Natasha Lyonne: “Siempre pensé que escribiría mi camino fuera del caos”

La actriz y creadora reflexiona con Vanity Fair sobre su carrera, el impacto de sus experiencias personales y cómo ha transformado su dolor en arte con proyectos recientes como Russian Doll y Poker Face

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Natasha Lyonne celebra su momento
Natasha Lyonne celebra su momento profesional tras años en los márgenes de Hollywood (REUTERS)

“Lo asombroso de tener un momento es que te dejan hacer cosas”, dice Natasha Lyonne, su característico halo de rizos anaranjados moviéndose bajo el crepúsculo del East Village. “Significa que tus ideas son dignas de ser financiadas y realmente hechas realidad. Y significa la libertad de no tener que esforzarte tanto para venderlas”. Tras décadas de permanecer en los márgenes de Hollywood, Lyonne, la protagonista y creadora de series como Russian Doll (Muñeca rusa) y Poker Face (Cara de poker), celebra la oportunidad de vivir su mejor etapa profesional: “He tenido momentos en la vida tan solitarios, oscuros y precarios que mi prioridad no era si presenté bien una idea de programa esta mañana. Así que si me escucho diciendo ‘estoy cansada’, significa que he perdido la gratitud por lo extraordinaria que es mi circunstancia”.

En una entrevista con Vanity Fair, la actriz, directora y productora reflexiona sobre su camino hacia el éxito, uno marcado por altibajos personales y profesionales. Desde su infancia en un hogar complicado y su temprana entrada al mundo del entretenimiento, hasta su renacimiento artístico como creadora de historias profundas e inusuales, Lyonne asegura que todo su trabajo está profundamente influido por su historia personal. “Recuerdo esos años bastante bien, aunque no quisiera”, dice en su característico acento áspero neoyorquino. “Hay algo en estar alerta y trabajando desde niña: no puedes meter al genio de vuelta en la botella, no puedes olvidar lo que viste”.

Hoy, con proyectos que incluyen una nueva temporada de Poker Face, una aparición en la película de Marvel Fantastic Four, y su trabajo en Klara and the Sun, Lyonne se encuentra en un momento de absoluta creatividad y reconocimiento. “Siempre soñé con este lugar fantasioso donde pudiera hacer lo que amo, pero sin ser el conducto de alguien más para ganar dinero”, confiesa. Ahora, finalmente, parece haber alcanzado esa libertad.

De las sombras al centro del escenario

Natasha Lyonne transitó de ser
Natasha Lyonne transitó de ser una figura de culto a consolidarse como una de las voces más singulares del entretenimiento (REUTERS)

Durante años, Natasha Lyonne fue una figura fascinante pero poco convencional en los márgenes de Hollywood, una actriz con un encanto único que parecía difícil de encajar en las fórmulas convencionales de la industria. Pero ahora, su talento encontró un espacio propio en el centro del panorama cultural. Lyonne pasó de ser una figura de culto a consolidarse como una de las voces más singulares del entretenimiento. Sin embargo, este camino no fue fácil. “He tenido décadas de eso”, dice refiriéndose a la lucha por ser tomada en serio. “Tienes que entrar con tu maletín, mostrar lo que traes y escuchar que te digan: ‘No, gracias, no estamos buscando relojes de bolsillo hoy’”.

La actriz admite que su reconocimiento actual no es tanto un cambio en ella, sino en la percepción de la industria. “Creo que en muchos sentidos, el centro finalmente vino hacia mí”, afirma con una mezcla de humor y sinceridad. Lyonne, quien alguna vez fue considerada una intérprete de “atractivo de nicho”, vio cómo sus habilidades para contar historias y su perspectiva única se convirtieron en un valor artístico. “Lo que significa este momento no es solo que me dejen hacer cosas, sino que también hay un espacio en la cultura que puede albergar estas ideas”.

El cambio se materializó con Russian Doll, la serie ganadora del Emmy que creó junto a Amy Poehler y Leslye Headland. Con una mezcla de “física cuántica, trauma y comedia”, como ella misma la describe en un tono que evoca un tráiler de cine, Lyonne encontró en el personaje de Nadia una manera de conectar su historia personal con una narrativa universal. “Siempre pensé que podría escribir mi camino fuera de cualquier pesadilla en la que estuviera”, dice, revelando cómo su carácter de observadora innata la preparó para crear universos narrativos tan complejos como fascinantes.

Esta sensibilidad también brilla en Poker Face, donde Lyonne interpreta a Charlie, una fugitiva que viaja por Estados Unidos resolviendo crímenes. Para Lyonne, Charlie es mucho más que una detective amateur. “Ella ama a las personas y no puede evitar enredarse ayudándolas”, explica. En ese sentido, ve una conexión entre Charlie y su propio pasado. “Siempre fui la callada, la testigo en mi propia familia, catalogando escenas, viñetas y escenarios”.

