respecto al de 2024″.
“Nadie plantea el alquiler para toda la vida”
Bernardos señala al Gobierno, “gran colaborador” a su juicio de que el mercado del alquiler “se haya deshecho”: “El PSOE ha adoptado la política de Sumar, que es populista, de ‘vamos a engañar a la población y decirle que va a tener una vivienda donde quiera por 600 euros porque el control de precios es mágico, y vamos a hacer una medida que nos va a reportar muchos votos: que cuando alguien se declare vulnerable, no lo puedes desahuciar’”. Con esto, continúa el economista, “el propietario tiene pánico y lo que hace es no poner más viviendas en alquiler. Y al no ponerlas, los inquilinos empiezan a tener también pánico y no se va antes de que finalice el contrato”.
“Entonces -sigue exponiendo Bernardos-, la oferta baja porque baja la rotación de viviendas. Si antes, en 2019, uno estaba 2,3 años en una vivienda, ahora agota prácticamente los cinco. Solo con esto, la oferta nueva se te ha ido a la mitad. Si además los propietarios se pasan a arrendamiento de temporada o dejan de poner viviendas en el mercado por la inseguridad jurídica, estamos ante el mayor desnivel de la demanda respecto a la oferta. Hay un exceso de demanda bestial porque la oferta ni mucho menos está al nivel pretendido. Entonces, esto hace que en las 52 capitales de provincia tengamos en este momento máximo histórico del importe del alquiler”.
La situación es muy complicada, ya que “nadie se plantea el alquiler como una opción para toda la vida”, dice Bernardos. Al mismo tiempo, en provincias como Baleares, los compradores deben destinar el 67% de sus ingresos para adquirir una vivienda, seguida por Málaga (57%) y Cádiz (43%). En ciudades como San Sebastián, el precio por metro cuadrado alcanza los 4.412 euros, el más alto del país, mientras que en Madrid supera los 4.000 euros, consolidando un mercado cada vez más inaccesible para la población local. La única certeza para todos los economistas es que los precios no van a pinchar.