La luz al final del túnel es la jubilación. O, por lo menos, lo es cuando la pensión y los ahorros alcanzan no solo para mantenerse a flote, sino para permitir poder darse los caprichos de los que se ha prescindido, posiblemente, toda la vida. O, del mismo modo, sería ideal si no se retrasase cada vez más la edad de jubilación, ya que para poder disfrutar plenamente de esas largas vacaciones es importante conservar aún cierto nivel de autonomía y facultades físicas.
Lo que está claro es que, cuanto más poder adquisitivo se tenga cuando llega el momento de dejar de trabajar, más se podrá hacer y, potencialmente, más se disfrutará del descanso merecido. Es por esto que, en muchas ocasiones, los jubilados deciden emigrar a algún país donde el coste de la vida sea más bajo, para poder exprimir al máximo la economía limitada.
Andrew Taylor, el jubilado estadounidense que vive en Malasia
Esto mismo hizo Andrew Taylor, un estadounidense que, tras jubilarse a los 60 años, se mudó a Malasia. Según ha informado el medio italiano Il Matino, Andrew tuvo la suerte de encontrar un apartamento de dos habitaciones (en el piso 22 de un rascacielos), con unas vistas fantásticas y por el módico precio de unos 600 euros al mes. De acuerdo con CNN, el cheque medio de pensión de jubilado para los ciudadanos estadounidense es de alrededor de 1.915 dólares americanos, unos 1850 euros, lo que significa que, una vez pagado el alquiler, Andrew tiene casi 1.300 euros para vivir.
Según confesó al medio estadounidense Business Insider, su decisión se habría visto motivada por el precio de la vida en su país, ya que su pensión, si bien en estándares españoles, puede ser bastante alta, en los EEUU da para bien poco. “Me di cuenta de que no podría quedarme allí y, en ese caso, probablemente tendría que seguir trabajando hasta los 80 años” para ganar suficiente dinero y permitirse algún capricho.
Según confesó, la idea de mudarse a Malasia en particular surgió por la recomendación de un conocido suyo que vivía en Penang. Así, descubrió Malasia Mi Segundo Hogar, un programa introducido en 2002 por el gobierno local que permite a los extranjeros obtener un visado de residencia invirtiendo en el país.
Aunque siempre ha habido letra pequeña (ya que era necesario tener cierto nivel de poder adquisitivo, además de certificados médicos y de antecedentes), recientemente las condiciones se volvieron más severas. Desde este año 2025, existen tres categorías en el marco de este visado: Platino, Oro, y Plata, dependientes de los ahorros de los solicitantes, que deberán oscilar, en cualquier caso, entre 150.000 dólares americanos, y 1 millón de dólares americanos en el banco, además de adquirir una propiedad en el país. Dependiendo de esto, la validez de la visa que se recibirá varía entre los 5 y los 20 años de permiso de residencia.
Hace ya diez años que Andrew se mudó a Malasia. Pasó los siete primeros en Penang, como su conocido; y los tres últimos, en la capital del país, Kuala Lumpur. Aunque se ha mudado en varias ocasiones, desde hace unos cinco meses vive en ese piso 22 de un rascacielos de la capital, disfrutando de su jubilación con vistas desde las alturas.