Natasha Lyonne describe su transición
Natasha Lyonne describe su transición del margen al centro del escenario como un cambio significativo (EFE)

El paso del margen al centro del escenario, según Lyonne, fue un cambio profesional, y personal. Su capacidad para observar el mundo desde una perspectiva única, así como su experiencia lidiando con el rechazo, le permitieron abrazar este momento con gratitud. “No se trata solo de tener éxito, sino de tener la libertad para imaginar algo y poder hacerlo realidad”.

Infancia en un entorno volátil

Desde muy pequeña, Natasha estuvo inmersa en un mundo de luces, cámaras y exigencias. Hija de padres judíos ortodoxos, creció entre Nueva York e Israel en un ambiente que ella misma describe como caótico. Su madre, una aspirante a bailarina, y su padre, un promotor de boxeo y locutor de radio, proyectaron sobre ella el deseo de alcanzar el éxito en el mundo del espectáculo. Sin embargo, lo que podría parecer un sueño para muchos se convirtió en una carga para Lyonne. “No necesariamente quieres ganar en algo que te dicen que es un premio”, recuerda. “Así que mi propósito en la vida era intentar aplastar el sueño de mis padres al no hacerlo”.

Comenzó a trabajar desde muy pequeña, apareciendo en comerciales y series como Pee-wee’s Playhouse. Pero la experiencia de estar activa en la industria desde tan joven dejó cicatrices profundas. “Hay algo en estar alerta y en la fuerza laboral como un niño”, dice con amargura. Esa sensación de ser tratada como una mercancía, más que como una persona, moldeó muchas de sus decisiones a lo largo de los años. Lyonne recuerda con claridad ese sentimiento de ser utilizada como un medio para cumplir los sueños ajenos, y cómo esa dinámica afectó su sentido de identidad.

Su infancia estuvo marcada también por la inestabilidad. Lyonne describe a sus padres como “complicados” y reconoce que crecieron en un entorno de peleas, arrebatos y volatilidad general. Entre las muchas anécdotas que compartió en la entrevista, menciona cómo su padre llegó a llamar al programa de Howard Stern mientras ella era la invitada, solo para interrumpir su participación. Lyonne evita entrar en demasiados detalles sobre las tensiones familiares, pero sugiere que esos años turbulentos la empujaron a esconderse en las sombras. “Mis padres soñaban con que yo fuera famosa, y mi única forma de rebeldía era intentar evitarlo”.

Lyonne describe a sus padres
Lyonne describe a sus padres como "complicados" y reconoce la inestabilidad en su hogar durante la niñez (Peacock)

A pesar de esta dinámica, la actriz reconoce que sus experiencias en esa etapa de la vida alimentaron su creatividad. La capacidad de observar, procesar y analizar las situaciones que vivió durante su niñez se convirtió en una de las herramientas más importantes de su carrera. “Siempre estaba catalogando escenas, viñetas y tableaus”, dice, recordando cómo desarrolló una especie de narrador interno que le ayudó a disociarse del caos. Ese mismo narrador interno, influenciado por las películas de cine negro que solía ver en cines destartalados y YMCAs de Nueva York, hoy es una parte integral de su identidad creativa. “Estoy segura de que un terapeuta simplemente lo llamaría disociarse del trauma”, añade con un encogimiento de hombros.

Años después, Lyonne encontró formas de transformar esas experiencias en arte. Tanto en Russian Doll como en Poker Face, se percibe un interés constante por explorar la conexión entre el pasado y el presente, entre los traumas y las historias que decidimos contar. Al mirar atrás, Lyonne reflexiona sobre la paradoja de esa etapa de su vida: “Todo lo que vi y viví entonces, aunque no lo quisiera, terminó siendo lo que le dio forma a todo lo que hago ahora”.

Renacimiento personal y profesional

La vida de Natasha Lyonne estuvo marcada por un ciclo constante de caídas y resurgimientos, tanto en lo personal como en lo profesional. Aunque muchos la recuerdan por sus papeles en películas como Slums of Beverly Hills y American Pie, fue una década difícil después de esos primeros éxitos lo que redefinió su carrera y su identidad. Tras lidiar con una adicción a la heroína que derivó en problemas legales y una cirugía a corazón abierto para reparar el daño causado por su consumo, Lyonne emergió como una artista transformada, más consciente de su propia voz creativa.

“Siempre soñé con este lugar fantasioso donde pudiera hacer lo que amo, pero sin ser el conducto de alguien más para ganar dinero”, dice Lyonne, refiriéndose a la presión que sintió desde joven por cumplir expectativas ajenas. La muerte de sus padres, que ocurrió alrededor de la época en que interpretaba a Nicky Nichols en Orange Is the New Black, fue un momento que la llevó a reevaluar su vida y su carrera. Sin ese “albatros en su espalda”, como ella lo llama, Lyonne sintió que finalmente podía tomar el control de su propio destino artístico.

