
Los secretos guardados de la prehistoria europea siguen saliendo a la luz desde las entrañas de la Troisième caverne de Goyet, en Bélgica. Recientes estudios genéticos permitieron descifrar una de las conductas más impactantes del Paleolítico Medio tardío: el canibalismo selectivo practicado por los neandertales, dirigido principalmente a mujeres adultas y niños forasteros.
Más allá del mito ritual, la investigación señala motivos alimentarios y posibles conflictos territoriales como motor de estas prácticas, abriendo un nuevo capítulo en la historia biológica y social de esta antigua especie humana.
Canibalismo, forasteros y tensiones territoriales
Un equipo internacional de científicos del CNRS, la Universidad de Burdeos y la Universidad de Aix-Marsella examinó restos óseos de la cueva de Goyet, fechados entre 41.000 y 45.000 años atrás. Los análisis de ADN antiguo y morfología ósea identificaron por lo menos seis individuos, de los cuales cuatro eran mujeres adultas o adolescentes, junto a dos niños. Ninguno pertenecía a la comunidad local: los estudios indicaron que procedían de otros territorios, lo que refuerza la tesis de que se seleccionaba a víctimas forasteras.
Las marcas de corte, fracturas externas y el uso de fragmentos óseos humanos como herramientas demuestran una manipulación similar a la empleada en animales cazados en el mismo yacimiento. Esta evidencia, detallada en Scientific Reports, sugiere que las víctimas fueron llevadas a la cueva para ser consumidas y descarta que el canibalismo se debiera a rituales específicos.

Durante más de una década, los investigadores revisaron la colección de Goyet con técnicas como el análisis de ADN antiguo, datación por radiocarbono y estudios isotópicos, además de reconstrucciones virtuales de huesos extremadamente fragmentados. Estas metodologías permitieron determinar el origen forastero de las víctimas y reconstruir su morfología. Las mujeres presentaban una robustez ósea reducida y una estatura baja en comparación con otros neandertales y Homo sapiens, mientras que los análisis isotópicos descartaron que fueran migrantes habituales.
La predominancia de mujeres gráciles y niños, junto a la ausencia de diversidad entre los restos adultos masculinos, apunta a una selección basada no en disponibilidad, sino en criterios específicos, probablemente relacionados con su vulnerabilidad o estatus de forasteros dentro del grupo.
Competencia, supervivencia y el contexto paleolítico
La motivación del canibalismo en Goyet parece residir en la alimentación y la selección de individuos ajenos a la comunidad. Las múltiples evidencias de alteraciones antropogénicas en los huesos—fracturas frescas, muescas y marcas de corte—y el uso de los fragmentos para fabricar herramientas, consolidan la idea de un canibalismo de tipo nutricional. Que las víctimas procedan de otras regiones abona la hipótesis de que tensiones territoriales y conflictos intergrupales provocaron episodios de violencia extrema en el Paleolítico Medio tardío.
La cueva de Goyet se ha convertido en el mayor conjunto de restos neandertales modificados por humanos en el norte de Europa, aportando información única sobre las dinámicas sociales, biológicas y de competencia durante los últimos milenios de la especie. Aunque la excavación original data del siglo XIX y principios del XX, los avances científicos actuales han permitido reconstruir aspectos esenciales del comportamiento neandertal.

El registro arqueológico demuestra que el canibalismo entre neandertales no fue un hecho aislado, sino presente en diferentes épocas y lugares, bajo motivaciones variadas: desde la supervivencia en contextos extremos hasta conflictos por recursos y territorio. Sin embargo, la evidencia de Goyet redefine el fenómeno al mostrar una selección específica de forasteros y mujeres de complexión grácil, en plena etapa de declive biológico y competencia con Homo sapiens.
Estos hallazgos, publicados en Scientific Reports, contribuyen a entender las causas de la desaparición de los neandertales y las complejas relaciones de convivencia y confrontación entre distintas comunidades humanas. La marcada presencia de víctimas femeninas y niños forasteros indica que la selección de quienes fueron consumidos respondía a decisiones concretas en un entorno de tensión permanente, competencia y transformación cultural.
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