Es una historia digna de cuentos navideños. El fin de semana del 8 de diciembre, una jubilada perdió la cartera que contenía su pensión mientras estaba realizando unas compras. Afortunadamente, gracias a la honestidad y solidaridad de un cliente, la mujer pudo recuperar la gran suma de efectivo que había retirado.
Los hechos ocurrieron en Ariège, en la ciudad de Bélesta (Francia), situada en los Pirineos Orientales, con alrededor de 1.000 habitantes. Un residente local de 61 años también había salido a hacer las compras matutinas a su supermercado habitual cuando se encontró la cartera, según ha informado el diario francés Midi Libre.
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“Salgo de la tienda, apenas doy dos pasos y veo un objeto en el suelo que me llama la atención”, ha explicado el sexagenario. Al agacharse para recogerlo, descubre que se trata de un bolso marrón.
Como buen samaritano, el hombre no decide quedarse con lo que hay en su interior, sino que regresa a la línea de cajas: “Había una cajera, le pregunté si podía llamar al gerente para que viera lo que me he encontrado”, ha relatado el hombre. Juntos, abrieron la cartera para poder identificar a su dueño, pero para su sorpresa, lo que descubrieron fue una gran suma de dinero en efectivo, varios papeles personales y una tarjeta de identificación.
Gracias a ella, el gerente pudo encontrar rápidamente los datos de contacto de la clienta y llamar a la jubilada, que ya se encontraba en busca de su desaparecida cartera.
Espíritu navideño
Cuando la dueña regresó a la tienda, ha explicado conmovida que acaba de retirar íntegramente su pensión de jubilación de este mes, lo que representaba su salvamento para los próximos 30 días. “Simplemente, me dije lo que me hubiera gustado haber hecho si alguna vez estuviera en su lugar”, ha reconocido el hombre.
La pérdida de este dinero hubiera supuesto consecuencias dramáticas para la subsistencia de la mujer, especialmente ahora en unas fechas cercanas a las vacaciones de fin de año.
Al día siguiente, el hombre volvió al supermercado para realizar sus compras. La sorpresa fue que el gerente le tenía una pequeña bonificación de parte de la jubilada, que habría insistido en darle la recompensa, incluso disculpándose por no poder dar más, según ha comentado la revista Social Mag.
Esta hermosa anécdota muestra perfectamente el espíritu navideño de un pequeño pueblo de los Pirineos, donde prima la ayuda mutua sobre el individualismo, las pequeñas acciones solidarias y la generosidad.
Este pequeño milagro navideño en Bélesta ha ilustrado que la magia de las fiestas no reside solo en los regalos o las decoraciones, sino sobre todo en las acciones amables que podemos realizar los unos con los otros.
Dinero en efectivo
Esta historia pone de nuevo el foco en la vulnerabilidad de ciertos jubilados que, por costumbre o desconfianza hacia los trámites electrónicos, todavía prefieren manejar su dinero en efectivo.
Las ventajas de llevar el dinero en la mano son el mayor control que se tiene sobre los gastos, además de no tener que pagar las comisiones bancarias en algunos pagos. Otra ventaja puede ser la mayor sensación de seguridad, al estar libres de las estafas electrónicas o ciberdelincuentes.
Sin embargo, el mayor inconveniente de tener el dinero en efectivo es que las probabilidades de pederlo crecen, ya sea con una pérdida, olvido o robo. Además, algunas tiendas pueden no disponer de dinero suficiente para realizar cambios, además de la imposibilidad de comprar a través de páginas web.