Rosé, la cantante de K-pop, sobre su colaboración con Bruno Mars: “Quería tener su energía conmigo”

La estrella musical se sinceró en una entrevista con Vanity Fair sobre su experiencia trabajando con el cantante pop y cómo esa decisión la llevó a romper récords musicales y personales

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A los 28 años, Rosé
A los 28 años, Rosé vive uno de los momentos más importantes de su carrera como solista (Grosby)

“Siempre tuve una especie de ansiedad ante el nuevo año, ante la presión social de tener que ‘ser feliz’ a toda costa. Así que me gustaría dar un mensaje a quienes lean esto: no es obligatorio ser siempre feliz a cualquier precio”, dijo Rosé, la estrella del K-pop que, a sus 28 años, está viviendo uno de los momentos más importantes de su carrera.

La cantante, que saltó a la fama como integrante de Blackpink, dio un nuevo paso con su carrera en solitario gracias al éxito de APT., su colaboración con Bruno Mars.

“Quería tener su energía conmigo, así que le propuse la canción. Trabajar con él fue como subirse a una montaña rusa”, confesó. Y la apuesta no pudo salir mejor: la canción rompió récords y se convirtió en un fenómeno global.

En esta entrevista con Vanity Fair, Rosé habló sobre su crecimiento artístico, la presión de la industria y la importancia de la autenticidad.

“Me di cuenta de que no se puede complacer a todo el mundo y lo acepté”, aseguró. Y aunque encontró su propia voz como solista, admite que el proceso no fue fácil.

“Me ponía ansiosa incluso pensar en ir al estudio. Pero en la primera sesión algo se movió dentro de mí y me dije: quizá pueda lograrlo”.

Desde sus inicios en Blackpink hasta este presente de éxitos y desafíos, Rosé se mostró más segura y determinada que nunca.

“Fue un esfuerzo tan grande que ahora estoy convencida de que puedo afrontar cualquier reto”, dijo con una sonrisa.

El fenómeno de APT<i>.</i> y su impacto en el K-pop

Rosé buscó personalmente a Bruno Mars para colaborar en APT (ROSÉ - YouTube)

Para Rosé, APT. no es solo una canción, sino el inicio de una nueva etapa en su carrera. “Era mi debut en solitario y quería que reflejara quién soy ahora. Habla de diversión, pero también de crecimiento”, explicó.

Inspirada en un popular juego de beber en Corea del Sur, la canción combina ritmos pegajosos con la energía inconfundible de Bruno Mars, a quien ella misma buscó para la colaboración.

El impacto fue inmediato. APT. se convirtió en la canción de K-pop con más vistas en YouTube en sus primeras 24 horas y dominó plataformas de streaming.

“Nunca imaginé que explotaría de esta manera. Me encanta ver a la gente bailándola en TikTok, haciendo challenges... Es como si la canción hubiera cobrado vida propia”, dijo con entusiasmo.

A pesar del éxito, Rosé tuvo dudas antes de lanzar el tema. “No estaba segura de mencionar el juego de beber tan explícitamente. Me preguntaba si la gente lo entendería”, admitió.

Sin embargo, el riesgo valió la pena, porque la canción conectó con el público coreano, cruzando fronteras, consolidándola como una artista global. “Para mí, la música es eso: algo que trasciende culturas y une a las personas”.

Ahora, con un hit mundial en sus manos, Rosé mira hacia adelante con emoción. “No esperaba que mi primer sencillo en solitario fuera tan grande. Solo quería hacer algo auténtico, y parece que la gente lo sintió también”.

El crecimiento de Rosé como artista en solitario

Rosé compartió los desafíos que
Rosé compartió los desafíos que enfrentó al lanzarse como solista tras su trayectoria en Blackpink (AP)

Para Rosé, dar el salto de Blackpink a su carrera en solitario fue un desafío lleno de incertidumbre. “Siempre tuve a mis compañeras para apoyarme, tomábamos decisiones juntas. De repente, todo dependía de mí”, confesó.

La creación de su primer álbum, Rosie, fue un proceso de aprendizaje en el que asumió un control total sobre su música. “Aprendí a vivir con responsabilidades, a confiar en mis propias elecciones”.

El miedo inicial pronto se convirtió en determinación. “Al principio me ponía ansiosa con solo entrar al estudio, sentía que no podía hacerlo sola. Pero después de la primera sesión, algo cambió. Me dije: ‘quizá pueda lograrlo’”, recuerda. Este camino de autodescubrimiento la fortaleció como artista, y como persona.

La diferencia entre trabajar en grupo y en solitario fue un ajuste importante. “En Blackpink todo es un esfuerzo colectivo. Ahora, cada decisión, cada letra, cada sonido, me representa al 100%”, explicó.

