“Louis Vuitton tiene un savoir-faire relojero increíble y nadie lo sabe, ni siquiera los aficionados a la alta relojería, de los que formo parte”. Con esta declaración que le hizo a Paris Match, Jean Arnault, hijo menor del magnate Bernard Arnault y director de la división de relojes de Louis Vuitton, define su misión de llevar las creaciones de la casa al nivel de la alta relojería.
A sus 26 años, el empresario presentó recientemente en Nueva York las últimas colecciones de la marca, enmarcadas en una estrategia de exclusividad y precisión que él mismo inició en 2021.
Graduado del Massachusetts Institute of Technology (MIT) con un máster en matemáticas financieras, Arnault dejó atrás la industria automotriz y aeronáutica para dedicarse a la relojería.
En menos de cuatro años, su liderazgo transformó las colecciones de Louis Vuitton, consolidando a la Fabrique du Temps, la manufactura suiza de la marca, como el centro de su propuesta creativa.
De los motores a los relojes: un camino de pasión y libertad creativa
Desde joven, Jean Arnault sintió fascinación por la mecánica. Su trayectoria comenzó en el mundo automotriz, incluso participando en un equipo de Fórmula 1, pero las limitaciones del sector lo llevaron a buscar otro ámbito para desarrollar su creatividad. “Se podían invertir cientos de miles de horas en un proyecto sin que eso condujera a un resultado concreto o sostenible”, señala.
Al visitar las distintas manufacturas del grupo, descubrió el potencial de la Fabrique du Temps en Ginebra y la libertad que ofrece la relojería como campo creativo.
Según explica, “en la relojería, no hay riesgo para la vida del usuario, como en la industria automotriz o la aviación, lo que permite una creatividad técnica mayor”. Este descubrimiento lo llevó a dedicarse de lleno al desarrollo de relojes con estándares de calidad extrema.
La transformación de Louis Vuitton en alta relojería
En Paris Match, Jean Arnault explicó que, al asumir la dirección de la división de relojes en 2021, tomó decisiones cruciales para reposicionar la marca en el segmento de alta gama. Estas decisiones incluyeron la eliminación del 80% de las colecciones existentes y un cambio radical en la producción.
- ¿Qué lo motivó a eliminar una parte tan significativa de las colecciones de Louis Vuitton?
- Fue, ante todo, una forma de respetar el trabajo de nuestros artesanos. Cuando un artesano dedica meses a una repetición de minutos que cuesta cientos de miles de euros, ¿es justo que su obra comparta espacio con relojes que parecen simples accesorios de moda?
- Este cambio, ¿cómo afectó a la producción y el precio de los relojes?
- La dicotomía entre las piezas de alta gama y los relojes fashion ya no era posible. El segmento con mayor valor agregado prevaleció. Actualmente, producimos solo unos pocos miles de piezas al año. Los precios de nuestras colecciones se multiplicaron por cinco, mientras que los volúmenes se redujeron a la quinta parte.
- ¿Cuáles son las claves para posicionar a Louis Vuitton como un referente en alta relojería?
- La consistencia en la calidad de nuestras piezas. Cada modelo debe reflejar la creatividad técnica y el savoir-faire relojero, sin excepciones.
La Fabrique du Temps: innovación y savoir-faire suizo
La Fabrique du Temps, ubicada en Ginebra y adquirida por Louis Vuitton en 2011, es el corazón de la estrategia de alta relojería de Jean Arnault. En palabras del empresario, este taller funciona “como una relojería independiente bajo la marca Louis Vuitton” y combina innovación con formación artesanal.
Una de las mayores innovaciones recientes fue el desarrollo de un calibre automático exclusivo para la colección Spin Time, que reemplazó una base Sellita por una propia.
Según explicó en la entrevista con Paris Match, “la producción propia es indispensable para que nuestros clientes posean piezas únicas y para formar a los relojeros que transmitirán este saber a futuras generaciones”.
Además de su innovación técnica, la Fabrique du Temps simboliza el compromiso de la marca con la transparencia. Arnault asegura que todos los clientes, sin importar el valor de la pieza que adquieran, tienen acceso al taller y a los artesanos que trabajan en sus relojes.
Los desafíos de posicionar a Louis Vuitton como un referente
Para Jean Arnault, uno de los mayores retos es lograr que el público asocie a Louis Vuitton con relojería de alta gama. Como afirmó en Paris Match, “si preguntas en los Campos Elíseos o la Quinta Avenida a qué asocian Louis Vuitton, nadie dirá relojería. Cambiar eso llevará tiempo”.
Parte de esta transformación requiere rigor en el diseño, asegurándose de que cada reloj combine innovación y funcionalidad. “Las complicaciones no son suficientes; el usuario quiere una pieza elegante y portátil”, destaca.
Una nueva era de creatividad y exclusividad
En esta nueva etapa, Louis Vuitton apuesta por modelos únicos que combinan arte, diseño y tecnología. Entre los más destacados están la Spin Time, que indica la hora con cubos rotativos, y la Carpe Diem, un reloj con autómatas que representa un auténtico espectáculo visual.
Jean Arnault considera que no contar con una larga tradición relojera representa una ventaja para la marca. “No tenemos 150 años de historia; eso nos da libertad y nos obliga a superarnos en cada modelo. Según mi criterio, cada pieza debe ser la más bella del mercado.”
Paris Match concluye afirmando que, con un enfoque que mezcla audacia, exclusividad y savoir-faire, Jean Arnault está revolucionando la percepción de Louis Vuitton en la industria relojera, posicionándola como un referente en un sector donde la tradición y la innovación deben convivir en perfecta armonía.