
Con motivo del Día Internacional de la Mujer, The Economist publicó su “Índice del Techo de Cristal”, una medición anual que compara las condiciones laborales de las mujeres en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
La herramienta basada en diez indicadores clave, examina desde la participación en la fuerza de trabajo y la brecha salarial hasta la representación en política. Aunque los avances son evidentes, los datos de 2024 revelan que la equidad de género en el mundo laboral sigue siendo un objetivo lejano en muchos países.

Radiografía de la equidad de género
El índice de la OCDE, publicado desde hace 13 años, permite identificar qué países ofrecen mejores condiciones para las mujeres trabajadoras. En la edición de 2025, Suecia lidera el ranking, desplazando a Islandia, que había ocupado el primer lugar en los dos años anteriores. Esta región nórdica destaca por sus políticas de apoyo a la igualdad de género y su infraestructura para la conciliación familiar y laboral.
En el extremo opuesto, Turquía ocupa el último puesto, desplazando a Corea del Sur, que por primera vez en la historia del índice deja de ser el país con peores resultados, avanzando a la posición 28.
En tanto, entre las naciones con mayores mejoras, Nueva Zelanda se posiciona como la más destacada, escalando ocho lugares hasta alcanzar el quinto puesto.
Asimismo, este informe ofrece una clasificación general y también permite identificar los factores que impulsan o frenan la equidad laboral en cada nación. El análisis de los datos muestra que, aunque la educación es un terreno donde las mujeres superaron a los hombres en términos de acceso y graduación, persisten brechas significativas en la participación laboral, salarios y acceso a puestos de liderazgo.

Paradoja de la educación: más graduadas, menos oportunidades
Uno de los indicadores analizados es el nivel educativo alcanzado por las mujeres en la OCDE. Según el informe, el 45% de las mujeres tiene un título universitario, frente al 36.9% de los hombres, ampliando la brecha en comparación con años anteriores. Sin embargo, este mayor acceso a la educación superior no se traduce en igualdad de oportunidades en el mercado laboral.
A pesar de su mejor preparación académica, solo el 66.6% de las mujeres en edad de trabajar tiene empleo, mientras que en el caso de los hombres la cifra asciende al 81%.
La disparidad varía por país: mientras que en Islandia y Suecia más del 82% de las mujeres trabajan, en Italia la tasa de empleo femenino es de apenas el 58%.
Aunque el acceso a programas de formación empresarial mejoró, con un aumento en la participación femenina en exámenes de ingreso a Maestría en Administración de Empresas (llegando al 36% en 2024), estos avances no fueron suficientes para reducir las brechas en el acceso a posiciones de liderazgo y equidad salarial.

Diferencias salariales y barreras en la alta dirección
El índice también refleja la persistencia de la brecha salarial. En promedio, las mujeres en la OCDE ganan un 11.4% menos que los hombres, con países como Australia y Japón experimentando un ensanchamiento de esta diferencia en el último año.
Los accesos a puestos de liderazgo también siguen siendo desiguales, aunque se registraron progresos. El porcentaje de mujeres en juntas directivas de empresas pasó del 21% en 2016 al 33% en 2024. En países como Nueva Zelanda, Francia y el Reino Unido, la proporción en estos espacios dirigenciales es cercana a la paridad con los hombres.
Participación política: una representación creciente
Otro aspecto clave analizado en el índice es la representación femenina en política. En 2024, por primera vez desde la creación de este informe, las mujeres ocuparon más del 34% de los escaños en los parlamentos de la OCDE.
El Reino Unido se destaca entre los países con mayores avances. Tras las elecciones de julio de 2024, 43 mujeres fueron elegidas como diputadas, elevando su representación en el Parlamento del 35% al 41%. Mientras que en otras naciones el progreso es más lento, como Japón, donde solo el 16% de los legisladores son mujeres (representa el máximo histórico del país).

Conciliación y permisos parentales: una deuda pendiente
Uno de los factores que más afectan la trayectoria laboral de las mujeres es la maternidad. Aunque este criterio tiene un peso menor en el índice, influye de manera significativa en la participación femenina en el empleo.
Los países con políticas más generosas, como Hungría y Eslovaquia, ofrecen permisos de maternidad con el equivalente al salario completo durante 79 y 69 semanas, respectivamente.
Sin embargo, otros países continúan desarrollando sus actividades sin licencia parental obligatoria, y los costos del cuidado infantil superan el 30% del salario promedio.