Adrien Brody: “Debo admitir que no soy el típico actor protagonista, eso a veces ayuda y a veces no”

En una conversación reveladora con Variety, el actor analiza su trayectoria, la lucha por papeles protagónicos y su intensa preparación para hacer “The Brutalist”

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Su papel en "The Brutalist"
Su papel en "The Brutalist" podría valerle a Brody un segundo Oscar (REUTERS/Mario Anzuoni/File Photo)

A sus 51 años, Adrien Brody se encuentra en un punto crucial de su carrera. Tras años de ser considerado un actor fuera de lo convencional, The Brutalist, la película de Brady Corbet, lo ha devuelto al centro de la conversación cinematográfica.

La interpretación de Brody en el papel de László Tóth, un arquitecto judío sobreviviente del Holocausto que lucha por encontrar su lugar en Estados Unidos, podría darle su segundo Oscar y consolidar su regreso triunfal.

Pero el camino hasta aquí no ha sido sencillo. “He tenido que demostrar que un protagonista puede ser inusual y único”, reconoce Brody en una entrevista exclusiva con Variety.

Su rostro anguloso, su aire melancólico y su falta de interés por los estándares de belleza de Hollywood han sido tanto un obstáculo como una ventaja en su trayectoria.

Adrien Brody en la reciente
Adrien Brody en la reciente tapa de Variety

Una carrera marcada por la resistencia

Desde que ganó el Oscar en 2003 por The Pianist, convirtiéndose en el actor más joven en recibir el galardón a Mejor Actor, Brody nunca logró consolidarse como una estrella de la lista A.

Aunque trabajó en grandes producciones como King Kong (2005) de Peter Jackson y Predators (2010) de Nimród Antal, su nombre nunca tuvo la fuerza de contemporáneos como Matt Damon o Leonardo DiCaprio.

“Definitivamente, debo admitir que no soy el típico actor protagonista, eso a veces ayuda y a veces no”, dice con una rara sinceridad para su oficio (¡y para Hollywood!)

A pesar de esto, su carrera ha estado lejos de detenerse. Sus colaboraciones con Wes Anderson en películas como The Darjeeling Limited (2007), The Grand Budapest Hotel (2014) y Asteroid City (2023) le han permitido mantenerse vigente.

Pero fue The Brutalist la que le devolvió un papel protagónico con verdadero peso dramático.

El reto de ‘The Brutalist’

La película de Corbet, con una duración de tres horas y media y un presupuesto de solo 10 millones de dólares, llevó a Brody al límite.

Su personaje, László Tóth, es un arquitecto que emigra a Estados Unidos con el sueño de construir grandes estructuras, pero termina consumido por la adicción y la marginación.

“El rodaje fue extenuante”, confiesa Brody. “No había margen de error. Es muy difícil hacer magia cuando estás bajo presión todo el tiempo, cuando tu director está bajo presión todo el tiempo. Fue agotador hasta el punto de ser debilitante… pero valió la pena el sacrificio”.

Brody describe el rodaje como
Brody describe el rodaje como una experiencia agotadora hasta ser debilitante (Jeff Overs/BBC/Handout via REUTERS)

El esfuerzo dio frutos: Brody ya ha ganado el Globo de Oro y el premio de la Crítica de Nueva York, y su nombre suena fuerte para los Oscar. Si gana, se unirá a una exclusiva lista de actores con dos estatuillas doradas en la categoría de Mejor Actor.

Un hombre fuera de lo común

Brody nunca ha sido un actor convencional, y eso se refleja en su estilo y en su personalidad.

Durante una entrevista reciente en Nueva York, llegó envuelto en un abrigo negro tipo capa, con su delgada figura oculta bajo las telas.

Su rostro afilado y ojos expresivos son, según Scarlett Johansson, su mayor arma en pantalla: “Tiene una cara de otra era. Es un rostro hecho para el primer plano”.

