Anthony Hopkins: un renacer a los 87 años entre la música, el cine y la pérdida

Además de éxitos y premios, su vida está marcada por oscuridades personales. Cómo superó el alcoholismo, perdió a su hija y encontró su propósito, según Vanity Fair

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Anthony Hopkins demuestra que la
Anthony Hopkins demuestra que la reinvención es posible a cualquier edad (Instagram/Anthony Hopkins )

A sus 87 años, Anthony Hopkins sigue demostrando que la vida es una constante reinvención.

Actor, compositor y símbolo de resiliencia, el protagonista de El silencio de los corderos afrontó recientemente una de sus mayores pérdidas: la destrucción de su mansión en Pacific Palisades, California, a causa de los incendios que arrasaron la región a principios de enero.

Sin embargo, lejos de dejarse abatir, Hopkins continúa mirando hacia adelante, encontrando refugio en su arte y en su matrimonio con Stella Arroyave, su compañera desde hace más de dos décadas, informa Vanity Fair.

Un hogar reducido a cenizas

El pasado 31 de diciembre, Hopkins celebró su 87º cumpleaños sin saber que días después el fuego consumiría su residencia en Los Ángeles, un hogar que había adquirido en 2021 por seis millones de dólares.

La devastación fue total, pero su reacción mostró la sabiduría que adquirió con los años. “Mientras luchamos por sanar de la devastación de estos incendios, es importante recordar que lo único que nos llevamos con nosotros es el amor que damos”, escribió en sus redes sociales.

Para Hopkins, la pérdida material no es lo que define una vida. A lo largo de los años, aprendió que la estabilidad no reside en una casa, sino en la compañía de quienes lo rodean. Y en este sentido, su esposa, Stella Arroyave, fue su mayor pilar.

El amor que lo salvó

Hopkins conoció a Stella en
Hopkins conoció a Stella en la tienda de antigüedades que ella dirigía en Los Ángeles (REUTERS)

Stella Arroyave, productora, escritora y actriz de origen colombiano, llegó a la vida de Hopkins en un momento crucial.

Se conocieron en la tienda de antigüedades que ella regentaba en Los Ángeles y, tras un tiempo de relación, contrajeron matrimonio en 2003. Ella es 18 años menor que él, pero la diferencia de edad nunca fue un obstáculo.

“Stella me salvó la vida”, reconoció Hopkins en varias ocasiones. En el momento en que se enamoró de ella, el actor atravesaba el inicio de una depresión, y su relación le devolvió la ilusión.

Juntos construyeron una vida donde disfrutan de las pequeñas cosas: desde sesiones de piano hasta bailes de merengue, algunos de los cuales Hopkins comparte en redes sociales con su característico sentido del humor.

La música, su gran pasión

Más allá del cine, la música siempre fue un refugio para Hopkins. Pianista autodidacta y compositor, encontró en las notas una forma de expresión tan poderosa como la interpretación.

A mediados de enero, en medio de la conmoción por la pérdida de su hogar, presentó en Ryad su última obra musical, La vida es un sueño, interpretada por la Royal Philharmonic Orchestra bajo la batuta de Matthew Freeman.

“Esta noche es un sueño hecho realidad para mí. Agradezco al Reino por esta celebración y espero que mi música toque sus corazones”, expresó el actor, emocionado por la oportunidad de compartir su trabajo con el público.

Un actor que no piensa en la jubilación

A pesar de su edad, Hopkins no contempla la posibilidad de retirarse. Para él, la actuación es una profesión, y su esencia. “Cuando envejeces, tienes más conocimientos sobre la vida, así que sabes cómo proceder”, explicó.

A diferencia de otros actores que se retiran en la cima de sus carreras, él elige seguir adelante. “Pienso que debo seguir trabajando, porque antes de retirarme, me muero”, dijo en más de una entrevista. Su deseo de mantenerse activo es lo que le da sentido a sus días.

Una relación distante con su hija Abigail

Anthony Hopkins tuvo una relación
Anthony Hopkins tuvo una relación distante con su única hija, Abigail Hopkins (CAMERA PRESS/Theodore Wood)

No todo en la vida de Hopkins fue armonía. Si hay una sombra que empaña su trayectoria es su distante relación con su única hija, Abigail Hopkins.

Fruto de su primer matrimonio con la actriz Petronella Barker, Abigail nació en 1968 y creció sin la presencia de su padre.

Los conflictos entre sus padres marcaron su infancia. “No me gustaba cómo trataba a mamá, eso es algo que jamás se lo voy a perdonar”, dijo Abigail.

Por su parte, Hopkins reconoció que en aquella época tenía problemas con el alcohol y que, tras divorciarse de Petronella en 1972, se alejó también de su hija.

Durante un tiempo intentaron reconstruir el vínculo, pero hace más de dos décadas que no tienen contacto.

“Las familias se rompen. Nosotros tenemos una relación fría. La vida es fría”, declaró el actor, quien fue directo al afirmar: “A los hijos no les gustan sus padres. No tienen que quererse entre ellos”.

De la oscuridad del alcoholismo a la sobriedad

Los años 70 fueron una época turbulenta para Hopkins. Su adicción al alcohol lo llevó a tocar fondo hasta que, en 1975, una experiencia estremecedora lo hizo cambiar.

Tras una noche de excesos, despertó en un hotel de Phoenix sin recordar cómo había llegado allí. Fue en ese momento cuando se dio cuenta de que debía tomar una decisión: seguir bebiendo hasta morir o elegir vivir.

Optó por la vida y desde entonces permaneció sobrio. En diciembre de 2020, celebró 45 años sin beber con un mensaje inspirador:

“Me dirigía al desastre bebiendo hasta morir. Recibí un mensaje, un pequeño pensamiento que decía: ‘¿Quieres vivir o morir?’. Y dije: ‘Quiero vivir’. Y de repente llegó el alivio y mi vida fue increíble".

De una infancia difícil al estrellato

Nacido el 31 de diciembre de 1937 en Margam, Gales, Hopkins tuvo una infancia complicada. Sus padres regentaban una panadería, pero su desempeño escolar era deficiente debido a la dislexia. Fue entonces cuando su camino se cruzó con el de Richard Burton, quien lo inspiró a seguir la actuación.

Se formó en el Royal Welsh College of Music & Drama y, tras perfeccionarse en la Compañía Nacional de Teatro, comenzó a destacar en la escena británica.

En los años 60, su talento lo llevó al cine y, con los años, se consolidó como uno de los actores más grandes de su generación.

En 1991 ganó su primer Oscar por su inolvidable interpretación de Hannibal Lecter en El silencio de los corderos.

Treinta años después, en 2021, obtuvo su segundo premio de la Academia por su papel en El padre, convirtiéndose en el actor más longevo en recibir esta distinción.

El legado de un hombre que sigue en movimiento

Anthony Hopkins construyó una carrera
Anthony Hopkins construyó una carrera de más de seis décadas en la actuación (REUTERS)

Con más de seis décadas de carrera, dos premios Oscar y una trayectoria inigualable, Anthony Hopkins podría darse el lujo de retirarse y disfrutar del reconocimiento. Pero para él, la vida no se trata de detenerse, sino de seguir avanzando.

A pesar de las pérdidas, del peso de los años y de los desafíos personales, Hopkins sigue encontrando motivos para reír, crear y compartir su arte con el mundo. Porque para él, la verdadera clave de la vida está en nunca dejar de soñar.

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