María Guardiola, la hija de Pep: de Barcelona a Londres, una travesía multicultural hacia el cambio social

La influencia familiar permeó desde la infancia hasta su visión actual, uniendo deporte y proyectos solidario, informa Vanity Fair

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“Nací en Barcelona y he
“Nací en Barcelona y he vivido en Roma, Brescia, Catar, México, Nueva York, Múnich, Mánchester y ahora en Londres", describe, su itinerante camino, todo por la profesión de papá, claro (REUTERS)

María Guardiola, hija del reconocido entrenador de fútbol Pep Guardiola y la empresaria Cristina Serra, logró construir una identidad propia lejos del brillo mediático que rodea a su familia.

Con casi un millón de seguidores en Instagram, insiste en que no se considera influencer, sino una persona comprometida con usar su plataforma para fomentar el cambio social.

Desde su infancia itinerante hasta sus proyectos humanitarios y su pasión por la moda, María representa a una generación que busca equilibrar el privilegio con la responsabilidad, informa Vanity Fair.

Infancia y aprendizaje en movimiento

“Nací en Barcelona y he vivido en Roma, Brescia, Catar, México, Nueva York, Múnich, Mánchester y ahora en Londres. Me siento increíblemente agradecida por las experiencias que he tenido. Aunque a veces fue un reto, mis padres facilitaron las transiciones y nos ayudaron a mis hermanos y a mí a aprovechar las oportunidades”, cuenta.

Esta experiencia multicultural le otorgó una perspectiva global, y una independencia inusual a una edad temprana.

Mudarse constantemente fue un reto, pero también una oportunidad para construir confianza en mí misma”, asegura.

Aunque a menudo le resultaba difícil encontrar un sentido de pertenencia, pequeñas rutinas como el patinaje sobre hielo le permitieron anclarse emocionalmente en cada nuevo destino.

El fútbol, como pilar central de la familia Guardiola, jugó un papel crucial en su infancia. Acompañar a su padre en sus compromisos profesionales forjó recuerdos entrañables, fortaleciendo los lazos familiares en medio de un estilo de vida nómada. María lo resume con cariño:

“El deporte era una parte importante de mi infancia y unió mucho a la familia”.

Moda y humanitarismo: un puente entre pasión y propósito

María se mudó a Londres
María se mudó a Londres hace cinco años para estudiar negocios de moda

Tras instalarse en Londres hace cinco años, María estudió negocios de moda y trabajó en empresas de renombre como Victoria Beckham y Helmut Lang.

Sin embargo, su vocación la llevó más allá de los límites de la industria. “Quería probar algo más”, confiesa al explicar su transición hacia proyectos humanitarios.

Actualmente, cursa un máster en Humanitarismo, Ayuda y Resolución de Conflictos, explorando nuevas formas de impacto social.

Uno de sus logros más destacados fue su colaboración con una marca palestina para crear una colección cápsula, donando el 50% de las ganancias a comunidades necesitadas.

Este proyecto reafirmó su compromiso de utilizar su influencia para generar un cambio positivo. “Disfruto inspirando a los demás, pero no hay mayor propósito que usar esa influencia para ayudar”, sostiene.

La Fundación Guardiola Sala

En honor a su abuela, quien falleció durante la pandemia, la familia Guardiola creó la Fundación Guardiola Sala, dedicada a apoyar ONG en Cataluña a través de iniciativas deportivas.

En Barcelona, María se involucra activamente en los proyectos locales, mientras que en Londres se centra en gestionar la presencia digital de la organización.

“Es gratificante ver a cuántas personas hemos podido ayudar”, asegura, evidenciando cómo el altruismo se convirtió en un valor central en su vida.

El legado de sus padres: lecciones de amor y resiliencia

María reconoce la influencia de sus padres en su carácter, y su filosofía de vida. Mientras que de su padre heredó una determinación inquebrantable para alcanzar sus metas, de su madre aprendió la importancia de la confianza y la independencia.

Ambos le inculcaron el valor de amar y ser amado, un principio que guía sus decisiones: “Siempre me han animado a encontrar lo que me apasiona, aceptar el fracaso y seguir buscando hasta descubrir mi vocación”.

A pesar de su juventud, María Guardiola supo aprovechar sus experiencias y recursos para construir una identidad definida por la empatía y la acción social.

Su historia es un testimonio de cómo es posible combinar el privilegio con un propósito más profundo, utilizando cada oportunidad como un trampolín hacia el cambio positivo.

En palabras de María, “Cuando nos proponemos algo, lo perseguimos con una visión de túnel hasta lograrlo”.

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