Lorne Michaels, el genio detrás de cinco décadas de Saturday Night Live, un clásico de la TV norteamericana

Lorne Michaels, el creador y productor ejecutivo del emblemático programa estadounidense Saturday Night Live (SNL), se ha erigido como una figura esencial para la televisión y la comedia desde el debut del show en 1975.

Según un extenso perfil publicado por The New Yorker, el canadiense ha mantenido una autoridad indiscutida en un programa que combina sátira política, sketches humorísticos y presentaciones en vivo, todo bajo una estructura semanal implacable.

Uno de los grandes méritos de Lorne Michaels ha sido lograr que las estrellas luzcan bien, gestionar egos y talentos, y mantener el espectáculo al aire, nada menos.

Desde el backstage de SNL, Michaels se destaca tanto por su control meticuloso del programa como por su capacidad para adaptarse al cambio cultural.

Según describen numerosos colaboradores del ciclo, su estilo de liderazgo es tanto una mezcla de mentoría como de desapego calculado. Chris Rock, exguionista y miembro del elenco, señala: “Aprendí todo lo que sé de ese programa. Si tus sketches no funcionan, el mensaje de Lorne siempre ha sido claro: ‘Hacé que se rían más’”. Esta insistencia en la calidad y en las decisiones rápidas ha garantizado la relevancia del show por cinco décadas.

Las múltiples etapas de producción semanal de SNL reflejan la maquinaria obsesiva que Michaels ha construido. Cada lunes, los guionistas, actores y presentadores invitados comienzan una intensa semana con la reunión creativa en la oficina Art déco del productor.

Tina Fey, exguionista y actriz, comparó este encuentro con un “ritual de iglesia”, señalando que rara vez estas ideas iniciales llegan a formar parte del programa final. Sin embargo, Fey también subrayó: “Estos rituales sirven para introducir al anfitrión al equipo y brindarle confianza”.

A medida que avanza la semana, las largas jornadas y noches son una constante. Los martes y miércoles son cruciales para la escritura y selección de sketches, mientras que los jueves se dedican a la construcción de escenarios y vestuarios, antes de los ensayos del viernes.

Según Seth Meyers, exintegrante del elenco y guionista, el liderazgo de Michaels es particularmente fuerte durante los ensayos generales: “Mi versión favorita de Lorne es, el Lorne espectador. Hasta cuando se mantiene en silencio durante horas, cuando ríe, es totalmente genuino”.

El perfil resalta cómo Michaels utiliza su vasta experiencia para equilibrar su filosofía de producción con elementos emocionales.

“Trato de encontrar suficientes colores para hacer un arcoíris”, declaró el productor al seleccionar los sketches definitivos, una tarea crucial que define el tono y ritmo de cada episodio.

Según The New Yorker, Michaels demuestra su genialidad al saber cuándo tomar decisiones en el último minuto, incluso si estas no siempre son perfectas.

La preparación del programa culmina el sábado, con un ensayo general en vivo a las 20:00 horas. Solo sesenta minutos después, una emisión completamente revisada llega a los espectadores, destacando el dinamismo y la velocidad del proceso.

Michaels rara vez compromete la calidad; busca una mezcla precisa de comedia conceptual, atractivo tradicional y sátira astuta”.

Aunque muchos ven a Michaels como el arquitecto detrás de un sistema impecable, también ha sido objeto de admiración y críticas dentro de su equipo.

Miembros pasados del elenco, como Bill Hader, han imitado sus peculiaridades como parte de un entretenimiento interno. Hader recordó: “Cuando te estabas hundiendo en el programa, él no te ofrecía un chaleco salvavidas. Sólo observaba desde lejos”.

Por otro lado, Michaels atribuye gran parte del éxito del programa a su habilidad para adaptarse culturalmente. Para él, los espectadores de SNL a menudo consideran que “los mejores años del show coinciden con su adolescencia”, un fenómeno que asocia al impacto emocional duradero de ciertas épocas.

A pesar de dichos cambios generacionales, Michaels ha mantenido la estructura básica del programa, comparándolo con una “barra de Snickers”: el público espera cierta dosis de familiaridad y diversión en cada emisión.

Además de sus contribuciones al mundo de la televisión, Michaels ha ejercido como mentor de algunos de los más grandes comediantes de las últimas décadas, desde Chevy Chase y Gilda Radner hasta figuras más recientes como Kate McKinnon y John Mulaney. Este último lo comparó con gigantes culturales como Alfred Hitchcock por “su impresionante longevidad y control creativo”.

A pesar de los desafíos inherentes a estar al mando de un programa tan altamente competitivo, Michaels sigue siendo la figura central. Desde los guionistas que luchan por tiempo en pantalla hasta los actores que buscan su aprobación, todos reconocen su influencia indiscutible.

Jon Hamm -más conocido como Don Mad Men Draper- actor y anfitrión invitado del programa varias veces, señaló: “Con Michaels, siempre se trata de encontrar el equilibrio perfecto entre espontaneidad y precisión”.

Por cinco décadas y más de 900 episodios, Michaels ha demostrado que la comedia es un arte intensamente trabajado. Su capacidad para evolucionar con la cultura y mantener una estructura rigurosa es un testimonio de su genio en el mundo del entretenimiento. Como él mismo detalla, “la magia de SNL es que, a pesar de todo, el espectáculo siempre continúa”.