“Todo es maleable, lo importante es mantenerse abierto y atento”, aseguró Jack O’Connell en una charla con Interview, reflejando su concepto hacia la interpretación y su actitud frente al arte de actuar. Su participación en la exitosa película de Sinners representa un nuevo capítulo para su legado artístico.
Desde sus inicios como un joven rebelde en la televisión británica hasta su consolidación en el cine internacional, el actor recorrió un camino fascinante, construido por experiencias personales y un compromiso inquebrantable hacia sus personajes.

Inicios actorales de Jack O’Connell
El intérprete de 34 años irrumpió en el mundo del cine con su participación en This Is England, un filme aclamado por la crítica bajo la dirección de Shane Meadows. Su talento emergente atrajo la atención de la audiencia, pero fue su papel icónico como James Cook en la serie Skins el que lo catapultó al estrellato, estableciéndose como el “chico malo” de una generación.
Sin embargo, su exploración en el arte no se limitó a la actuación. O’Connell dio un paso detrás de cámaras dirigiendo un provocativo video musical para Paul Weller, un pilar de la música británica, dejando entrever su inquietud creativa en el ámbito audiovisual.
Experiencia y detalles sobre “Sinners”
La trayectoria del artista británico lo condujo a cruzar el Atlántico, desembarcando en Nueva Orleans para protagonizar Sinners, un éxito de taquilla liderado por el renombrado director Ryan Coogler. “Fue una de mis experiencias favoritas hasta la fecha”, confesó O’Connell, quien no escatimó esfuerzos para sumergirse en el complejo papel de Remmick.
En este sentido, compartió su meticuloso acercamiento hacia los dialectos y el ambiente sureño. “Necesitaba empezar a sonar como si viniera de Carolina del Norte”, subrayó, siendo aquella una muestra de su compromiso con la genuinidad.
Para O’Connell, la interpretación de Remmick tuvo resonancias personales. La narrativa del guion incluía referencias a danzas irlandesas, una habilidad que el actor había cultivado en su infancia, aunque pocas personas lo sabían. A propósito de esto, expresó: “Cuando leí el guion, pensé ‘este papel está escrito para mí’”, revelando cómo la fusión del guion con su propio pasado enriqueció la interpretación.

Proceso de preparación para sus papeles
La preparación para un personaje es un proceso que Jack O’Connell toma con suma seriedad, empezando desde la noticia de su contratación. “Me gusta traer a un coach de dialecto desde el principio”, comentó, enfatizando la importancia de los detalles lingüísticos y culturales para construir un personaje sólido.
A través de su compromiso no se limita al pre-rodaje, ya que sigue adaptándose sobre la marcha, un método que describe como “maleable”. La habilidad para ajustar y perfeccionar su actuación de acuerdo con la visión del director es un pilar esencial de su artesanía.
Colaboración profesional y dinámica en el set
El trabajo colaborativo con directores es otra dimensión crítica de la actuación para el actor. Reconoce que las diferencias creativas no son raras en el set de filmación, pero opta por verlas como oportunidades de compromiso. “El mejor truco es decir ‘sí’ a su manera y luego hacer la propia”, explicó con humor, compartiendo su filosofía de trabajo en situaciones donde las visiones artísticas pueden divergir.
Bajo la dirección de Coogler en Sinners, describió una experiencia increíblemente enérgica. Es por ello que reveló: “Ryan dirige desde el frente, siempre está presente”. De esta manera reflejó el ejemplo del director como un líder participativo y visionario.
Reflexiones y los procesos actorales
A lo largo de los años, el intérprete británico creció tanto en confianza como en habilidad, una evolución que atribuye a sus experiencias en producciones exigentes, como el rodaje en el Círculo Ártico para The North Water. “No puedes comprar la experiencia”, reflexionó sobre el valor del conocimiento adquirido a través del trabajo continuo.

Respecto a verse en pantalla, O’Connell tiene una relación ambivalente. “Me gusta estar en un teatro y solo”, explicó, admitiendo que la visualización de su trabajo completado no siempre resulta cómodo.
Trabajo detrás de cámaras
La incursión de O’Connell en la dirección con el video musical de Paul Weller fue una revelación personal, y recordó: “Fue un total deleite”. Ese proceso se presentó como una oportunidad para ejercitar una parte distinta de su creatividad.
Su experiencia detrás de la cámara no solo mostró un nuevo aspecto de su talento, sino que también lo posicionó como un creativo versátil interesado en futuras oportunidades para la dirección cinematográfica.

El polivalente artista supo esculpir su carrera a través de decisiones audaces y una curiosidad insaciable por el arte de la actuación y producción visual. Con cada papel que interpreta y cada proyecto que emprende, Jack O’Connell continúa atrapando y fascinando al público, reafirmando su lugar como un actor sumamente comprometido.
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