“Cuando mi mamá murió, sentí que mi ambición también moría con ella”, afirmó Andrew Garfield en una conversación profunda sobre su carrera, la fama y su relación con el éxito. Conocido por su intensidad y compromiso artístico, el actor transitó un camino inusual en Hollywood: de convertirse en una superestrella con El sorprendente Hombre Araña a buscar proyectos que lo desafíen en lo emocional y lo espiritual.
Una entrevista realizada con Esquire lo encuentra en un momento de madurez. A sus 41 años, Garfield reflexionó sobre el impacto del reconocimiento público, la influencia de su madre en su vida y cómo aprendió a navegar un mundo obsesionado con la celebridad. El actor que encuentra su refugio teatral en la ciudad de Nueva York, no oculta sus contradicciones; le apasiona su trabajo, pero rechaza la industria del espectáculo como un mecanismo de idolatría vacía.
El peso del éxito y la búsqueda del significado
Garfield es plenamente consciente de la paradoja de su situación, es una de las estrellas más respetadas de su generación, pero rechaza la narrativa del éxito como un fin en sí mismo. De hecho, cita al psicólogo Carl Jung para explicar su dilema: “Veo que has sufrido un éxito”. Para él, alcanzar el reconocimiento no es sinónimo de plenitud. Luego del período de mayor intensidad laboral de su carrera —que incluyó tick, tick… Boom y la serie Por mandato del cielo— decidió alejarse de la industria por un año.
“Había trabajado tanto y recibido tanto amor por mi trabajo que sentí una sensación de satisfacción que no había experimentado antes. Y eso me preocupó”, reflexionó. Le inquietaba la idea de que al sentir que había alcanzado un punto culminante, pudiera perder su impulso creativo. Así que optó por detenerse, viajar, surfear y reencontrarse con amigos. Garfield denominó a ese periodo como “observar la cosecha”, para similar lo que había logrado.
El interprete encuentra en las ideas de desconexión y vacío existencial un reflejo de su propio conflicto con la fama y el culto a las celebridades. “Vivimos en un sistema que nos aleja del amor real, de la conexión humana genuina”, argumentó.
Su perspectiva sobre el mundo también está influenciada por la espiritualidad. Cree que estamos atravesando el Kali Yuga, un concepto hindú que describe una era de decadencia moral. No lo dice con fatalismo, sino como una observación de cómo la cultura moderna prioriza lo superficial sobre lo esencial. “Mi madre era una gran apreciadora de lo invisible, de esas pequeñas bondades y milagros que nos rodean”, recordó con nostalgia.
Spider-Man y sus papeles más desafiantes
El ascenso de Andrew Garfield a la fama estuvo marcado por un hito innegable; su interpretación de Peter Parker en El sorprendente Hombre Araña. Pero lejos de consolidarse como un actor exclusivamente ligado al universo de los superhéroes, eligió caminos menos predecibles. Su trayectoria posterior refleja una búsqueda artística profunda, guiada por la autenticidad y el deseo de explorar personajes complejos.
Desde el principio, su concepto fue distinto. Durante la promoción de El sorprendente Hombre Araña, propuso una “gira de prensa del renegado Garfield” que consistía en visitar organizaciones benéficas en cada ciudad que recorría, alejándose de la maquinaria publicitaria tradicional. Luego se involucró en proyectos que le permitieron desarrollar facetas más introspectivas.
Con la producción de Silencio (2016), dirigida por Martin Scorsese, encarnó a un sacerdote jesuita en el Japón del siglo XVII, una actuación tan conmovedora que el propio Papa Francisco llegó a comentar que Garfield merecía ser ordenado. Ese mismo año, su papel en Hasta el último hombre le valió su primera nominación al Oscar por su interpretación de Desmond Doss, una historia real de quien salvó decenas de vidas en la Segunda Guerra Mundial.
Su inquietud creativa lo llevó también a la televisión. En Por mandato del cielo (2022), encarnó a un detective mormón enfrentado a un caso que sacudía los cimientos de su fe. La serie le dio su primera nominación al Emmy, consolidándolo como un actor capaz de transitar con solvencia distintos formatos y registros.
A pesar de la exigencia de estos proyectos, su regreso al “Hombre Araña” en No Way Home fue un momento especial. Aunque inicialmente rechazó los rumores sobre su participación, aceptó con entusiasmo cuando el concepto le pareció lo suficientemente significativo. “Fue realmente sanador para mí”, admitió refiriéndose al abrupto final de su saga con Sony. Aunque no descarta volver a ponerse el traje del superhéroe, deja claro que solo lo haría si la historia aporta algo nuevo y valioso.