Timothy Dalton, el James Bond menos querido, confiesa: “A Sean Connery lo conocí en un baño, pero me ignoró”

La llegada del actor al universo de los espías generó controversia. Entrevistado por Vanity Fair por el reciente lanzamiento de “1923″, recuerda cómo fue su relación con Roger Moore y con el más icónico de los agentes 007

Guardar
Haga lo que haga, Dalton
Haga lo que haga, Dalton será siempre recordado por haberse puesto el smoking de James Bond en dos ocasiones: "007: su nombre es peligro" (1987) y "Licencia para matar" (1989). En general, los fans de la saga del espía británico menos secreto le dieron la espalda

Por más de cinco décadas, Timothy Dalton fue un maestro en la interpretación de personajes de moral ambigua, aquellos en los que el público nunca puede confiar del todo.

Aunque muchos lo recuerdan por su paso como James Bond, su verdadera especialidad fue dar vida a villanos carismáticos o protagonistas con un lado sombrío.

Desde el manipulador rey Felipe II de Francia en El león en invierno hasta el despiadado Donald Whitfield en 1923, su más reciente papel, Dalton construyó una carrera donde la ambigüedad es su mayor virtud.

“Creo que lo importante es averiguar qué tan grande es el lado malo”, comentó el actor, quien no teme aceptar que los personajes más oscuros suelen ser los más interesantes.

Ahora, a sus 78 años, sigue desafiando las expectativas del público en la precuela de Yellowstone, donde interpreta a un magnate sin escrúpulos que busca despojar de sus tierras a la familia Dutton.

Timothy Dalton junto a Harrison
Timothy Dalton junto a Harrison Ford y Brandon Sklenar hace unos días, en la presentación de la serie "1923" (REUTERS/Daniel Cole)

“Ese sería Harrison (Ford). Y el villano—‘Nos gustaría ver que le dispararan en las pelotas’—es Timothy Dalton”, bromeó el actor en la entrevista con Vanity Fair, señalando el odio visceral que generó su personaje.

Un villano con una sonrisa

Donald Whitfield no es solo un empresario ambicioso; es un depredador que disfruta de la sensación de poder.

“Me alegra mucho que hayas dicho eso. Creo que se divierte”, dijo Dalton cuando se le señala que su personaje nunca parece estar verdaderamente enojado, sino que se muestra encantado con cada una de sus acciones.

“La persona que sonríe dice mentiras. La gente mala sabe cómo hacer que la gente confíe en ella”, aseguró Dalton, subrayando la naturaleza manipuladora de ciertos villanos.

Uno de los momentos más impactantes de la serie ocurre cuando Whitfield informa a Jacob y Cara Dutton (interpretados por Harrison Ford y Helen Mirren) que pagó sus impuestos atrasados, adquiriendo así un derecho legal sobre sus tierras.

“Fue una escena maravillosa. Quiero decir, los vaqueros suben la colina y hacen bum!, bum!, bum! Mis secuaces sacaban metralletas y yo estaba allí de pie riéndome. ¿Te diste cuenta? Él es todo peligro y riesgo. ¡Se ríe! Es una locura”, relató Dalton sobre el rodaje de esa secuencia, subrayando la naturaleza despiadada de su personaje.

El James Bond más letal

Timothy Dalton interpretó a James Bond en "007: su nombre es peligro"

A pesar de su amplia trayectoria, Timothy Dalton sigue siendo conocido en gran parte por haber interpretado a James Bond en dos películas: 007: su nombre es peligro y Licencia para matar.

Su versión del agente 007 marcó un cambio drástico con respecto a la era de Roger Moore, presentando a un espía más frío y letal, con un sentido del deber que rozaba la obsesión.

Sin embargo, cuando le ofrecieron el papel por primera vez en los años 70, lo rechazó sin dudarlo. “Me pareció que la edad de 24 o 25 años no era la adecuada para este personaje”, explicó.

No fue hasta una década después que aceptó el reto, aunque su interpretación no fue bien recibida por todos los seguidores de la saga... “Intenté hacer algo diferente, pero eso es lo que a mucha gente no le gustó”.

Hoy, con la retrospectiva del tiempo, su enfoque fue revalorizado, especialmente tras la interpretación de Daniel Craig.

Muchos ven en el Bond de Dalton un antecedente directo del tono más serio y realista que luego adoptaría la franquicia. “Es bueno pensarlo”, dijo con modestia cuando se le menciona la comparación.

Pese a todo, no lamenta haber hecho solo dos películas. “Nunca quise hacer más de tres”, aseguró, dejando claro que nunca se sintió atado al personaje.

Su contacto con los otros actores que interpretaron a Bond fue escaso. Conoció a Roger Moore en Francia (“Era encantador, una persona muy amable y generosa”) y tuvo un encuentro fugaz con Sean Connery en un ámbito... curioso: “A Sean Connery, créalo o no, lo conocí en un baño, pero me ignoró”, recordó con humor.

La película que desearía enterrar

A lo largo de su carrera, Dalton interpretó papeles memorables, pero también participó en proyectos que preferiría olvidar. El peor de ellos, según él mismo confesó, es Sexteto, una comedia musical protagonizada por Mae West.

“¡No te atrevas a mirarlo!”, advirtió con una mezcla de vergüenza y diversión. La producción fue un desastre, principalmente porque West tenía serios problemas para recordar sus diálogos.

Para resolver el problema, el equipo de producción terminó instalándole un auricular para que le dictaran sus diálogos en tiempo real.

El legado de un actor sin miedo

Timothy Dalton rechazó realizar una
Timothy Dalton rechazó realizar una peligrosa escena de acción en Flash Gordon sin medidas de seguridad adecuadas (REUTERS)

Timothy Dalton nunca fue un actor que juegue sobre seguro. En Flash Gordon, por ejemplo, se negó a realizar una peligrosa escena de acción en la que debía colgarse de una plataforma a más de 20 metros de altura sin medidas de seguridad adecuadas.

“Lo siento, muchachos, no lo voy a hacer”, recordó. Su negativa se justificó cuando su doble de acción sufrió un grave accidente.

También incursionó en la animación, prestando su voz al Señor Espinillas en Toy Story 3. “Me dicen: ‘¡Señor Espinillas!’. Pero ¿por qué? ¿Qué es?”, preguntó con genuina sorpresa sobre la popularidad de su personaje.

A sus 78 años, Dalton sigue sorprendiendo con su talento y versatilidad. Su carrera es testimonio de que, en el cine y la televisión, los personajes más fascinantes no siempre son los héroes, sino aquellos que caminan por la delgada línea entre la luz y la oscuridad.