Estas son las tres ciudades colombianas en las que la plata rendiría más: la primera nadie se la espera

En su faceta como creador de contenido, el antiguo secretario de Gobierno de Bogotá Luis Ernesto Gómez enlistó las “tres ciudades capitales donde la plata rinde más”, en este 2025.

Según comentó el exfuncionario, el análisis fue realizado “teniendo en cuenta el aumento de precios de bienes y servicios básicos, como el transporte, la comida y la vivienda” y la primera es difícil de predecir.

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“En tercer lugar está Tunja. Aquí los precios de vivienda y educación se ha mantenido estable. Por ejemplo, matricular a un hijo en un colegio bilingüe y de alta calidad puede costar entre 200.000 y 800.000 pesos al mes”, explicó.

Pero aún más económica sería la capital del departamento de La Guajira, en dónde los precios de arriendo, incluso, en zonas cotizadas, no supera el medio salario mínimo.

“En el segundo lugar está Riohacha, donde los costos de bienes básicos no han subido tanto como en otras regiones. Se pueden, por ejemplo, encontrar arriendos de apartamentos bien ubicados desde 500.000 pesos en adelante”.

Y, finalmente, “en el primer lugar se encuentra nada más y nada menos que Santa Marta, que tuvo una baja en el índice de precios del consumidor histórica. En la capital del Magdalena los precios de vivienda, recreación y servicios públicos bajaron en el último año, mientras que en todo el país subieron”, precisó Gomez.

Al publicar el Índice de Precios al Consumidor (IPC), el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) enlistó las ciudades colombianas con mayores costos de vida hasta septiembre del año anterior (2024).

Según el informe, Neiva encabeza la lista de las ciudades con el mayor aumento en el costo de vida, con un incremento del 1,74% en su índice de inflación mensual.

Este dato se enmarca en un contexto nacional donde la inflación promedio anual se ubicó en el 5,81%, una cifra significativamente inferior al 10,99% registrado en el mismo mes del año anterior.

De acuerdo con el Dane, el IPC es una herramienta fundamental para medir las variaciones en los precios de los bienes y servicios que conforman la canasta familiar, y sirve como base para calcular la inflación en el país. Para elaborar este indicador, la entidad realiza un análisis exhaustivo de más de 440 productos, recopilando información directamente en supermercados, tiendas de barrio y plazas de mercado. Este proceso permite identificar las fluctuaciones en los precios y su impacto en los hogares colombianos.

El informe del Dane posiciona a Neiva como la ciudad con el mayor incremento en el costo de vida, seguida por Bucaramanga, que registró un aumento del 1,36%, e Ibagué, con un 0,83%. Otras ciudades que también presentaron alzas significativas en sus índices de inflación mensual incluyen Popayán (0,80%), Florencia (0,62%), Medellín (0,56%), Tunja (0,53%) y Pasto (0,47%). Estas cifras reflejan un panorama en el que varias regiones del país enfrentan un aumento sostenido en los precios de bienes y servicios esenciales.

Por otro lado, el Dane también identificó las ciudades con menores índices de inflación, e incluso algunas con variaciones negativas. Entre ellas destacan Manizales, que presentó una disminución del -6,25%, seguida de Cartagena (-5,58%) y Cali (-5,34%). Otras ciudades con reducciones en sus índices incluyen Valledupar (-5,16%), Sincelejo (-3,70%), Riohacha (-3,64%), Santa Marta (-3,52%) y Montería (-2,64%).

El Dane atribuyó el aumento en el costo de vida en varias ciudades del país a una combinación de factores económicos y climáticos. Uno de los principales elementos que influyeron a finales del 2024 en la inflación fue el incremento en los precios de los alimentos. Según el informe, las condiciones climáticas adversas y los problemas en las cadenas de suministro han generado un aumento en los costos de producción y distribución de productos básicos. Esto afectó directamente a los consumidores, quienes debían destinar una mayor parte de su presupuesto a la compra de alimentos.

Otro factor relevante señalado por el Dane era el aumento en los precios de la electricidad y el gas. Este fenómeno está relacionado, en parte, con los incrementos en los precios internacionales del petróleo y el gas natural, lo que impactó los costos de los servicios públicos en el país. Además, el transporte también experimentó un alza significativa, impulsada por el aumento en los precios de los combustibles y las tarifas del transporte público. Estos incrementos han afectado tanto a los consumidores como a los sectores productivos, generando un efecto en cadena en la economía.