El uso del efectivo ha disminuido en los últimos años. Fenómenos como la despoblación rural o la digitalización han hecho que las compras online o el uso de medios de pago digitales hayan ganado peso en la población española, especialmente después de la pandemia del coronavirus.
A pesar de este crecimiento, el efectivo continúa siendo el medio principal y más utilizado diariamente por los consumidores españoles (98%), frente al uso diario de las tarjetas, que son el segundo medio de mago más común (88%) o los dispositivos móviles (36%), que siguen en aumento, según ha indicado el Banco de España.
Entre los motivos de seguir utilizando el efectivo, la comodidad (29%) se sitúa como la principal razón, seguida de la costumbre (27%) o el control de los gastos personales y familiares (16%). Por otro lado, el principal motivo del uso de las tarjetas también es la comodidad (69%), aunque la rapidez también destaca frente al uso de efectivo (13%). Por último, el auge de los teléfonos móviles iguala a las tarjetas con respecto a la comodidad (68%), y destaca en rapidez (22%), aunque no todos los ciudadanos estén acostumbrados a pagar con ellos (3%).
¿Cuál es el billete que más se estropea?
Las ventajas de usar el efectivo son claras: la protección ante los fallos electrónicos o fraudes, la privacidad que ofrece y un mejor control de los gastos. La media española en cuanto a la cantidad de dinero en efectivo que se suele llevar en los bolsillos es de 46 euros.
No obstante, hay que tener en cuenta que el dinero físico puede acusar el paso del tiempo, además de poder tener imitaciones de alta calidad que pueden hacernos pensar que son verdaderos, especialmente en los billetes.
Los comercios son más precavidos a la hora de identificar falsificaciones con respecto a los consumidores. Más de la mitad de los ciudadanos nunca comprueba la autenticidad de los billetes, mientras que para el sector de la hostelería es una práctica habitual.
El billete de 5 euros es el que más deterioro y desgaste ha sufrido a lo largo de 2024. El 37% de la población ha identificado algún desperfecto, mientras que el 53% de los comercios han reconocido daños en estos billetes. Sin embargo, la ciudadanía admite que no ha percibido una menor calidad en su conservación (56%).
Requisitos para no rechazar su cambio
Si bien el Banco de España se encarga de mantener la calidad de todos sus billetes, aquellos ciudadanos que presenten uno en malas condiciones pueden canjearlo ante cualquier sucursal. Eso sí, es necesario que dicho billete cumpla una serie de condiciones.
Generalmente, el canje tendrá lugar siempre que se presente más de la mitad de la superficie del billete o cuando se pueda demostrar que la parte que falta se ha destruido. Es decir, los billetes manchados, sucios, con inscripciones o rotos, una vez reconocidos, podrán ser intercambiados por otros nuevos de similar valor, o abonar la cantidad correspondiente en la cuenta bancaria que señale el presentador. Sin embargo, esta norma no se aplica a ciertos tipos de billetes deteriorados:
- Billetes dañados intencionadamente: si se detecta intención a la hora de estropear un billete, se denegará su cambio y se retendrán en el Banco de España a fin de evitar su circulación.
- Billetes manchados de tinta por la activación de dispositivos antirrobo: algunos sistemas que custodian los billetes tienen dispositivos cargados de tinta para la mayor seguridad que, en caso de activarse, deterioran e inutilizan los billetes. Su cambio solo podrá solicitarlo el propietario que haya sido víctima del intento de robo.
- Billetes contaminados: si se tiene constancia de que los billetes suponen un riesgo para la salud, el Banco de España podrá exigir una evaluación de seguridad e higiene.
- Billetes con defecto de fabricación: aunque son varios los controles de calidad que hay en la fase de producción de los billetes, si uno presenta un defecto de fábrica debe canjearse en el acto.