
Una comida lujosa en lo que parecía ser una celebración común derivó en uno de los episodios más macabros de la historia penal inglesa. Varios invitados enfermaron con gravedad tras el banquete, y todas las sospechas se centraron en el cocinero, Richard Roose.
Acusado de haber envenenado los platos con un polvo no identificado, fue detenido y condenado a muerte por el propio Enrique VIII. El método elegido para su ejecución fue tan inusual como brutal: hervirlo vivo en público.
Contexto y crimen imputado
El hecho ocurrió en Lambeth, al sur de Londres, en el año 1531. Roose se convirtió en el primer hombre en Gran Bretaña en ser ejecutado mediante ebullición, un castigo que no formaba parte del repertorio habitual de penas capitales.

Según Daily Mail, fue condenado a muerte por el rey Enrique VIII por el delito de envenenamiento. La gravedad del acto -según su criterio- se elevó por tratarse de un atentado contra la vida de figuras vinculadas a la corte a través del alimento. Desde el punto de vista del monarca, fue una respuesta ejemplificadora.
El procedimiento de la ejecución
De acuerdo con los registros de la época, Roose fue encadenado a una horca y sumergido de forma repetida en un caldero hirviendo. Daily Mail señaló que, según las investigaciones, durante el proceso “rugía muy fuerte” y que la agonía se extendió durante aproximadamente dos horas. Esta duración extrema sugiere que el objetivo no fue únicamente provocar la muerte, sino prolongar deliberadamente el sufrimiento.
Aún no hay certeza sobre el contenido exacto del caldero. Las fuentes contemporáneas aluden a agua, aceite o cera como posibles sustancias. Además, se sabe que en algunos casos similares las víctimas eran introducidas en líquidos fríos que se calentaban paulatinamente, lo cual tenía como efecto demorar el ingreso del cuerpo en estado de shock y, por ende, intensificar el dolor.
El deterioro físico del cuerpo humano por ebullición
La destrucción de tejidos provocada por el calor afecta no solo la piel sino también la musculatura y los órganos internos. Según Daily Mail, las quemaduras térmicas ocurren cuando se destruyen algunas o todas las células de la piel u otros tejidos.

Estas lesiones pueden generar contracción de los tejidos blandos, provocando que la piel se desgarre y que los músculos se contraigan.
Una consecuencia crítica es el desarrollo de shock, un estado que, de acuerdo con el NHS británico, se caracteriza por cara pálida, piel fría o húmeda, pulso rápido, respiración rápida y superficial e inconsciencia.
La muerte no suele ser causada directamente por las quemaduras, sino por este colapso sistémico del organismo ante la falta de oxígeno.
El impacto térmico también puede afectar las vías respiratorias. La exposición a altas temperaturas puede generar fallas en la función respiratoria, lesionando las vías aéreas y pudiendo ser letal. Esta situación se agrava si la persona respira vapores calientes, un riesgo elevado en un caldero sin tapa.
Impacto social y reacción contemporánea
La brutalidad del castigo continúa generando reacciones de asombro. En un video de YouTube que narra el hecho, muchos usuarios expresaron su repudio. “Es difícil comprender la brutalidad que estas personas se infligían entre sí. Somos la especie más cruel de todas”, escribió un usuario.
Este tipo de reacciones no son nuevas. La ejecución por ebullición causó tal conmoción que el rey Eduardo VI, apenas dieciséis años más tarde, decidió abolirla en 1547.

A pesar de haber desaparecido como método legal, la ebullición sigue provocando muertes accidentales. En 2016, un joven de 23 años falleció tras caer en una fuente termal del Parque Nacional de Yellowstone, en Estados Unidos. Daily Mail informó que en el momento en que se recuperaron sus restos, se dijo que el agua estaba a 100 °C.
Las cifras globales reflejan la magnitud del problema. La Organización Mundial de la Salud estima que “180.000 muertes al año también son causadas por quemaduras”, lo cual incluye tanto accidentes domésticos como laborales.