La última llamada: un hombre lucha por salvar la cabina telefónica de su pueblo rural

En Sharrington (Inglaterra) se está librando una pulseada que va más allá de la nostalgia. Comunidades marginadas enfrentan dilemas en tiempos de avance tecnológico, según The Guardian Weekly

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Una histórica cabina telefónica roja
Una histórica cabina telefónica roja enfrenta el desmantelamiento por parte de la multinacional BT (Freepik)

En el pequeño pueblo de Sharrington, en Norfolk (Inglaterra), una cabina telefónica roja se convirtió en el epicentro de una lucha inesperada...

Derek Harris, de 89 años, emprendió una batalla contra la multinacional telefónica BT para evitar que esta reliquia, que permaneció en la comunidad por décadas, sea desmantelada.

Para Harris, no es solo una cabina: es historia, identidad y una misión personal, informa The Guardian Weekly.

Un pueblo, una cabina y una lucha desigual

Sharrington, con sus campos abiertos y ondulantes, parece un lugar alejado del mundo moderno. Pero la amenaza del cierre de la cabina telefónica sacudió la tranquilidad del pueblo.

Harris descubrió la noticia en el orden del día de una reunión del consejo parroquial y, sin dudarlo, decidió actuar.

“Pensé: ‘Será mejor que haga algo al respecto’”, explicó. Su batalla recuerda a la historia de David contra Goliat: un hombre mayor enfrentándose a una empresa gigante con recursos casi ilimitados.

Pero su cruzada no es solo por nostalgia. Harris argumenta que la cabina sigue siendo un recurso valioso.

En esta zona rural, la cobertura de telefonía móvil es deficiente y muchos de los habitantes son personas mayores que no cuentan con teléfonos móviles. En casos de emergencia, esta cabina puede ser la única vía de comunicación disponible.

El declive de las cabinas en el Reino Unido

Hace 30 años, el Reino
Hace 30 años, el Reino Unido contaba con 100,000 cabinas telefónicas, pero hoy solo quedan 14,000 en uso (Freepik)

Hace solo tres décadas, había 100,000 cabinas telefónicas en el Reino Unido. Hoy, apenas quedan 14,000 en funcionamiento, y solo 3,000 de ellas conservan el icónico diseño rojo.

La empresa BT, propietaria de la red de cabinas, estuvo eliminando aquellas que considera obsoletas.

Sin embargo, existen regulaciones que protegen algunas cabinas de su desaparición. Según la autoridad de telecomunicaciones Ofcom, no se pueden retirar si cumplen ciertos criterios, como estar en una zona con mala cobertura móvil o registrar al menos 52 llamadas al año.

En Sharrington, la cabina solo registró unas pocas llamadas en el último año, pero Harris insiste en que cada una de ellas pudo haber sido crucial.

En 2016, cuando la cabina enfrentó una amenaza similar, el pueblo logró salvarla. Para Harris, es una prueba de que aún puede resistir. “Ella se enfrentó a la muerte en 2016 y todavía está aquí”, dijo con orgullo.

Más que una cabina, una cuestión de identidad

La cabina de Sharrington es un modelo K6, diseñado en 1935 por Sir Giles Gilbert Scott. Su distintivo color rojo y su corona dorada la convierten en un símbolo británico.

Harris, que nació el mismo año en que se creó este diseño, siente una conexión especial con ella.

La historia de Harris está marcada por la lucha y la supervivencia. Durante la Segunda Guerra Mundial, siendo niño, vivió los bombardeos alemanes y presenció la muerte de amigos.

Más tarde, en su juventud, sirvió en el ejército y sufrió heridas graves que, según los médicos, acortarían su vida. Sin embargo, sigue aquí, en su “90º año”, como él lo enfatizó, defendiendo lo que considera un legado valioso.

Para él, la cabina representa la continuidad y la memoria. “Cuanto más te acercas al final, más quieres ver las cosas vivas”, reflexionó. “No me gustaría verlas morir. Eso es por lo que estoy luchando.”

¿Un futuro para la cabina?

El concejal Andrew Brown respalda
El concejal Andrew Brown respalda preservar la cabina telefónica como patrimonio cultural (Freepik)

El concejal local Andrew Brown apoya la causa de Harris. Considera que la cabina es un recurso de comunicación y un patrimonio cultural.

Algunos sugieren convertirla en una biblioteca o en un contenedor para desfibriladores, como se hizo en otras partes del país. Pero Harris se opone rotundamente.

“No fue diseñada para eso”, argumentó. “Fue diseñada para la comunicación. ¿Por qué debería transformarse en otra cosa?”

Mientras el proceso de consulta con la comunidad sigue en marcha, Harris y sus aliados consiguieron una prórroga de un mes para defender su caso.

Puede que la cabina de Sharrington sea solo una más en la extensa red que BT busca reducir, pero para este hombre de 89 años, es una parte esencial de su historia y de la de su pueblo.

En tiempos en los que la tecnología avanza sin pausa, la lucha de Harris nos recuerda que algunos símbolos merecen perdurar.

Aunque el mundo cambie, hay historias y objetos que siguen teniendo un propósito, incluso si es solo recordarnos de dónde venimos.