Robert Pattinson y su crisis nerviosa en el rodaje de “Matate, amor”

Robert Pattinson construyó una carrera basada en la elección de proyectos audaces y en la reinvención constante de su imagen como actor. Sin embargo, en el rodaje de Matate, amor, su nuevo proyecto junto a Jennifer Lawrence, enfrentó un desafío inesperado que casi lo llevó a sufrir un ataque de nervios: una escena de baile improvisado.

En una entrevista con GQ, el actor británico reveló que ese momento, aparentemente inofensivo en comparación con las intensas secuencias de acción o las complejas interpretaciones dramáticas a las que está acostumbrado, lo puso en una situación límite.

“Hice esta película con Lynne Ramsay (la directora) y ella es una muy buena bailarina. Jennifer Lawrence también lo es. Lo encuentran tan fácil. Dicen: ‘Baila, es solo música, solo baila’”, explicó.

Pattinson, sin embargo, no comparte esa naturalidad ante la danza espontánea. “Pensé: ‘Me dará un ataque de nervios cuando eso suceda’”, confesó. Su propuesta para solucionar el problema fue coreografiar la secuencia o eliminarla en la edición, pero la directora insistió en que debía simplemente dejarse llevar por la música. “No, baila, deja de hacer tonterías”, le respondieron en el set, informó Vanity Fair.

De hecho, en el día del rodaje, su ansiedad se manifestó de forma física: “Estaba sudando tanto que el interior de mis pantalones estaba empapado”.

Matate, amor es un proyecto que combina elementos del drama psicológico y la comedia de terror, un género que no es ajeno a la filmografía de Lynne Ramsay.

La película está basada en la novela homónima de Ariana Harwicz, que aborda temas como la depresión posparto y el trastorno bipolar. En declaraciones recogidas por Variety, Ramsay explicó que el film será una adaptación con un tono inusual. “A mí me parece divertida… Pero soy de Glasgow, así que tengo un sentido del humor muy oscuro”, afirmó.

La historia sigue a un matrimonio que entra en crisis tras una infidelidad, explorando la complejidad de las relaciones humanas desde una perspectiva perturbadora y a la vez irónica. La película cuenta con la participación de Martin Scorsese y Jennifer Lawrence en la producción ejecutiva, lo que subraya el alto perfil del proyecto.

Desde que finalizó su participación en la saga Crepúsculo, Robert Pattinson demostró un notable interés en personajes complejos y en narrativas que desafían las convenciones de Hollywood.

En los últimos años, trabajó con directores como Claire Denis (High Life), los hermanos Safdie (Good Time: viviendo al límite), Robert Eggers (El faro) y Christopher Nolan (Tenet), consolidándose como un actor versátil y arriesgado.

En su entrevista con GQ, el actor mencionó que su interés principal sigue siendo el cine romántico, aunque reconoció que encontrar ideas innovadoras dentro del género es cada vez más difícil. “Siempre quise hacer los papeles más complicados. Y lo que quiero ver como espectador son siempre historias de amor. Me encantan las comedias románticas. Pero es curioso, todo el mundo tiene miedo de hacerlo porque es muy difícil. Es difícil idear un concepto… ahora literalmente hay gente enviándose mensajes en Tinder”, reflexionó.

Su exploración de nuevos géneros también lo llevó a incursionar en el terror. Recientemente, insinuó una colaboración con un director del género cuyo nombre prefirió no revelar, lo que generó especulaciones en la industria.

Según información de The Hollywood Reporter, Pattinson podría estar vinculado al remake de Possession, la película de culto de 1981 de Andrzej Żuławski. La nueva versión estará dirigida por Parker Finn, creador de la saga Smile, y contará con el propio Pattinson como productor.

El caso de Matate, amor es una prueba más del compromiso de Robert Pattinson con la exploración de su oficio. Si bien la improvisación en el baile lo sacó de su elemento y le generó un gran estrés, su disposición a enfrentar estos retos lo sigue consolidando como uno de los actores más camaleónicos de su generación.

A lo largo de su carrera, Pattinson pasó de ser el ídolo juvenil de Crepúsculo a convertirse en un actor reconocido en el cine de autor, sin perder de vista proyectos de gran escala como The Batman de Matt Reeves, donde demostró su capacidad para reinventar personajes icónicos.

Con Matate, amor, el actor continúa en su línea de apuestas arriesgadas y, aunque la improvisación en el baile lo puso en aprietos, su capacidad de adaptación y su interés por desafiarse a sí mismo siguen marcando el rumbo de su trayectoria en la industria cinematográfica.