La dedicación de Brody a su oficio roza lo obsesivo. Durante el rodaje de The Brutalist, se privó de la cafeína para desafiar su voluntad.

“Me gusta experimentar con mi autocontrol”, explica. “Me abstengo de cosas que me dan confort para desestabilizar la norma”.

Un renacimiento en la televisión

En los últimos años, Brody ha encontrado un nuevo espacio en la televisión, con papeles memorables como el entrenador Pat Riley en Winning Time, el multimillonario Josh Aaronson en Succession y el despiadado Sterling Frost Jr. en Poker Face.

“Estoy redescubriendo mi amor por la actuación”, dice. “La pandemia me recordó lo frágil que es todo y cuánto valoro mi tiempo.”

Kevin Messick, productor ejecutivo de Winning Time, destaca su compromiso con cada personaje: “Adrien se entrega por completo. Incluso cuando no era necesario, él estaba en el set, listo para meterse en el papel.”

El peso de su pasado

"Ese viaje en metro fue
"Ese viaje en metro fue una de las mayores lecciones sobre actuación", dijo Adrien Brody (REUTERS/Annegret Hilse)

Criado en Queens en un hogar de clase media, Brody creció rodeado de arte y cultura gracias a su madre, la fotógrafa Sylvia Plachy.

“Aprendí a observar el mundo desde muy joven”, dice. Su largo trayecto en metro hasta la escuela de arte dramático en Manhattan le dio una educación informal sobre la vida y la humanidad. “Ese viaje me enseñó más sobre actuación que cualquier otra cosa.”

A pesar de su amor por el cine, Brody rara vez habla de The Pianist (2002), en parte por su conexión con Roman Polanski, el director que sigue prófugo de la justicia.

“Estoy agradecido de haber hecho una película que retrata la inmensa tragedia de una época”, dice, eludiendo preguntas sobre el cineasta.

También evita hablar de su beso no consentido a Halle Berry en los Oscar de 2003, un momento que en su momento fue visto como romántico, pero que hoy se considera inapropiado.

“Vivimos en una época más consciente, lo cual es maravilloso”, comenta. “Nunca haría algo con la intención de hacer sentir mal a alguien”.

Una vida lejos de los reflectores

Brody prefiere la tranquilidad de su hogar en el campo, una propiedad que describe como “una reliquia arquitectónica” y donde vive con su pareja, la diseñadora Georgina Chapman, y los hijos de ella.

“Nos rodeamos de animales: gatos, perros, burros, caballos miniatura… hasta tuvimos una rata llamada Dumbo.”

Aunque en el pasado evitaba mostrar su relación en público, esta temporada de premios lo ha hecho más abierto.

“Aprecio mucho tener una pareja con una sensibilidad creativa similar a la mía. Es hermoso compartir la vida con alguien que te entiende”.

Brody junto a su pareja,
Brody junto a su pareja, la diseñadora Georgina Chapman (Foto AP/Chris Pizzello)

La controversia de la inteligencia artificial

Cuando todo parecía ir bien para The Brutalist, surgió un escándalo inesperado: el editor de la película reveló que se usó inteligencia artificial para ajustar los diálogos en húngaro de Brody y Felicity Jones.

Brody ha tratado de minimizar la controversia, pero Corbet ha sido más directo: “Se ha difundido mucha información errónea. Fue un trabajo manual meticuloso, y en ningún momento se usó IA para alterar el inglés”.

Una estrella que brilla a su manera

A lo largo de su carrera, Brody ha demostrado que no necesita ajustarse a los estándares de Hollywood para dejar huella. The Brutalist lo ha devuelto al centro de la conversación y, con un poco de suerte, podría coronar su regreso con un segundo Oscar.

“No sé qué pasó, pero algo ha reavivado mi amor por la actuación”, dice Brody. “Tal vez es la edad. Tal vez es la conciencia de que el tiempo es valioso y hay que gastarlo bien”.

Así, el actor que nunca encajó en Hollywood se encuentra, una vez más, en la cima del cine.

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