En el corazón de San Miguel de Aras, una pintoresca localidad situada en el noreste de Cantabria, se encuentra una casona histórica que combina siglos de historia con comodidades de lo más modernas. Este inmueble, construido en el siglo XVI, destaca no solo por su antigüedad, sino también por su conexión con uno de los arquitectos más relevantes de la historia de España: Juan de Herrera, el creador del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Actualmente la propiedad está en el mercado por un precio de 1,75 millones de euros.
Como ha publicado el portal inmobiliario Idealista, la finca fue edificada sobre terrenos que el rey Felipe II otorgó a Juan de Herrera como compensación por culminar la construcción del monasterio, una obra monumental que había iniciado el arquitecto Juan Bautista, quien falleció antes de poder concluirla. Este vínculo histórico convierte a la casona en un testimonio tangible de la época renacentista y del legado arquitectónico español.
La ubicación de la propiedad también es privilegiada. San Miguel de Aras se encuentra cerca de las famosas Cuevas de Altamira, un sitio declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, lo que añade un atractivo cultural y turístico a la zona.
Un terreno rodeado de naturaleza
La propiedad se extiende sobre una superficie total de 2,5 hectáreas, ofreciendo un entorno rodeado de vegetación autóctona. Entre los elementos naturales que destacan en la finca se encuentran castaños, cerezos, robles y encinas, además de una plantación de más de 200 nogales.
Además, el terreno no solo alberga la casona principal, sino también dos edificios adicionales y unas antiguas cocheras distribuidas en dos plantas.
Rehabilitación moderna que respeta la esencia histórica
Aunque la casona data del siglo XVI, ha sido adaptada a las necesidades contemporáneas gracias a una remodelación llevada a cabo en 1988 por el arquitecto José Luis Uriarte. Según publicó Idealista, esta intervención permitió conservar la esencia y el estilo original de la vivienda, mientras se modernizaban sus instalaciones para garantizar funcionalidad y confort.
Al entrar, los visitantes son recibidos por un zaguán que conecta con las diferentes áreas de la vivienda. En la planta baja, se encuentran una biblioteca, una cocina con un amplio comedor y un dormitorio doble con baño en suite. En el nivel superior, la distribución incluye una sala de estar con chimenea y un salón principal decorado con elementos que evocan la época de su construcción, además de cuatro dormitorios, todos con baño privado.
En la parte más alta de la vivienda -en el desván-, hay otro dormitorio algo más pequeño, también con su propio baño; mientras que en el sótano se observa una zona de lavado y plancha, una despensa, el cuarto de la caldera y un pequeño dormitorio individual, también con baño. En el exterior se aprecia un espacio de hamacas y otro para comer, en los que disfrutar de la vegetación de la zona los días de sol y de buena temperatura.
La casona, que actualmente funciona como un hotel rural, ofrece un sinfín de posibilidades para quienes deseen adquirirla. Su historia, su ubicación estratégica y su entorno natural la convierten en una opción ideal tanto para proyectos turísticos como para quienes buscan una residencia privada con un carácter único.