Natasha Lyonne ganó reconocimiento por
Natasha Lyonne ganó reconocimiento por su papel en Orange Is the New Black, reconectando con su capacidad de contar historias (AFP)

Ese cambio interno coincidió con un resurgimiento profesional. Su papel en Orange Is the New Black le valió reconocimiento, devolviéndole la confianza para contar sus propias historias. Poco después, junto a Amy Poehler y Leslye Headland, creó Russian Doll, un proyecto que desafiaba las convenciones narrativas de la televisión, sino reflejando su propio viaje personal. Lyonne explica que el personaje de Nadia, quien revive constantemente el día de su muerte en un bucle temporal, tiene profundas raíces en sus propias experiencias con el trauma y la autocomprensión. “Era como combinar física cuántica, trauma y comedia en un solo espacio”, dice, enfatizando que la serie fue tanto un proyecto artístico como un ejercicio de sanación personal.

Tras el éxito de Russian Doll, Lyonne encontró un nuevo nivel de autonomía en su trabajo. Esto la llevó a colaborar con Rian Johnson en Poker Face, donde actúa como protagonista, dirige y produce algunos episodios. “Charlie ama a las personas y no puede evitar enredarse ayudándolas”, comenta sobre su personaje. Esa descripción, según Lyonne, no está muy lejos de su propia personalidad. Al igual que Charlie, Lyonne siente un impulso por conectar con los demás, incluso cuando la situación se complica. “Ambas somos drifteras que rondamos los márgenes, testigos de lo que sucede a nuestro alrededor”, dice.

El renacimiento de Lyonne no se limita a su vida profesional. También habla de un cambio en su perspectiva. Hoy, a sus 45 años, dice estar más agradecida por el lugar en el que se encuentra, pero nunca da por sentado el recorrido que la llevó allí. “Si alguna vez me escucho diciendo que estoy cansada, es una señal de que he perdido la gratitud por lo extraordinaria que es mi circunstancia”, reflexiona. Esa mezcla de humildad, autoconciencia y capacidad de reinvención es lo que la convirtió en una figura emblemática, como actriz, y como creadora que transforma su dolor en arte.

Un momento de éxito sin precedentes

La actriz se prepara para
La actriz se prepara para participar en la próxima película de Marvel, Fantastic Four

En este momento, Natasha Lyonne está disfrutando de un nivel de éxito y reconocimiento que, según admite, le parecía inalcanzable en el pasado. Sus días ahora están repletos de proyectos ambiciosos: desde su participación en la próxima película de Marvel, Fantastic Four, hasta su colaboración con Taika Waititi en la adaptación de la novela Klara and the Sun, pasando por su incursión en el mundo animado con la nueva película de los Smurfs. Lyonne observa este frenesí creativo con gratitud y algo de asombro. “Estoy muy conmovida de que quieran que esté en esa película”, dice sobre Fantastic Four. “He conocido a Ebon Moss-Bachrach [su coprotagonista] desde hace 25 años, así que todo esto se siente como un círculo completo”.

Aunque el repertorio de proyectos parece diverso, Lyonne encuentra puntos de conexión entre ellos, lo que resalta su manera particular de abordar el trabajo creativo. “Es todo muy intergaláctico”, dice, haciendo referencia a cómo temas como la ciencia, la tecnología y el universo parecen entrelazarse en estas historias. Y aunque no puede revelar muchos detalles sobre algunos de sus proyectos, especialmente Smurfs, su entusiasmo es evidente. “De hecho, pasan cosas que… no quiero entrar en detalles porque me metería en problemas. Pero si muero a las 8:45 p.m. de esta noche y tuvieran que mezclar todas las películas, creo que encajarían bastante bien”, bromea.

Sin embargo, detrás del glamour de las grandes producciones y las alfombras rojas, Lyonne sigue valorando los proyectos que le permiten explorar personajes complejos y universos narrativos únicos. La segunda temporada de Poker Face, en la que protagoniza, dirige y produce varios episodios, es un ejemplo claro de esta faceta más autoral. “Lo que más valoro de este momento es que puedo soñar algo y encontrar un espacio donde realmente lo podamos construir. Es como si el mundo hubiera dicho: ‘Está bien, vamos a vivir en este universo contigo por un rato’”.

Lyonne no esconde su agotamiento por la carga de trabajo, pero se apresura a señalar que el cansancio es un recordatorio del privilegio que implica estar en esta posición. “He tenido momentos en la vida en los que tu prioridad no era si lanzaste bien una idea, sino cómo sobrevivir. Así que, si me escucho diciendo ‘estoy cansada’, me doy cuenta de que he perdido de vista lo extraordinaria que es mi circunstancia”, reflexiona. Para ella, el éxito no se mide en números o premios, sino en la libertad de seguir explorando su imaginación sin restricciones.

