Las autoridades en Colombia han mostrado preocupación por la llegada de ciudadanos iraníes que presentaban documentación falsa para ingresar al país, una problemática que no sería parte de la crisis migratoria en la que múltiples extranjeros llegan a territorio colombiano buscando atravesar el Darién (se han registrado casos similares con africanos y asiáticos).
Respecto a la llegada de iraníes, fuentes de inteligencia informaron a El Tiempo que se trataría de miembros del grupo terrorista Hezbolá o de las Fuerzas Quds (una extensión paramilitar islámica de Irán), que estarían llegando al continente para ampliar su margen de acción y también ayudar a grupos armados.
Ahora puede seguirnos en Facebook y en nuestro WhatsApp Channel.
De acuerdo al medio citado, estos individuos estarían entrenando a miembros de las disidencias de las Farc en manejo de drones que transportan cargas explosivas, un método que ha sido empleado por el grupo al margen de la ley.
Una problemática que ya se ha registrado en Colombia
A mediados de los 80, cuando el Estado colombiano sostenía una guerra con el cartel de Medellín, al país llegó Yair Klein, un mercenario israelí que se encargó de entrenar a escuadrones paramilitares y jóvenes “suizos” (término que utilizaban los capos para referirse a los sicarios que tenían misiones suicidas).
Se afirma que Klein tenía contacto directo con los hermanos Castaño, que en ese momento seguían teniendo cercanía con Pablo Escobar, por lo que no tenían problemas en que el mercenario compartiera su conocimiento sobre explosivos con miembros del cartel de Medellín.
Se afirma que la primera visita de Klein a Colombia se registró como si se tratará de un ciudadano del común, llegó al aeropuerto El Dorado y estuvo acompañado por miembros de las Fuerzas Militares y el extinto DAS, que tenían acuerdos con los paramilitares para combatir de manera directa a la guerrilla.
“Fue él quien le enseñó al Cartel de Medellín a accionar bombas a control remoto”, indicó a la BBC Pablo Elías González, que fue jefe de investigaciones especiales de la Procuraduría General de Colombia en los 80.
Los otros dos viajes de Klein a Colombia se registraron de manera incógnita, se le asoció con el asesinato de Galán y el atentado al avión de Avianca en 1989, pero no se le vinculó de manera oficial a estos crímenes; sin embargo, el magnicidio del candidato político habría provocado que terminara huyendo del país por el Amazonas.
El israelí no trabajo solo en Colombia, puesto que trajo consigo a Tzadaka Abraham y Teddy Melnik, que le ayudaron a entrenar a los miembros de las Autodefensas Unidas de Colombia; sin embargo, Klein indicó que solo compartió su conocimiento militar con campesinos que querían defenderse de las Farc.
El mercenario también indicó que el Gobierno de Estados Unidos tenía conocimiento de sus visitas, asegurando que se encargó de hacer el trabajo que ellos no podían hacer de manera pública.
“Estuve en Colombia por invitación de los americanos y punto. Todo lo que Estados Unidos no puede hacer porque le es prohibido, lo hace por intermedio de otros”, declaró Klein al diario Maariv en el 2000.
Más de 30 años han pasado desde que el israelí estuvo en Colombia por última vez, pero su nombre sigue siendo mencionado, ya que fue condenado en ausencia a 10 años de prisión, durante el mandato de Iván Duque se levantó una orden de captura en su contra, pero fue deslegitimada por Tribunal Europeo de Derechos Humanos, y en los últimos años ha declarado ante la justicia colombiana en casos como el del paramilitar Ramón Isaza.
El israelí ha indicado que recibió pagos de “hacendados” para que entrenara a los paramilitares, pero hasta la fecha no ha revelado nombres específicos, haciendo que sectores políticos duden sobre la veracidad de sus declaraciones.