Activistas climáticos se arrojaron salsa de tomate frente al Baptisterio de Florencia

Miembros del colectivo Ultima Generazione eligieron las emblemáticas puertas de uno de los edificios más antiguos de la ciudad para manifestarse

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El colectivo Ultima Generazione protestó
El colectivo Ultima Generazione protestó ante las puertas del Baptisterio del Duomo, en Florencia, diseñadas por Lorenzo Ghiberti. Su versión original, sin embergo, se conserva en el Museo del Duomo

Un grupo de activistas climáticos se arrojó este lunes salsa de tomate frente a las puertas del Baptisterio del Duomo de Florencia (norte de Italia), aunque sin dañar el monumento según las primeras comprobaciones.

Las cinco personas, integrantes del colectivo “Última Generación” (Ultima Generazione), se lanzaron la salsa a sí mismos y desplegaron una pancarta frente a las Puertas del Paraíso de Lorenzo Ghiberti, ante la mirada de los cientos de turistas que paseaban por la plaza monumental.

Aunque el suelo si quedó teñido, el tomate no salpicó a la réplica de la puerta diseñada por Ghiberti, una de las obras más destacadas del Renacimiento y cuya versión original se conserva en el Museo del Duomo para protegerla de las inclemencias meteorológicas. Por este motivo, y a diferencia de otras protestas, no se han planteado denuncias contra los activistas.

Precisamente, el Gobierno italiano aprobó recientemente un proyecto de ley que podría castigar a los autores de actos vandálicos contra obras de arte, monumentos o bienes del patrimonio cultural con multas de hasta 60.000 euros, e incluso sanciones penales.

El pasado mes de mayo, otros activistas del mismo colectivo arrojaron un líquido negro en el agua de la monumental Fontana de Trevi de Roma, compuesto por carbón líquido, el mismo que usaron en otras acciones similares como en la fuente de la Barcaccia de la Plaza de España romana o la de los Cuatro Ríos de Gian Lorenzo Bernini en la Plaza Navona.

No es la primera vez que estos activistas arremeten contra el patrimonio con acciones como estas. En noviembre arrojaron sopa a un cuadro de Van Gogh de una exposición temporal de Roma y mancharon con pintura el El Dedo del Maurizio Cattelan frente a la Bolsa de Milán, además de la escultura ecuestre del Vittorio Emanuele II frente al Duomo.

Y hace unas semanas el Tribunal de la Ciudad del Vaticano condenó a una pena “suspendida” de nueve meses de prisión a los dos activistas climáticos que se pegaron a la famosa escultura del Laocoonte para protestar contra la crisis climática y además deberán pagar una indemnización de 28.148 euros (unos 30.267 dólares).

Fuente: EFE

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