Mientras navega esta etapa de éxito sin precedentes, Lyonne mantiene un pie firme en la tierra y su característico sentido del humor. A pesar de estar involucrada en producciones de gran escala, su enfoque sigue siendo contar historias que resuenen con el público y, al mismo tiempo, la mantengan conectada con su propia pasión por el arte. “Es divertido estar aquí, en este punto de la vida, y sentir que todo tiene sentido, incluso las cosas que no quería entender cuando era más joven. Todo esto, de alguna manera, está conectado”.

Su visión sobre la creatividad como un “tercer espacio”

Natasha Lyonne describe la creatividad
Natasha Lyonne describe la creatividad como un "tercer espacio" donde lo real y lo ficticio se combinan para crear un universo tangible (REUTERS)

Para Natasha, la creatividad es mucho más que un medio para contar historias; es un lugar en el que puede habitar y experimentar con las posibilidades infinitas del mundo imaginado. Lo describe como un “tercer espacio”, un terreno abstracto que no es ni completamente real ni completamente ficticio, pero que, al menos por un tiempo, se convierte en un universo tangible para quienes deciden explorarlo. “Es como irse a esta pequeña aventura en un espacio que no está aquí ni allá”, explica Lyonne con entusiasmo. “Y todos vamos a estar de acuerdo en que es real y vamos a vivir ahí por un rato”.

Este concepto de la creatividad como un espacio liberador guió muchos de los proyectos más emblemáticos de Lyonne. Desde Russian Doll, con su exploración de bucles temporales y traumas, hasta Poker Face, donde los misterios de asesinato son una excusa para adentrarse en los rincones menos glamurosos de América, Lyonne utiliza el arte como un vehículo para desconectar del mundo real y construir algo completamente nuevo. “Soy bastante honesta sobre que esto es mi ‘kink’”, dice con una gran sonrisa, refiriéndose al placer que encuentra en perderse dentro de las historias que crea.

Esta perspectiva tiene sus raíces en su infancia, cuando desarrolló un narrador interno que transformaba las escenas cotidianas en viñetas dignas de un cine noir. Lyonne atribuye esa voz a su amor por las películas de noir que solía ver en cines desgastados de Nueva York. “Siempre pensé que podía escribir mi camino fuera de cualquier pesadilla en la que estuviera”, dice, reflejando cómo la creatividad fue desde el principio una herramienta de supervivencia emocional. Hoy, ese enfoque sigue siendo el núcleo de su proceso creativo: imaginar mundos que, aunque ficticios, permiten explorar verdades profundas sobre la condición humana.

Un ejemplo claro de esta pasión es la creación de Russian Doll, que describió como “física cuántica, trauma y comedia” fusionados en una narrativa única. Lyonne actuó, sumergiéndose completamente en la escritura y dirección del proyecto, algo que define como un proceso intensamente personal. Lo mismo ocurre con Poker Face, donde su participación como actriz, productora y directora le permitió llevar su amor por el noir y las narrativas complejas a un público más amplio. “Cuando trabajas en algo como esto, es como decir: ‘Bien, vamos a inventar las reglas de este pequeño universo’. Es muy emocionante, porque todos estamos entrando en este juego de fingir, pero fingir con propósito”.

Animal Pictures es una compañía
Animal Pictures es una compañía fundada por Lyonne junto a Maya Rudolph

Más allá de sus proyectos actuales, Lyonne tiene grandes planes para seguir construyendo historias a través de su productora, Animal Pictures, que fundó con Maya Rudolph. Con esta compañía, busca desarrollar proyectos que sean originales, desafiando las expectativas tradicionales de la industria. “Lo emocionante es que ahora hay un espacio para este tipo de ideas. Tal vez hace años, mi enfoque hubiera parecido demasiado raro, pero ahora el mundo está más dispuesto a vivir en estos universos conmigo”, reflexiona.

Innovación creativa en un universo en expansión

En su constante búsqueda por dar vida a historias únicas, Natasha Lyonne sigue demostrando que el verdadero poder de la creatividad radica en su capacidad para transformar la experiencia humana, incluso las partes más difíciles, en arte que conecta con los demás. “Es como si todo estuviera conectado de alguna forma, incluso cuando parece que no tiene sentido”, reflexiona. Mientras se prepara para los estrenos de Fantastic Four, Klara and the Sun y la nueva temporada de Poker Face, Lyonne parece estar disfrutando al máximo de este “tercer espacio” donde su imaginación y talento encontraron un hogar. Un hogar que, según parece, apenas comienza a expandirse.

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