
El levantamiento de los controles cambiarios y de capital, lo que se conoce como cepo, se presenta como un paso clave para atraer inversiones extranjeras y sostener el repunte en el mercado accionario argentino, según afirmó Goldman Sachs en declaraciones a la agencia Bloomberg.
“Los mercados necesitan claridad y certeza de que el capital puede entrar y salir libremente del país, y el gobierno entiende eso y está trabajando para lograrlo”, declaró Max Ritter, jefe de fusiones y adquisiciones para América Latina en Goldman Sachs.
Ritter advirtió que la eliminación del cepo es tan relevante como las elecciones legislativas de octubre, que marcarán el respaldo político con el que contará el presidente Javier Milei para avanzar con sus reformas económicas. En ese contexto, sostuvo que es necesario avanzar con la apertura financiera “para asegurar que, efectivamente, el cambio sea bueno”, tanto para inversores estratégicos como para quienes operan en el mercado bursátil.
El directivo señaló que las empresas energéticas podrían ser candidatas a captar capital una vez que se defina el resultado electoral. En ese sentido, destacó que las compañías del sector generan ingresos en dólares y se benefician del auge de producción en Vaca Muerta.
Ritter planteó que Argentina atraviesa una transformación productiva que implica pasar de un modelo orientado a la protección del mercado interno a una industria más competitiva a nivel global. No obstante, advirtió que para que las firmas locales consideren realizar ofertas públicas iniciales, los administradores de fondos necesitan primero ver señales de operación con inversores de largo plazo y buena calidad.
La nota de Bloomberg también recordó que Argentina no registra un debut en el mercado accionario desde 2018 y que, pese a las expectativas sobre la gestión de Milei, los flujos de inversión extranjera directa han sido escasos. Desde diciembre de 2023, grupos multinacionales como HSBC Holdings Plc, Telefónica SA y Mercedes-Benz Group han vendido sus operaciones locales a empresarios argentinos.
El informe señaló que persisten riesgos asociados a una eventual liberalización abrupta, que podría derivar en una corrida contra el peso e impulsar nuevamente la inflación. Aun así, destacó que se espera una recuperación económica tras la recesión y que crecen las expectativas sobre un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

Ritter concluyó que esta vez la situación podría diferir de ciclos previos en Argentina: “Por primera vez en mucho tiempo, se siente diferente a otros ciclos”, dijo, al destacar que “la población entendió que debían hacerse ajustes difíciles para recalibrar los incentivos”.
Las empresas extranjeras observan con interés el rumbo económico del país, destacando el orden fiscal y la desaceleración de la inflación. Si bien se multiplican las consultas a grandes estudios jurídicos sobre las condiciones para instalar negocios, aún no se concretaron decisiones de inversión significativas. En el sector privado coinciden en que hay dos factores centrales que deben resolverse para que el respaldo a Milei se traduzca en ingreso de capitales: la eliminación del cepo cambiario —incluyendo sus condiciones— y el resultado de las elecciones legislativas de 2025.
Los datos del Banco Central sobre Inversión Extranjera Directa (IED) muestran con claridad los efectos negativos de los controles de capital y la inestabilidad macroeconómica sobre la atracción de divisas. En 2024, el primer año de gestión de Milei, el ingreso bruto de IED alcanzó los USD 906 millones, el cuarto nivel más bajo desde 2003, solo por encima de los registros de 2003 (tras la crisis de 2001), 2021 y 2022 (durante la presidencia de Alberto Fernández). Si se considera el flujo neto —descontando egresos—, se trata del valor más bajo de la serie histórica. Aunque el contexto de crisis heredada juega un papel importante, los datos evidencian el desafío pendiente para la atracción de inversiones.