La oscura historia del ganador de Gran Hermano que llegó al límite tras saltar a la fama: “Mi cuenta está en negativo”

Jackson Michie ganó el reality estadounidense en 2019, junto a un jugoso premio económico. Sin embargo, eso lo llevó a un camino lleno de altibajos emocionales, económicos y personales

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Jackson Michie ganó la 21ª
Jackson Michie ganó la 21ª edición de "Big Brother" en 2019, llevándose el trofeo y 510,000 dólares (@jackson_michie)

Jackson Michie se hizo conocido en todo el mundo en 2019 cuando se coronó ganador de la 21° edición de “Big Brother” (Gran Hermano). El joven, nacido en Nashville, Tennessee no solo se llevó el trofeo, sino también una serie de vivencias personales que marcarían su vida post-competencia. A sus 24 años, ganó 510.000 dólares y alcanzó una significativa visibilidad mediática, especialmente en Los Ángeles, donde intentó establecerse tras su paso por el programa.

Sin embargo, detrás de la imagen pública de un joven exitoso, Michie arrastraba varios problemas personales que fueron trascendiendo con el tiempo. A lo largo de los años posteriores a su participación en Big Brother, su vida se vio empañada por dificultades emocionales, adicciones y una caída financiera que lo llevaron a tocar fondo.

Las dificultades tras su triunfo

Michie se enfrentó a varios desafíos que fueron más allá de la celebración inicial de su triunfo. En una aparición reciente en la serie “God101” de Julie Chen Moonves, Jackson confesó que, aunque el reality fue una experiencia que sintió que necesitaba, llegó en un momento de vulnerabilidad extrema en su vida. “El programa era algo que necesitaba hacer, pero estaba en un momento delicado de mi vida”, explicó.

Según dijo, no recibió ningún tipo de apoyo después de ganar, lo cual lo dejó desorientado. Esto es un aspecto que no suele destacarse en la vida de los participantes de Big Brother: el vacío emocional y la falta de preparación para enfrentar la vida tras el certamen.

Asimismo, Michie reveló que, después de su victoria, no pudo encontrar el soporte necesario, lo que sumado a su vulnerabilidad personal, terminó llevándolo a una serie de decisiones equivocadas. “Ahora estoy en Los Ángeles, catapultado al mundo con los mismos problemas de los que nunca me había curado”, admitió, reflejando cómo su éxito en el programa no fue suficiente para sanar las heridas de su pasado.

Contexto previo a su éxito

Antes de ingresar a Big Brother, Michie vivía una etapa complicada tras mudarse de Nashville a Los Ángeles buscando empleo como barman, sin perspectivas claras de futuro. Durante esta fase, se encontró con la convocatoria del programa, que marcó un punto de inflexión en su vida.

En paralelo, el joven enfrentaba una adicción de cinco años a sustancias como Xanax y cocaína. Al ser seleccionado, decidió abandonar las drogas abruptamente, lo que, sin acompañamiento adecuado, lo dejó vulnerable psicológicamente. “Dejé de consumir de golpe”, confesó. La combinación de incertidumbre, adicciones y falta de preparación contribuyó a los retos que enfrentó después de ganar el reality.

El proceso de rehabilitación, si bien necesario, no fue tratado de manera integral, y esto se reflejó en su comportamiento durante el programa y en la forma en que gestionó su éxito posterior. Los desafíos emocionales derivados de las adicciones no solo afectaron su salud mental, sino que también lo impulsaron a tomar decisiones erróneas cuando la fama y el dinero llegaron a su vida.

La religión ayudó a Michie
La religión ayudó a Michie a encontrar un camino de sanación tras años de crisis personal y emocional (@jackson_michie)

El impacto de la fama

Tras ganar Big Brother, Jackson experimentó cambios radicales al recibir 510.000 dólares y alcanzar la fama de manera inmediata. Sin embargo, el giro en su vida no fue positivo. A los 24 años, con dinero en su cuenta y la atención pública en Los Ángeles, enfrentó la presión y las expectativas que trae la fama, las cuales, sin estabilidad emocional, afectaron su bienestar.

Sin asesoramiento financiero, Michie tomó malas decisiones económicas que lo llevaron a perder gran parte de su premio. “Ya me he gastado todo el dinero y mi cuenta está en negativo”, confesó. A esta crisis económica se sumaron problemas cotidianos: quedó sin coche, empleo ni planes y tuvo que regresar a la casa familiar. Lo que inicialmente parecía un camino hacia una mejor vida terminó transformándose en una carga emocional y económica que lo empujó a una profunda crisis personal.

Cambio y reflexión

Durante el programa, algunos de sus compañeros lo acusaron de tener actitudes agresivas y despectivas, y los fanáticos señalaron que las primeras personas en ser eliminadas del juego fueron concursantes de color, lo que generó un fuerte debate sobre el trato que Michie les dio. Aunque en su momento negó estas acusaciones, al reflexionar sobre su victoria, reconoció que la forma en que se había comportado en el programa pudo haber sido vista como problemática. “Ni siquiera podía expresar con palabras cómo me sentía, decepcionado y desanimado. Porque me di cuenta de que hice lo que me dijeron las personas a las que no les agradaba en el programa”, lamentó.

Reconocer estos errores fue un paso importante para su crecimiento personal, y hoy, con una mirada más madura, parece entender las razones detrás de las críticas y las malas decisiones tomadas durante ese tiempo.

Cómo es la nueva vida de Jackson

Luego de atravesar un turbulento camino, la vida de Michie parece haber encontrado un nuevo propósito. Una de las claves para superar las dificultades que enfrentó fue su descubrimiento de la religión, lo que lo ayudó a orientarse en su proceso de sanación. La espiritualidad se convirtió en un pilar fundamental para salir del agujero emocional en el que se encontraba.

Además, en 2023, dio un nuevo giro en su vida personal al casarse con Caitlin Goodrich, con quien construyó una vida más estable. En mayo de 2024, la pareja dio la bienvenida a su hija, Sophia Grace, lo que representó no solo un cambio en su rol como individuo, sino también un nuevo inicio en su camino hacia la estabilidad emocional y familiar. La paternidad y el matrimonio se presentan ahora como los pilares sobre los cuales Michie pudo encontrar el equilibrio que durante tanto tiempo le faltó.