Aunque ganar la lotería es uno de los sueños más recurrentes para la mayoría de personas, pues supone despreocuparse en gran medida de los ingresos y los gastos, también puede convertirse en una pesadilla si no se cuenta con un asesoramiento financiero adecuado o con la madurez suficiente para hacer frente a tal cambio de vida. Encontrarse de la noche a la mañana con varios millones de euros en la cuenta del banco es una gran responsabilidad y, si el dinero no se maneja correctamente, en cuestión de unos pocos años puede llevar a la quiebra al ganador de la lotería.
Callie Rogers ostenta desde hace más de dos décadas el título de la persona más joven que ha ganado el premio mayor de la lotería de Gran Bretaña: el 28 de junio de 2003, cuando acaba de cumplir los 16 años, pasó de cobrar únicamente 3,6 libras la hora como dependienta de una tienda a ser millonaria. En cuestión de segundos se encontró con 1.875 millones de libras en el banco, una cantidad de dinero que resulta excesiva para una persona de tan corta edad.
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Aunque a la joven se le ofreció asesoramiento financiero, no quiso escuchar las recomendaciones: “Tienes solo 16 años y tienes toda esa responsabilidad. A esa edad puedes recibir los mejores consejos, pero no estás en condiciones de escucharlos”, admitió Callie, que en la actualidad tiene 37 años. En los siguientes años, la británica hizo grandes desembolsos de dinero: casas para ella y sus familiares, viajes, ropa de marca, tatuajes, fiestas, coches de lujo, tres operaciones de pecho por valor de 18.000 libras y grandes cantidades de cocaína, lo que le generó una gran adicción.
El resultado fue un duro golpe para Callie Rogers: el dinero que había conseguido se evaporó en poco tiempo, por lo que tuvo que cambiar por completo de hábitos y de vida.
Millonaria a una edad muy temprana
Además de sus gastos desmedidos e innecesarios, Callie Rogers explica que otra de las causas de haberse quedado en quiebra fue su buena voluntad con familiares y amigos: “La gente me pedía dinero para comprar coches nuevos y yo les ayudaba. Era un gesto amable. Le daba dinero a parientes lejanos y amigos de amigos. Nunca lo recuperé. Ahora me doy cuenta de cómo eran. Me explotaron a mi edad. Tuve muchas relaciones falsas”, explica la joven.
A día de hoy, Callie todavía convive con los problemas de confianza y autoestima que esos episodios le generaron: “Todavía sufro abusos por ser quien soy”, afirmó en 2019 al diario Mirror. Esos “falsos amigos” aún le deben al menos 200.000 libras.
Callie Rogers se convirtió en millonaria a una edad demasiado temprana, lo que provocó que todavía no fuese del todo consciente de lo que implicaba tener tanto dinero. No quiso ser asesorada y percibía que el dinero que había conseguido era infinito, lo que le llevó a no contar con un plan financiero responsable y a declararse en bancarrota a los pocos años. En la actualidad, es madre de cinco hijos, uno de ellos con parálisis cerebral, por lo que Callie aseguró en una entrevista que su “mayor arrepentimiento es que el dinero no esté aquí para Blake”: “Si tuviera ese dinero, le regalaría la sala sensorial más grande que pudiera comprar”.
La situación que la joven vivió con solo 16 años le ha llevado a pedir al gobierno de su país que aumente el límite de edad para comprar boletos de lotería. Ella es solo un ejemplo de la responsabilidad que conlleva ganar tal cantidad de dinero a tan corta edad: otras personas de Gran Bretaña, como Michael Carroll o Jane Park, también obtuvieron el premio mayor siendo muy jóvenes, lo que les llevó a no planificar correctamente su dinero. En una entrevista de 2023, Jane Park, que consiguió un millón de libras a la edad de 17 años, fue clara con respecto a la madurez que conlleva este cambio de vida: “No se lo deseo a nadie, a los 17 años ni siquiera eres un adulto de verdad, yo también era una jovencita ingenua de 17 años”.