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El modelo energético mundial, basado históricamente en grandes monopolios de centrales eléctricas, se enfrenta a una transformación radical impulsada por el crecimiento de la energía solar. Tradicionalmente la provisión de energía fue concebida como un servicio centralizado: las grandes empresas producían electricidad y la distribuían a millones de hogares. Pero la drástica reducción de costos con la energía solar está desafiando al viejo y conocido modelo.
Países en vías de desarrollo como Pakistán y Sudáfrica ya están experimentando los efectos de este cambio, enfrentando oportunidades y desafíos derivados de la rápida adopción de tecnologías solares, que impactan en la viabilidad de las redes eléctricas centralizadas. The Economist elaboró un informe, ante las crecientes tendencias.
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El modelo energético en crisis
El concepto de energía como un servicio universal fue ideado por Frederick Winsor en 1812, con la creación de la compañía Gas Light and Coke en Londres, que suministraba gas de manera centralizada a los hogares. La idea detrás de este modelo era que, al agrupar a muchos consumidores, las plantas de energía podían operar de manera más eficiente y los costos se distribuían entre un mayor número de usuarios.
Sin embargo, el advenimiento de tecnologías como la energía solar está retando la estructura. A medida que los paneles solares se hacen más accesibles y económicos, tanto a nivel residencial como comercial, los consumidores empiezan a desactivar gradualmente su dependencia de las grandes redes de energía. Esto a su vez crea una tensión en los patrones tradicionales de negocio, que deben lidiar con la descentralización energética.
Impacto en países subdesarrollados
El impacto de esta transformación es palpable en varios países, entre ellos Pakistán y Sudáfrica, que ofrecen lecciones valiosas sobre los efectos de la adopción masiva de la energía solar. En el caso de Pakistán, experimentó un notable aumento en la importación de paneles solares, convirtiéndose en el tercer mayor importador mundial de esta tecnología. Muchos de estos paneles se destinan a empresas comerciales y agrícolas, ayudando a contrarrestar los elevados precios de la electricidad con dependencia a plantas de carbón.
Sin embargo, la adopción de la energía solar generó un problema financiero significativo para las autoridades energéticas. Con más consumidores optando por sistemas solares propios, los costos de mantenimiento de la red y los pagos a las plantas de carbón recae sobre un número reducido de usuarios en la región.
Mientras que en Sudáfrica, la empresa estatal Eskom enfrentó problemas de apagones programados, lo cual impulsó un crecimiento del uso de paneles solares. Aunque también, esta tendencia puso en riesgo al sistema nacional y agravó las dificultades económicas de los gobiernos municipales; que se ven obligados a comprar electricidad cara a Eskom para luego revenderla a los consumidores.
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Desafíos relacionados con la energía solar
Uno de los principales problemas es la eficiencia económica. A pesar de que los paneles solares sobre tejados residenciales son una alternativa viable para muchas personas, el costo por unidad de energía generada en instalaciones a gran escala es mucho menor. Según estimaciones de la empresa Lazard, el valor de la energía solar a gran escala es solo una cuarta parte en relación a la energía producida por paneles solares residenciales.
La energía producida por paneles solares domésticos no siempre se aprovecha de manera eficiente, ya que mucha de la electricidad generada durante el día se desperdicia cuando no hay demanda. Además, otro desafío significativo es la desigualdad en el acceso a la energía solar. Si bien las clases altas tienen la capacidad de instalar sistemas solares, las personas con menos recursos no pueden hacer frente a los costos iniciales de la instalación.
Países como el Líbano experimentaron cómo el mercado de paneles solares quedó saturado de sistemas de baja calidad debido a la falta de regulación, lo cual generó un crecimiento de empresas pequeñas que no pueden ofrecer mantenimiento adecuado a las instalaciones.
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Posibles caminos a seguir
Jenny Chase, directora de la organización de investigación BloombergNEF, por medio de The Economist sugirió: “Es posible lograr que la energía solar conviva de manera equilibrada con las redes eléctricas tradicionales, implementando políticas que aseguren una distribución justa en los costos de mantenimiento”.
Una posible solución sería eliminar los incentivos como la medición neta, que permiten a los usuarios residenciales recibir créditos por la electricidad que generan durante el día, pero que contribuyen a la falta de justicia en la distribución de los costos. De esta forma, se podría crear un sistema más equitativo para el mantenimiento y operatividad de las redes.
En última instancia, la clave para abordar esta crisis energética podría ser que las empresas energéticas se adapten a la competencia. Si bien la producción descentralizada de energía solar puede desestabilizar a las empresas monopolísticas, también las motiva a mejorar sus servicios y eficiencia, lo que podría beneficiar a los consumidores y garantizar la estabilidad del sistema eléctrico.