El cuestionamiento sobre la fe y el papel de la religión en la sociedad es un tema recurrente en el cine y la cultura contemporánea. En Heretic, la nueva película de terror psicológico de la compañía A24, Hugh Grant encarna a un personaje atrapado en una crisis espiritual, un dilema que el propio actor reconoce como cercano a su perspectiva personal. Durante una entrevista con Esquire, el británico abordó su relación con la religión y compartió su escepticismo respecto a las creencias tradicionales, revelando una postura en constante evolución sobre la fe y la espiritualidad.
La conversación tuvo lugar en el marco del estreno de Heretic, un filme dirigido por John Holloway que explora la existencia de Dios y el impacto de la religión en la vida cotidiana. La película fue bien recibida por su tratamiento de cuestiones filosóficas y su capacidad para generar una atmósfera inquietante.
En la cinta, Grant interpreta a un sacerdote que tras una serie de acontecimientos inexplicables en su iglesia, comienza a replantearse su fe y el propósito de su vocación. La cinta, ambientada en un pequeño pueblo de Europa Central, se adentra en la lucha entre la creencia absoluta y la incertidumbre existencial, un conflicto que según el actor, encuentra eco en sus propias reflexiones personales.
Durante la entrevista, Grant habló con franqueza sobre su visión de la religión y sus dudas sobre los dogmas establecidos. Aunque nunca se consideró una persona devota, destacó que su perspectiva fue cambiando con el tiempo y más allá de su escepticismo, reconoce la influencia cultural y social que la religión ejerce en diferentes sociedades. Esta apertura al diálogo y la exploración de lo trascendental es lo que hace de Heretic una película perturbadora en su estética, y también profundamente reflexiva en su contenido.
Postura de Hugh Grant sobre la religión
A lo largo de la conversación, Grant expresó su escepticismo respecto a la religión, señalando que nunca pudo aceptar la idea de Jesús como el hijo de Dios ni adherirse a los dogmas tradicionales. Sin embargo, lejos de adoptar una postura rígida, reconoció que su visión sobre la fe cambió con el tiempo y sigue en constante transformación. “La religión no es un concepto absoluto, sino un fenómeno que evolucionó junto con la sociedad”, señaló el interprete.
Aunque no se considera una persona creyente, el actor destacó ciertos aspectos positivos de la religión, particularmente en su influencia cultural. En su experiencia, los países de tradición católica parecen ofrecer una mejor calidad de vida en comparación con los de raíces protestantes, una observación que atribuye a la manera en que las creencias permearon la estructura social y la vida cotidiana. Sin necesidad de compartir la fe, valora la forma en que esta puede contribuir al bienestar colectivo.
Más allá de su escepticismo, Grant reconoció el impacto que la religión tiene en la vida de muchas personas y la manera en que puede servir de guía en momentos de incertidumbre. Si bien no comparte una visión tradicional de la fe, admite que su influencia en la sociedad es innegable y que su papel en la cultura sigue siendo un factor determinante en la experiencia humana.
Reflexión sobre la vida después de la muerte
La conversación también abordó uno de los dilemas más universales; la posibilidad de una existencia después de la muerte. Grant compartió una reflexión personal surgida de sus visitas a su padre, de 96 años, quien con frecuencia le pregunta qué sucederá cuando muera. Ante esta incertidumbre, el actor admitió: “Es una cuestión difícil de responder”. Además, al igual que muchas personas, buscó una perspectiva que le brinde cierta tranquilidad.
Su visión sobre el tema se aleja de las creencias tradicionales y se inclina hacia una interpretación propia. Encuentra consuelo en la idea de que la muerte implica un retorno a la misma nada que precedió al nacimiento, un concepto que lejos de generarle temor, le resulta reconfortante. No obstante, reconoció que la forma en que cada individuo enfrenta este misterio está influenciada por su historia y su propia biología, sugiriendo que la percepción de la muerte es, en última instancia, una construcción personal.
Sus palabras reflejan una postura que aunque puede considerarse nihilista, también denota aceptación. Más que una búsqueda de certezas absolutas, Grant se muestra dispuesto a convivir con la duda, asumiendo que la ausencia de respuestas definitivas es parte de la condición humana.