“Necesitas tus propias ideas. Me gusta la gente que no es como una oveja”, dice Ilona Staller, más conocida como Cicciolina, mientras acepta una taza de té de rosas.
A sus 73 años, la ex actriz porno y ex diputada italiana sigue siendo tan provocadora como en los años ochenta, cuando su imagen desafió las normas del conservadurismo.
Sentada en la casa de su asistente en Roma, en una gélida mañana, Staller habló con The Times de Londres sobre su vida, su carrera y su nuevo libro, Memorie.
En esta autobiografía, repasa sus inicios en el cine para adultos, su sorprendente paso por la política y su polémica relación con el artista Jeff Koons, quien la convirtió en el centro de la serie Made in Heaven. “Me convertí oficialmente en una obra de arte”, recordó sobre aquella época.
Provocadora y sin filtros, Staller reivindicó su legado más allá del escándalo. “No soy solo una diva del porno”, afirmó, defendiendo su papel en la lucha por la educación sexual y los derechos de las mujeres.
Su historia, marcada por la controversia y la transgresión, sigue desafiando tabúes incluso décadas después de su apogeo.
De la pornografía a la política: un camino inesperado
Antes de ser parlamentaria, Ilona Staller ya era una figura conocida en Italia gracias a su carrera en el cine para adultos.
Sin embargo, pocos imaginaban que una estrella porno pudiera convertirse en diputada, y mucho menos en una de las más mediáticas del Parlamento.
En 1987, bajo la bandera del Partido Radical, Staller sorprendió a todos al obtener más de 20.000 votos y un escaño en la Cámara de Diputados.
“Los cínicos decían que era un truco publicitario, pero yo quería hacer cambios reales”, afirmó con firmeza.
Su campaña, lejos de lo convencional, incluía apariciones en topless y eslóganes como “Abajo la energía nuclear, arriba la energía sexual”.
Sus propuestas generaban tanto escándalo como debate: más educación sexual en las escuelas, permisos para tener relaciones sexuales en las cárceles y la creación de “parques del amor” para parejas jóvenes que vivían con sus padres y no tenían privacidad.
Italia, aún profundamente influenciada por la Iglesia católica, no estaba preparada para una política como ella.
Sin embargo, su llegada al Parlamento reflejaba un cambio en la sociedad, que poco a poco se abría a la revolución sexual. “Yo era un himno a la alegría, a la transgresión”, aseguró.
Entre sus gestos más controversiales estuvo su famosa oferta de acostarse con Saddam Hussein para promover la paz en Oriente Medio, una propuesta que, según ella, fue malinterpretada: “Quería demostrar que la diplomacia también puede venir del amor, no solo de la guerra”.
Para muchos, Staller fue un chiste mediático; para otros, una provocadora que usó su imagen para desafiar el status quo.
Incluso el legendario cineasta Federico Fellini reconoció su impacto: “Me ha superado por completo”, declaró en su momento.
Años después, Staller sigue defendiendo su papel en la política italiana: “Muchos se rieron de mí, pero algunas de mis ideas estaban adelantadas a su tiempo, como los derechos de los homosexuales y la protección de los animales”.
Jeff Koons y la transformación en obra de arte
A finales de los años ochenta, cuando Jeff Koons vio por primera vez una foto de Ilona Staller en la revista Stern, quedó fascinado.
En aquel entonces, Koons ya era un artista en ascenso, pero su relación con Cicciolina lo llevó a uno de los proyectos más polémicos de su carrera: la serie Made in Heaven, en la que la representó en una serie de pinturas, fotografías y esculturas en escenas de sexo explícito con él.
“Así como los pintores usan su pincel para pintar, yo usé mi cuerpo para crear un lenguaje universal”, dice Staller, recordando cómo su imagen se convirtió en arte.
Koons, por su parte, la veía como una musa moderna. “Somos un Adán y una Eva contemporáneos”, declaró el artista en aquel momento, convencido de que su amor trascendía las normas convencionales.
La relación entre ambos impactó el mundo del arte, y su vida personal. En 1991, Koons y Staller se casaron en Venecia y un año después nació su hijo, Ludwig.
Sin embargo, lo que parecía un cuento de hadas se convirtió en una pesadilla. “Yo quería una familia, pero él solo veía películas todo el día”, confesó Staller.
La pareja terminó separándose en medio de una tormentosa batalla legal por la custodia de Ludwig, que incluyó acusaciones, secuestros y juicios en los que incluso se usaron imágenes de Staller en películas pornográficas para argumentar que no era apta para ser madre.
“Intentaron destruirme en la corte, pero yo luché”, dijo, recordando cómo logró mantener la custodia de su hijo con la ayuda del abogado italiano Luca Di Carlo, conocido como “el abogado del diablo” por haber defendido a la familia Escobar.
Sin embargo, la disputa con Koons dejó cicatrices. “Él me hizo musa y luego quiso borrarme”, afirmó.
