Con resaca emocional de los días de Nochebuena y Navidad, ya es momento de ir preparando los detalles para la cena de Nochevieja. Así, es previsible que este sea un encuentro mucho más apresurado que el de la noche del 24, ya que hay un límite horario que respetar: el de las 12 de la noche. Será entonces cuando suenen las 12 campanadas y todo vuelva a empezar.
Pero antes de esto hay que asegurarse una buena entrada al 2025 tomándose 12 uvas al compás de cada campanada, una por cada mes del año. Se trata de una costumbre profundamente arraigada en España desde hace más de un siglo.
Nadie quiere tentar a la suerte. Por ello, cada invitado de la cena de Nochevieja tendrá sus doce uvas. Sin embargo, como el tiempo para tomarlas es muy limitado, hay quienes prefieren pelarlas y quitarles la semilla para evitar posibles riesgos. A continuación te explicamos cuál es la mejor forma de hacerlo.
Por qué pelar y despepitar las uvas
Aunque muchas personas optan por consumir las uvas enteras, en determinadas circunstancias es necesario pelarlas y quitarles las pepitas. Esta práctica resulta especialmente útil en el ámbito culinario, donde la preparación de recetas como pasteles o ensaladas requiere uvas peladas para lograr una textura más suave y agradable al paladar.
También es común retirar la piel y las semillas cuando el consumo está destinado a niños o personas mayores, ya que evita posibles molestias o dificultades para comer. Además, en la gastronomía de alto nivel, las uvas peladas se valoran por su aporte estético.
Cómo pelar y quitar las pepitas de las uvas
Pelar y quitar las uvas puede convertirse en todo un engorro. Sin embargo, este método rápido y sencillo te ayudará a disfrutar de las uvas sin complicaciones:
- Para empezar, prepara las uvas: Para ello, lava las uvas bajo agua fría para eliminar cualquier suciedad o residuos. Ahora bien, asegúrate de utilizar uvas firmes, ya que son más fáciles de manejar.
- Una vez lavadas, haz un corte superficial: Así, con un cuchillo pequeño y afilado, realiza un corte en forma de cruz en la parte superior de la uva. Este paso facilitará la separación de la piel sin dañarla.
- Con los cortes ya hechos, escalda las uvas: Hierve agua en una olla y sumerge las uvas durante 5-10 segundos. Este proceso afloja la piel, permitiendo retirarla fácilmente.
- Cuando las saques del agua enfríalas rápidamente: retira las uvas del agua caliente y colócalas inmediatamente en un recipiente con agua helada. Esto detiene la cocción y conserva la textura firme de la fruta.
- Cuando hayas acabado este proceso, retira la piel: con los dedos, desliza suavemente la piel hacia abajo. La cáscara se desprenderá sin esfuerzo, dejando la pulpa intacta.
- Por último, quita las pepitas: En este punto, ayúdate de un palillo o de una pinza pequeña, extrae las pepitas a través del corte en la parte superior. Este método evita dañar la forma de la uva.
Al acabar, no tires ni la piel ni las semillas de las uvas, ya que son una fuente de nutrientes. La piel puede utilizarse para preparar mermeladas o añadir a batidos, mientras que las pepitas pueden servir para infusiones o compostaje.