El desahucio por impago de alquiler es una práctica legal mediante el que el propietario recupera la posesión de una propiedad que tenía arrendada, debido al incumplimiento del pago de este por parte del arrendatario. Sin embargo, en España el impago ocasional del alquiler no es motivo de desahucio, según una sentencia del Tribunal Supremo. Algo similar ocurre en Francia.
En la comuna francesa de Montigny-en-Gohelle, en Pas-de-Calais, la casa de Sandrine Lemaire y su familia se ha convertido en un foco de una disputa judicial entre los alquilados y la propietera. Desde el pasado mes de diciembre, Sandrine, su marido y sus dos hijos han vivido sin puertas ni ventanas en su casa, soportando temperaturas que alcanzan los -4ºC por las mañanas. El propietario retiró estás alegando la falta de pago del alquiler y la necesidad de reemplazarlas por unas nuevas, pero nunca las reemplazó. Hasta ahora, que la Justicia ha tenido que intervenir.
“Cuando me despierto a primera hora de la mañana, me pongo el albornoz y luego un abrigo encima. Eso es automático, sin él no es posible”, relató Sandrine en un reportaje del canal de televisión francés TF1. Las ventanas han sido reemplazadas por cartones y láminas de metal, mientras que la puerta de entrada ha desaparecido. Para evitar robos, la familia ha tenido que improvisar, como atornillar cada noche una persiana, ya que la puerta de entrada ha desaparecido.
Casi un mes sin puertas ni ventanas
El conflicto comenzó el 20 de diciembre, cuando el propietario envió a unos trabajadores a retirar las puertas y ventanas bajo el pretexto de que iban a instalar unas nuevas. Sin embargo, nunca llegaron a cambiarlas, sino que les dejaron sin ellas. Ante esta situación, Sandrine presentó una denuncia y llevó el caso a los tribunales. La justicia ha condenado al propietario a reinstalar el material original, señalando que no puede tomarse la justicia por su mano, como ha informado TF1.
La familia, que pasó las fiestas navideñas en estas condiciones, vive ahora en una incertidumbre constante. “Quiero saber cuándo vendrán y quién va a entrar a mi casa”, insistió Sandrine. Mientras tanto, las tensiones entre ambas partes persisten. El abogado del propietario, Emmanuel Riglaire, argumentó que existía un acuerdo verbal para que Sandrine asumiera el costo de las nuevas puertas y ventanas, algo que ella niega. “Vamos a ir a poner el equipo lo más rápido posible. Esta señora no tendrá equipo nuevo. Recibirá el material desmontado, que volveremos a montar. Y de hecho, también tengo la tarea de ordenarle que pague”, aseguró Riglaire al medio, quien también subrayó su intención de demandar el pago de los alquileres atrasados.
Por el momento, la familia ha recibido la oferta de mudarse a otro apartamento en una localidad más distante, pero esta alternativa no les resulta viable y la han rechazado. La mujer declaró al medio que quería marcharse de allí lo antes posible.