En una tranquila calle de Toluca Lake, Los Ángeles, se encuentra el hogar de Eric Vetro, el vocal coach más solicitado por las estrellas.
Aunque su casa aparenta ser una vivienda común, su interior revela una trayectoria extraordinaria: un piano cubierto de firmas de artistas de primer nivel, desde Timothée Chalamet (como Bob Dylan) hasta Ariana Grande, y paredes adornadas con selfies y discos de oro y platino.
Este espacio, según New York Magazine, refleja el impacto de Vetro en la industria del entretenimiento y la música.
“Eric es una institución”, asegura Will Ferrell, quien trabajó con él en tres películas. Monica Barbaro, quien aprendió vibrato al estilo Joan Baez bajo su tutela, lo compara con Meryl Streep: “Si existiera un premio para coaches vocales, sería suyo”.
El método Vetro
Eric Vetro no solo entrena voces; también transforma carreras. Ha trabajado con artistas de diversos géneros y edades, desde Bette Midler hasta Sabrina Carpenter, quien acumula seis nominaciones al Grammy.
Su enfoque va más allá de la técnica vocal. Según Vetro, “un cantante no solo es su voz, también es su estado de ánimo, su entorno y su mentalidad”.
Con una rutina agotadora, atiende a ocho o nueve estudiantes por día, tanto en persona como a través de videollamadas desde lugares tan lejanos como St. Tropez.
Camila Cabello, quien trabajó con él, describe estas sesiones como inusuales: “Hemos hecho calentamientos en la ducha, en la bañera, incluso en el baño”.
Su capacidad para adaptarse a las necesidades emocionales de cada artista es clave. “Puedo leer la sala muy bien”, dice Vetro. “Algunos necesitan amabilidad y otros, una dosis de amor duro”.
Este enfoque personalizado ayudó a artistas como Shawn Mendes a superar momentos de ansiedad: “Eric me ha sacado de algunos de los momentos más difíciles de mi vida”.
Entre el arte y la terapia
Para Vetro, el canto es más que una habilidad técnica; es un medio para conectar emocionalmente con el público.
“Hoy en día, las canciones son más autobiográficas. Los jóvenes artistas sienten que su música debe reflejar exactamente dónde estaban emocionalmente en ese momento”, explica.
Sin embargo, este enfoque también presenta desafíos: “Algunos no quieren cantar una canción meses después de una ruptura porque ya no se sienten así”.
Lea Michele, otra de sus estudiantes, reconoce que Vetro es más que un coach vocal. “Es como mi terapeuta. Puede sacarme de estados de inseguridad y motivarme cuando me siento desmotivada”.
Compromiso extremo
La dedicación de Eric Vetro es inquebrantable. No ha tomado vacaciones desde 2008 y duerme en una cama ajustable para poder atender a sus estudiantes incluso a medianoche.
Según él, el descanso es una cuestión de mentalidad: “Lo que pones en tu cabeza antes de dormir afecta a tu cuerpo”.
Este nivel de compromiso no es casual. Vetro cree que el éxito no permite descansos prolongados: “En este negocio, siempre hay alguien listo para tomar tu lugar”.
Un legado que resuena
Con más de 15 años trabajando con Ariana Grande y otros actores y cantantes nominados al Oscar, Vetro ha dejado una marca imborrable en la industria.
Aunque prefiere no atribuirse el éxito de sus estudiantes, sus métodos innovadores y su apoyo emocional fueron fundamentales para ellos.
El impacto de Vetro también está en su visión del canto como un acto holístico. “No es solo técnica”, enfatiza. “Se trata de liberar la mente y visualizar el éxito”.
En un mundo donde la perfección técnica se encuentra con la presión emocional, Eric Vetro sigue siendo el mentor que los artistas necesitan para brillar en el escenario y más allá.
Como concluye Will Ferrell, “lo que hace Eric por los músicos es inmenso, aunque no siempre reciba el reconocimiento que merece”.