Con Garth Hudson se fue el último miembro de The Band, la banda clave de rock que inventó el género “americana”

El músico canadiense murió a los 87 años en Woodstock. Con The Band acompañaron a Dylan en su salto al rock y patentaron un nuevo género que aún sigue vigente. Así lo recuerda The New Yorker

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Garth Hudson: desde sus múltiples
Garth Hudson: desde sus múltiples teclados impregnó la discografía completa de The Band como así también al "Dylan eléctrico" modelo 65/66 (AP)

El mundo de la música despide a Garth Hudson, el legendario organista y multiinstrumentista de The Band, quien falleció este martes a los 87 años en las cercanías de Woodstock, Nueva York.

Hudson, conocido por su estilo único y su capacidad para fusionar géneros musicales, fue una figura clave en la transformación de la banda que marcó un antes y un después en la historia del rock and roll.

Según informa The New Yorker, Hudson era el último miembro sobreviviente de la agrupación, que también incluía a Robbie Robertson, Levon Helm, Rick Danko y Richard Manuel.

Hudson, quien tocaba el órgano, acordeón, saxofón y otros instrumentos, fue descrito por sus compañeros como un músico erudito y meticuloso, con una habilidad única para aportar texturas y matices a las composiciones de la banda.

En palabras del cantante de rockabilly Ronnie Hawkins, quien trabajó con ellos en los años ’60, cuando aún se llamaban The Hawks, Hudson era un músico excepcional: “Escuchaba sonidos extraños en su cabeza y tocaba como el Fantasma de la Ópera. Sabía exactamente qué incluir y qué dejar fuera”.

Los inicios de un genio musical

Nacido el 2 de agosto de 1937 en Windsor, Ontario, Hudson mostró desde joven un talento innato para la música.

Durante su adolescencia, trabajó como organista en la funeraria de su tío, una experiencia que, según relató al autor Barney Hoskyns, le permitió explorar las ricas tradiciones musicales de la iglesia anglicana.

Junto a Robbie Robertson, guitarrista
Junto a Robbie Robertson, guitarrista y líder de The Band, aunque en realidad la banda venía tocando desde hace años como The Hawks (REUTERS)

Este trasfondo influyó profundamente en su estilo, caracterizado por complejas contramelodías y figuras inesperadas que añadían una dimensión única a sus interpretaciones.

Tras graduarse de la escuela secundaria, Hudson se unió a una banda llamada The Silhouettes, que más tarde se convertiría en Paul London and the Capers.

Según recordó Paul London, Hudson era un músico profesional con un peculiar sentido del humor, “raro, pero no demasiado raro”.

Este carácter distintivo lo acompañaría a lo largo de su carrera, consolidándolo como una figura única en el panorama musical.

La incorporación a The Band y su impacto transformador

En 1961, Hudson se unió a The Hawks, grupo que más tarde se convertiría en The Band, tras rechazar varias ofertas iniciales.

Finalmente aceptó cuando sus integrantes accedieron a pagarle un extra de diez dólares semanales bajo el título de “profesor de música”, un gesto que buscaba tranquilizar a los padres de Hudson, preocupados por su incursión en el mundo del rock.

Según recordó Levon Helm, la llegada de Hudson marcó un punto de inflexión para la banda, elevando su nivel musical y profesional.

Hudson tocaba un imponente órgano Lowrey modelo FL, conocido como Festival, que fue adquirido específicamente para él.

Robbie Robertson, Richard Manuel, Levon
Robbie Robertson, Richard Manuel, Levon Helm y Rick Danko (de izquierda a derecha) y Garth Hudson (sentado) retratados por su amigo -y fotógrafo preferido de la banda-, Elliott Landy, en la zona de Woodstock

Este instrumento se convirtió en una pieza central del sonido de la banda, especialmente durante su etapa como grupo de apoyo de Bob Dylan en los años 1965 y 1966, cuando el icónico cantautor decidió electrificar su música, generando controversia entre sus seguidores más tradicionales.

El retiro en Woodstock y la creación de obras maestras

El accidente de motocicleta que sufrió Dylan en 1966 cerca de Woodstock marcó un cambio significativo en la trayectoria de The Band.

En 1967, Hudson, junto con Danko y Manuel, se mudó a una casa alquilada conocida como Big Pink, ubicada en West Saugerties, Nueva York. Según relató Robbie Robertson en su autobiografía Testimony, la casa, rodeada de naturaleza, se convirtió en un refugio creativo.

"Music From Big Pink", el
"Music From Big Pink", el álbum debut de The Band, de 1968, es una obra maestra del rock; un disco -y un grupo- mucho más reconocido por los músicos que por el gran público. Ah, la pintura es obra de Bob Dylan, quien los llegó a contratar como "su" banda para girar en 1965, 1966 y 1974 (Créditos: Capitol)

En el sótano, improvisaron un estudio de grabación donde, a pesar de las condiciones acústicas poco ideales, lograron producir dos de los álbumes más influyentes de la década de 1960: The Basement Tapes (junto a Dylan) y Music from Big Pink.

Dos discos seminales, además: se puede decir que en ese puñado de canciones -que van del folk al blues rural, pasando por el country- se concentra eso que desde los 90 conoceríamos bajo la etiqueta/género de americana.

Uno de los momentos más memorables de Hudson en la discografía de The Band es su solo de órgano en Chest Fever, una de las canciones más emblemáticas de Music from Big Pink.

En esta pieza, Hudson combina un motivo inspirado en la Toccata y Fuga en Re Menor de Bach con una improvisación cinematográfica que establece el tono para una canción que, aunque carece de una narrativa clara, se ha convertido en un clásico del rock.

Garth Hudson se unió a
Garth Hudson se unió a The Band en 1961, y dados sus conocimientos lo llamaban "el profesor de música", servicios por los que llegó a cobrar una pago (simbólico) extra de 10 dólares semanales (AP)

Hudson no solo fue un virtuoso instrumentalista, sino también un innovador que aportó elementos inesperados a las composiciones de The Band.

Su uso del clavinet con pedal wah-wah en Up on Cripple Creek es un ejemplo de su capacidad para sorprender y enriquecer las canciones con sonidos únicos.

Según destacó The New Yorker, su estilo era “divertido y extraño, pero no demasiado extraño”, una descripción que encapsula su singularidad como músico.

La muerte de Hudson marca el fin de una era, dejando a los fanáticos de The Band con una sensación de pérdida y nostalgia.

Su música sigue viva, transmitiendo una calidez y humanidad que trascienden el tiempo. Canciones como The Weight y Up on Cripple Creek continúan resonando como himnos de la condición humana, recordándonos la importancia de la empatía y el apoyo mutuo.

Con la partida de Garth Hudson, se cierra el capítulo final de The Band, una de las bandas más influyentes de la historia del rock.

Su legado, sin embargo, perdurará como testimonio de su genio musical y su capacidad para transformar el arte en algo profundamente humano.

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