Este nivel de exposición la llevó a enfrentarse a nuevos miedos, pero también le dio una sensación de libertad única. “Es aterrador, pero emocionante al mismo tiempo. Finalmente estoy mostrando quién soy realmente”.

Más allá de la música: identidad y raíces culturales

Rosé afirmó que, a pesar
Rosé afirmó que, a pesar de su vida entre Nueva Zelanda, Australia y Corea del Sur, se identifica principalmente como coreana

A pesar de haber nacido en Nueva Zelanda, crecido en Australia y construido su carrera en Corea del Sur, Rosé tiene claro dónde pertenecen sus raíces.

Me siento coreana, por mi familia y por los años que viví aquí. Si alguien me habla en inglés mientras duermo, le respondo en coreano sin pensarlo. Es un instinto natural”, explicó.

Esta mezcla de influencias moldeó su identidad y su música. “Crecí entre culturas muy distintas y eso afecta la forma en que veo el mundo. Mi sonido, mis letras, todo tiene un poco de cada lugar por el que pasé”, dijo.

Aunque su carrera la llevó a viajar constantemente, siempre encuentra la manera de volver a sus orígenes. “Regresar a casa, ver a mi familia y amigos, es lo que me da estabilidad en medio de todo el caos”.

Para Rosé, la música es también un puente entre culturas. “El K-pop logró conectar con personas de todos los rincones del mundo, y me enorgullece ser parte de eso”, afirmó.

Sin embargo, admite que aún hay desafíos cuando se trata de representar su herencia en la industria global. “A veces siento que tengo que explicar quién soy o de dónde vengo. Pero creo que cada vez hay más apertura y reconocimiento hacia los artistas asiáticos”.

Al final, lo más importante para ella es seguir siendo auténtica. “No importa el idioma o el país, la música es un lenguaje universal. Solo quiero seguir contando mi historia de la manera más honesta posible”.

La lucha por la autenticidad en la industria musical

Con la fama vienen las expectativas, pero Rosé aprendió a no dejarse llevar por la presión. Su sencillo Number One Girl refleja precisamente esta lucha, abordando el impacto de los comentarios negativos en redes sociales.

“Sé que hay mucho ruido en internet, pero también hay gente que realmente me aprecia por quién soy, y eso es lo que cuenta”.

A lo largo de los años, desarrolló una relación más sana con su imagen pública. “No me obsesiona lo que se dice de mí. Prefiero enfocarme en lo que realmente importa: mi música y las personas que la disfrutan”, explicó.

Aunque sigue atenta a lo que hacen sus fans, evita caer en la trampa de la validación constante. “Algunos incluso escriben fanfics sobre mí. Es divertido ver cómo me imaginan en sus historias, pero al final, yo solo soy yo”.

El proceso de creación de Rosie le permitió conectar con sus emociones sin filtros. “No quise esconder nada. Es un álbum honesto, como una cápsula del tiempo de lo que sentí en este momento de mi vida”, dijo. Para Rosé, abrirse de esta manera fue un ejercicio de valentía.

Más allá de las expectativas externas, su prioridad es mantenerse fiel a sí misma. “No quiero ser una versión fabricada de lo que otros esperan. Prefiero mostrarme tal como soy, con mis miedos, mis alegrías y mis contradicciones”.

Un futuro lleno de posibilidades

Entre los sueños de Rosé
Entre los sueños de Rosé está protagonizar un musical que refleje su identidad única (Grosby)

A pesar del éxito arrollador de APT. y su álbum Rosie, Rosé no ve esto como un punto de llegada, sino como un nuevo comienzo. Entre sus sueños, uno de los más inesperados es protagonizar un musical.

“Déjenme hacer algo grande primero. Pero si algún día sucede, necesitarán una actriz asiática, rubia, que hable coreano e inglés con acento australiano. Buena suerte con el casting”, bromeó.

Más allá de la música, está descubriendo nuevas facetas de sí misma. “Hace años estudié para ser profesora de arte, pero lo dejé. Me arrepiento, no recomendaría a nadie que abandone algo que le gusta”, admitió.

Aunque su carrera la mantuvo ocupada, encontró tiempo para pequeños logros personales, como obtener su licencia de conducir. “Sé que es tarde, pero me daba pereza. Hasta fallé una vez”, confesó riendo.

A medida que se acerca a los 30, tiene una visión más clara de lo que espera del futuro. “Espero que esta etapa sea diferente, que disfrute más la vida. No quiero seguir cometiendo los mismos errores, pero tampoco perder la esencia de quién soy”.

Entre el escenario, el estudio y la posibilidad de explorar nuevas formas de arte, su camino está lejos de terminar.