
La presión sobre los sistemas de producción alimentaria mundial se incrementa a medida que la población sigue creciendo y el cambio climático afecta los cultivos tradicionales. Además, la expansión urbana limita la disponibilidad de tierras agrícolas. Frente a estos desafíos, la agricultura vertical se posiciona como una solución prometedora.
Un reciente estudio realizado por TUMCREATE, la plataforma de investigación de la Universidad Técnica de Múnich (TUM) en Singapur, revela el potencial de este enfoque para aumentar la producción de alimentos de manera sostenible y reducir el impacto ambiental, especialmente en entornos urbanos.
El potencial de la agricultura vertical
La agricultura vertical consiste en el cultivo de alimentos en sistemas apilados dentro de estructuras cerradas, como edificios de varios pisos. Este método permite un uso más eficiente del espacio en áreas urbanas densamente pobladas.
Según la Dra. Vanesa Calvo-Baltanás, investigadora principal del estudio en TUMCREATE, este tipo de agricultura permite cultivar cerca de los consumidores, independientemente de las condiciones climáticas, lo cual resulta esencial en ciudades con espacio limitado y necesidades crecientes de alimentos.
El estudio analiza el potencial de diferentes grupos de alimentos, como cultivos tradicionales, algas, hongos, insectos, pescado y carne cultivada. Los resultados muestran que la agricultura vertical puede incrementar los rendimientos de proteínas por unidad de área en comparación con los métodos convencionales.
Por ejemplo, la producción de hongos e insectos puede aumentar hasta 6.000 veces, mientras que los cultivos tradicionales pueden multiplicar su rendimiento hasta 300 veces. Esto no solo mejora la cantidad de alimentos disponibles, sino que también reduce la necesidad de grandes extensiones de tierra, ayudando a combatir la deforestación y la degradación del suelo.

Beneficios ambientales y reducción de recursos
Además de los aumentos de rendimiento, la agricultura vertical reduce significativamente el uso de pesticidas y antibióticos, sustancias comúnmente necesarias en la agricultura convencional.
En un entorno controlado, el estudio destaca que las plantas son menos propensas a enfermedades, lo que minimiza la aplicación de productos químicos y mejora la calidad de los alimentos. Este enfoque también favorece la sostenibilidad, al disminuir la contaminación ambiental y los riesgos asociados con el uso de estos productos.
El sistema cerrado en el que se desarrolla la agricultura vertical permite optimizar el uso del agua, un recurso cada vez más escaso. Los cultivos se riegan a través de sistemas de recirculación que minimizan el desperdicio. Esta gestión eficiente del agua es especialmente valiosa en regiones donde el acceso a fuentes de agua potable es limitado o incierto debido al cambio climático y al aumento de la población.

Hacia un futuro de proteínas sostenibles
El estudio también destaca la importancia de desarrollar fuentes alternativas y sostenibles de proteínas para satisfacer las crecientes demandas alimentarias. El proyecto Proteins4Singapore, en el que se enmarca esta investigación, busca crear soluciones locales para proveer alimentos nutritivos sin depender de importaciones.
En el marco de la estrategia “30-by-30”, que busca que Singapur produzca el 30% de sus necesidades alimentarias de manera local para 2030, la agricultura vertical se presenta como una herramienta clave para lograr este objetivo.
Senthold Asseng, Profesor de Agricultura Digital en TUM, subraya que el potencial de la agricultura vertical aún no se explotó por completo. Además de los aumentos en los rendimientos, se cree que este sistema tiene aún un gran potencial de optimización, especialmente en la producción de hongos e insectos.
Al requerir poca luz, ayudan a reducir el consumo de energía en comparación con los cultivos tradicionales. Esta característica es clave para superar uno de los mayores desafíos de la agricultura vertical: la alta demanda energética.
La combinación de cultivos que requieren menos energía y la capacidad de cerrar ciclos de recursos puede hacer que la agricultura vertical sea más eficiente tanto económica como ambientalmente.

Desafíos y barreras sociales
A pesar de sus numerosos beneficios, la adopción masiva de la agricultura vertical enfrenta algunos obstáculos, principalmente relacionados con el alto consumo energético y la aceptación social de ciertos alimentos.
Insectos y algas, aunque nutricionalmente ricos, aún no son ampliamente aceptados por los consumidores en muchas regiones.
Según la Dra. Calvo-Baltanás, para que la agricultura vertical alcance su máximo potencial, es necesario avanzar en la eficiencia energética, llevar a cabo investigaciones interdisciplinarias y aplicar políticas públicas que promuevan su integración en las estrategias alimentarias urbanas.
A medida que la tecnología continúa avanzando y se aborden estos desafíos, es probable que la agricultura vertical se expanda, especialmente en áreas urbanas. Aunque su implementación a gran escala aún es un proceso en desarrollo, el estudio concluye afirmando que los avances actuales sugieren que este modelo de cultivo será una herramienta esencial para enfrentar los retos alimentarios del futuro.