El error que cambió a James Bond para siempre: la escena que nadie perdonó en ‘Otro día para morir’

A 20 años del estreno de la película, el director, Lee Tamahori se refirió a la famosa secuencia del kitesurf y por qué la tecnología de la época no estuvo a la altura, según Far Out

Guardar
La escena que lo cambió todo (YT James Bond)

Desde su debut en 1962 con Dr. No, la saga de James Bond marcó la historia del cine de acción con secuencias memorables, héroes carismáticos y espectaculares escenas de riesgo. Sin embargo, no todos los momentos fueron bien recibidos por los fanáticos. Uno de los más criticados en la historia de la franquicia ocurrió en Die Another Day (Otro día para morir) (2002), y su director, Lee Tamahori, admite que, si pudiera, lo haría de otra manera, informó Far Out.

Un director con una visión diferente de Bond

A inicios de la década de 2000, los productores de la saga, Barbara Broccoli y Michael G. Wilson, decidieron apostar por un director con una visión fresca para dirigir la nueva película de James Bond. Martin Campbell, de Nueva Zelanda, había demostrado en GoldenEye (1995) que el éxito de la franquicia no dependía exclusivamente de realizadores británicos. Fue así como Lee Tamahori, también neozelandés y conocido por su trabajo en Once Were Warriors (1994) y Along Came a Spider (2001), fue elegido para dirigir la entrega número 20 de la saga, Otro día para morir.

A diferencia de otros cineastas, Tamahori tenía una preferencia clara por el estilo más exagerado de Bond, en el que las amenazas globales eran más grandilocuentes y la tecnología bordeaba la ciencia ficción. “Siempre me gustaron los Bond donde había láseres en el espacio que destruían la Tierra”, comentó en 2022.

Lee Tamahori fue el director
Lee Tamahori fue el director de Die Another Day (REUTERS)

La escena que lo cambió todo

Esa inclinación por lo extravagante tuvo su mayor reflejo en una de las escenas más controvertidas de la película. En el clímax de Otro día para morir, Bond, interpretado por Pierce Brosnan, se enfrenta a un maremoto provocado por el satélite Ícaro y, para salvarse, improvisa una tabla de surf utilizando una cometa y un kayak. La escena, que habría encajado perfectamente en la era de Roger Moore, se convirtió en un punto de inflexión para la franquicia, pero no por las razones correctas.

El mayor problema de la secuencia fue la dependencia del CGI. Hasta ese momento, las películas de Bond se habían caracterizado por utilizar efectos prácticos y escenas de riesgo reales, minimizando el uso de gráficos por computadora. Pero en 2002, la tecnología aún no estaba lista para recrear el agua con un nivel de realismo convincente. Como resultado, la escena quedó artificial, alejándose del tono visual que los fanáticos esperaban.

El uso de CGI fue señalado como el mayor problema de la película

“No había otra manera de hacerlo”

A más de dos décadas del estreno, Tamahori admite que cambiaría esa secuencia si pudiera. “Lo único que haría diferente sería la escena del kitesurf”, confesó. Sin embargo, también reconoce que la escena era prácticamente imposible de hacer con efectos prácticos: “Caerse del borde de un glaciar, fabricar a toda prisa un equipo de kitesurf y salir del peligro… simplemente no podrías hacerlo en la realidad”.

El director reveló que la producción invirtió cientos de miles de dólares en investigación y desarrollo para lograr la escena con CGI. Aun así, el resultado estuvo lejos de ser satisfactorio y se convirtió en uno de los momentos más criticados de la película.

El peso de la tecnología en Bond

La recepción negativa de la escena de surf fue uno de los factores que llevaron a la franquicia a cambiar de dirección. Otro día para morir fue la última película de Pierce Brosnan como 007 y, con la llegada de Daniel Craig en Casino Royale (2006), la saga adoptó un tono más realista y terrenal. Se dejaron atrás los gadgets estrafalarios y los efectos visuales exagerados, en favor de un Bond más cercano al cine de espionaje tradicional.

A pesar de las críticas, Tamahori no se arrepiente de haber dirigido una película de Bond. “Me lo estaba pasando tan bien que no pude detenerme”, dijo con una sonrisa. Sin embargo, la escena de surf sigue siendo un recordatorio de que, incluso en una franquicia acostumbrada a lo espectacular, hay límites que el público no está dispuesto a aceptar.