“Cuidadito con la tarjeta de Alcampo o Leroy Merlín, que también es la de Simply y la de Decathlon”, advierte, directo al grano, Sergio Nogués (@sergio_nogues), un abogado que además publica consejos legales y sobre trámites a través de su perfil de TikTok, en el que cuenta con más de 130 mil seguidores.
Y sigue adelante, entonces, explicando el motivo por el que recomienda tan encarecidamente ser precavido con (o, directamente, evitar) ese tipo de tarjetas: “Porque la financiera que está detrás de esa tarjeta, la que financia y crea la tarjeta, está ampliando capital: 21% más de capital, 11 millones de euros“, explica, y continúa añadiendo que esto “(supone) una comercialización todavía más agresiva, tratar de llegar a muchos más consumidores, y colocarles precisamente estas tarjetas”. Y es que, aparentemente, hay letra pequeña, según añade, porque “en muchos casos en los juzgados se están declarando ilegales”.
Intereses que generan intereses que generan intereses
Supuestamente, según informa el abogado, esto se debe a que tienen “intereses muy altos” y a que las compañías que la emiten no dan la información suficiente a los usuarios que las contratan: “Suficiente o ninguna, porque en algunos casos no dan ninguna información”. Además, “esas tarjetas son revolving“. Pero, ¿qué significa esto?
“Te prestan un dinero”, explica el abogado, “ese dinero genera intereses, y además te colocan gastos, y te colocan comisiones”, pero no se queda ahí, además, sino que “las comisiones generan a su vez intereses (...) y los propios gastos también generan intereses, es un ‘revolving’, un no parar”. Un círculo infinito que atrapa desde la primera vez que se utiliza la tarjeta, porque, según añade, por dejarlo claro, “está generando intereses, y los intereses generan más intereses, y esos intereses luego otra vez nuevamente intereses”.
Al final, “estás atrapado”, asegura el abogado, “y eso es lo que están diciendo muchas veces los juzgados”. Según Sergio, lo mejor que se puede hacer en caso de tener una de estas tarjetas es deshacerse de ella, trámite con el que promete ayudar gratuitamente, tanto para eliminarla como para recuperar “la deuda que tengas, recuperar lo que hayas pagado de intereses, de gastos, y de comisiones, que es mucho, sobre todo si la tarjeta tiene algunos años”.
Además, aconseja que, en cualquier caso, uno no debe dejarlo pasar, “porque ellos están empezando a atacar”, añadiendo que ha tenido éxito en el 99% de los casos de este tipo que ha tratado.
Acaba advirtiendo en contra de Oney, la financiera que lleva ese tipo de tarjeta, porque “tiene comisiones, tiene gastos, tiene intereses que se están declarando en muchos casos en los juzgados abusivos e ilegales, y fíjate”, añade, haciendo referencia al aumento de capital de la compañía, “están creciendo. Prepárate”.
Lo cierto es que, de ser verdad, podría significar que, sin saberlo, se les esté retirando tanto la alfombra como el suelo, directamente de debajo de los pies, a todas aquellas personas que, inocentemente, hayan contratado alguna de estas tarjetas financiadas por Oney, o más que por Oney, por ellos mismos y a través de todos esos cobros extra.