El 12 de septiembre de 2024, Memphis Depay aterrizó en Brasil a bordo de un jet privado. Aunque la logística de su llegada se mantuvo bajo reserva, cientos de aficionados lo esperaban en el aeropuerto. Desde ese primer contacto con la hinchada del Corinthians, supo que su decisión no había sido errada.
En pocas horas, fue conducido a un helicóptero que lo llevó directamente al antiguo estadio del club, donde lo aguardaban el presidente Augusto Melo y una cálida recepción por parte de los Gaviões da Fiel. “Todo ese día fue una locura hermosa. Sentí que había llegado al lugar correcto”, resumió.
Brasil no era un territorio ajeno para Memphis. Desde niño admiró profundamente a Ronaldinho, a quien replicaba en videojuegos, y con el tiempo forjó una relación personal con Neymar, a quien considera un referente futbolístico, y un amigo.
También expresa veneración por Ronaldo “Fenômeno”, a quien define como una figura que marcó un antes y un después en el fútbol. “Quiero mostrar que se puede ser uno mismo dentro y fuera del campo”, dijo con convicción.
Esta admiración se transformó con los años en un vínculo concreto con la cultura brasileña, acentuado por las amistades y experiencias compartidas con futbolistas brasileños durante su paso por el Lyon entre 2017 y 2021, informa L’Equipe.
“Brasil no es sólo fútbol, es una forma de vivirlo”

Luego de años de altibajos físicos en Europa, Memphis veía necesario un cambio. Las lesiones acumuladas y un entorno cada vez más calculado y frío lo alejaban del tipo de fútbol que ama.
Su desembarco en São Paulo se convirtió, como él lo describe, en una forma de “desintoxicación emocional y futbolística”. En Brasil encontró lo que necesitaba: un contexto donde el juego se vive con intensidad emocional.
Antes de sellar su fichaje por el Corinthians, Memphis habló con varios amigos, entre ellos Neymar, quien mostró entusiasmo por su decisión. También recibió mensajes de sorpresa de otros jugadores como Vinicius Jr., que dudaban de la veracidad de los rumores.
La sorpresa era comprensible: el Corinthians atravesaba un mal momento deportivo y ocupaba uno de los últimos puestos en la tabla. Sin embargo, quienes conocen el fútbol brasileño le aseguraron que el club era una institución histórica y que viviría una experiencia inolvidable.
Para Depay, la pasión brasileña por el fútbol no tiene comparación. “Aquí, cuando se pierde, se llora. Cuando se gana, todo el país celebra”, explica. Subraya cómo cada familia nace con un club en el corazón, y cómo el fútbol actúa como un idioma común que une generaciones.
En contraste con la rigidez táctica europea, el fútbol brasileño le permitió volver a disfrutar. “Es muy físico, pero también técnico. Nunca se detiene. No se parece a nada que haya vivido antes”, añadió.
El Corinthians: un club que lo transformó

Desde su llegada, Memphis se sintió parte de algo más grande. Reconoce que vestir la camiseta del Corinthians conlleva una carga simbólica importante. “Somos el equipo del pueblo”, repite.
Una de las anécdotas que más lo impactó fue ver a un hincha tatuarse su gesto durante un clásico ante Palmeiras. A eso se suman incontables interacciones cotidianas que, lejos de la idolatría, se basan en afecto genuino. “Si puedo hacer sonreír a alguien, lo hago”, afirmó.
Más allá del fútbol, Depay se sumergió en la vida brasileña. Visitó favelas, compartió comidas y actividades cotidianas con residentes, y está aprendiendo portugués, idioma que ya comprende y comienza a hablar.
“Aquí puedo ser yo mismo. Nadie me juzga”, reflexionó. Su conexión con Brasil va más allá del deporte: es personal, es auténtica.
Salud, rendimiento y ambiciones futuras

Desde su llegada no volvió a lesionarse, algo que para él marca un antes y un después. Se siente físicamente más fuerte y en un estado mental óptimo. En un partido reciente perdió más de cuatro kilos por el desgaste físico, lo que da cuenta de la exigencia del torneo.
Afirmó que el Brasileirao puede, sin exagerar, ubicarse entre los cinco mejores del mundo. No descarta regresar a Europa en algún momento, pero hoy se siente pleno en Brasil. “Estoy feliz. Estoy disfrutando. Mi decisión fue la correcta”, aseguró.
A nivel internacional, acaba de alcanzar los 100 partidos con la selección neerlandesa y suma 47 goles, a solo tres del récord histórico de Robin van Persie. Cuando se le pregunta si aún sueña con algo, responde sin titubeos: ganar la Copa del Mundo. “Quiero dejar un legado de autenticidad para la nueva generación”, dijo con convicción.