La sexualidad como bandera: activismo y escándalos
Desde sus inicios en el cine para adultos hasta su paso por la política, Ilona Staller hizo del sexo su principal herramienta de provocación y activismo.
Para ella, la sexualidad nunca fue un tabú, sino un símbolo de libertad. “Desde que era niña he tenido una hermosa relación con mi cuerpo. Me miraba en el espejo. Me tocaba”, recordó sin pudor.
Su discurso en favor del amor libre y la educación sexual la convirtió en una figura polarizadora en Italia, un país donde la influencia de la Iglesia católica seguía marcando las normas sociales.
Como diputada, promovió propuestas que escandalizaron a los sectores más conservadores: permisos para tener relaciones sexuales en las cárceles, educación sexual obligatoria en las escuelas y la creación de “parques del amor” para que los jóvenes tuvieran un espacio donde estar juntos sin necesidad de recurrir a los pequeños automóviles Fiat 500. “Yo era un himno a la alegría, a la transgresión”, dijo, sin arrepentimientos.
Su lucha por la libertad sexual la llevó a enfrentar numerosos problemas legales. Fue arrestada aproximadamente 50 veces por indecencia en distintos países, pero eso no la detuvo.
“Estaba en el escenario en Bélgica con una pequeña tanga y un velo. Se podía ver pero no se podía ver. Llegó la policía y me metió en una celda… Dije: ‘No soy una delincuente; soy miembro del parlamento’”.
Después de la política y el cine adulto
Tras su paso por el Parlamento y el cine para adultos, Ilona Staller tuvo que reinventarse. Con el auge de internet y la facilidad de acceso a la pornografía gratuita, los derechos de autor de sus películas desaparecieron.
“No recibo nada de las películas que hice, aunque todavía las ven millones de personas”, aseguró. Su situación económica se complicó aún más cuando el Movimiento Cinco Estrellas impulsó en 2019 una reforma que redujo su pensión de ex diputada de 3.100 a 1.000 euros mensuales. “Me quitaron dinero que me correspondía, pero no me voy a quedar de brazos cruzados”, dijo.
Uno de sus mayores conflictos sigue siendo su ex esposo, Jeff Koons, a quien acusa de no pagar la manutención de su hijo Ludwig, establecida en 8.000 euros al mes.
“No he recibido nada”, afirma con resignación. Mientras Koons continúa siendo uno de los artistas más ricos del mundo, con una fortuna de 400 millones de dólares, Staller sobrevive en su casa de La Storta, un suburbio de Roma, donde vive con 22 gatos.
Para mantenerse activa y generar ingresos, participó en diversos reality shows. Desde la versión británica de The Farm hasta I’m a Celebrity en su edición húngara, aceptó todo tipo de desafíos televisivos.
“Pasé noches heladas en Sudáfrica y sobreviví a base de puñados de arroz en el Caribe”, contó entre risas. Además, su libro Memorie se convirtió en otra fuente de ingresos. “Cada copia la firmo con un beso”, dijo, manteniendo su estilo provocador.
Aunque el cine para adultos quedó en el pasado, su imagen sigue siendo parte de la cultura popular. Sin embargo, Staller se ha encargado de proteger a su hijo del peso de su legado.
“No hablé con él sobre mi carrera, pero las madres de sus compañeros de escuela sí. Así fue como se enteró”, admitió. Con el tiempo, Ludwig, que ahora tiene 32 años y trabaja como artista junto a su padre en Nueva York, logró encontrar su propio camino.
A pesar de las dificultades, Cicciolina mantiene su espíritu combativo. “He vivido mucho, pero todavía tengo energía. No soy una mujer que se rinde fácilmente”, afirmó con una sonrisa.
¿Su vida al cine?
La televisión y el mundo del espectáculo cambiaron mucho desde sus años de mayor fama. Lo que en los años ochenta era visto como escandaloso, hoy parece casi ingenuo.
“Cuando yo empecé, Italia aún estaba bajo la sombra de la Iglesia. Hoy la gente cree que todo es más libre, pero en realidad hay más hipocresía”, opinó. Su visión sobre la televisión italiana es crítica: “Antes las mujeres tenían más personalidad, ahora solo son decorado”.
En lo personal, Cicciolina sigue disfrutando de su sexualidad sin tapujos. “Me he vuelto más selectiva, pero mi apetito sexual no ha disminuido”, confiesa.
Aún mantiene relaciones con amigos, tanto hombres como mujeres, pero no encontró a su pareja ideal. “Sigo buscando al hombre perfecto: dulce, cariñoso, capaz de hacer bien el amor… e inteligente”, dijo con una sonrisa.
Con su autobiografía, Memorie, Staller busca dejar un testimonio de su vida sin filtros ni censura. Además, insinúa que su historia podría llegar al cine. “Hay interés en hacer una película sobre mi vida”, comentó sin dar más detalles.