
Caminar fortalece el corazón, regula el peso y mejora el bienestar físico y emocional. Ahora, un estudio realizado por científicos de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, comprobó que caminar más de 5.000 pasos diarios puede ralentizar la acumulación de proteínas asociadas al Alzheimer y retrasar el deterioro de la memoria.
Los investigadores hicieron un seguimiento durante hasta 14 años de la actividad física y la salud cerebral de adultos mayores.
Según los resultados que publicaron en la revista Nature Medicine, quienes alcanzan entre 5.001 y 7.500 pasos diarios muestran los mayores beneficios cerebrales.

El análisis también constató que incluso quienes superan los 3.000 pasos diarios registran ventajas medibles para la salud cerebral, aunque se intensifican a medida que aumenta la cantidad de pasos.
El hallazgo sugiere una meta alcanzable y concreta para que los adultos mayores protejan su función cognitiva, que es el conjunto de habilidades mentales que permiten pensar, recordar, aprender, razonar y comprender el entorno.
Qué es la enfermedad de Alzheimer

La enfermedad de Alzheimer es un trastorno neurodegenerativo que afecta principalmente la memoria, el pensamiento y la capacidad para realizar tareas cotidianas.
Esta condición ocurre por la acumulación de proteínas anómalas, como la amiloide y la tau, en el cerebro, lo que daña y destruye a las neuronas. El proceso afecta sobre todo las áreas relacionadas con la memoria y el aprendizaje.
A nivel mundial, la enfermedad de Alzheimer afecta a más de 55 millones de personas y cada año se diagnostican alrededor de 10 millones de nuevos casos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Los investigadores de Harvard quisieron averiguar si un mayor nivel de actividad física puede retrasar los primeros cambios cerebrales de la enfermedad.
Contaron con la colaboración de científicos del Instituto de Investigación Sunnybrook y la Universidad de Toronto, en Canadá, el Instituto Banner de Alzheimer en los Estados Unidos, y de la Universidad de Melbourne en Australia.
Consideraron que la inactividad física es uno de los principales riesgos para desarrollar Alzheimer, pero hasta ahora no se había comprobado con claridad la cantidad de movimiento necesaria para ver efectos.
Beneficios comprobados al caminar más

El estudio incluyó a 294 personas mayores de 50 años sin deterioro cognitivo, que integraron el “Harvard Aging Brain Study” y llevaron pulseras para registrar sus pasos diarios hasta durante 14 años.
Esos participantes realizaron pruebas anuales de memoria y estudios cerebrales con tomografía por emisión de positrones (PET) para detectar proteínas tau y amiloide, ambas asociadas al Alzheimer.
El estudio halló que los beneficios para la salud cerebral aumentan de manera gradual a partir de los 3.001 pasos diarios.
Pero se vuelven más destacados desde los 5.001 pasos. El mayor efecto se alcanza al dar entre 5.001 y 7.500 pasos cada día.
Los científicos sugieren consultar con profesionales de la salud antes de iniciar cambios en la actividad física, especialmente si existen enfermedades previas.

Reconocieron que los resultados podrían variar según el contexto y el acceso a tecnología.
En diálogo con Infobae, el doctor Ricardo Allegri, investigador en neurociencias del Conicet y jefe de Neurología cognitiva del Instituto Fleni en la Argentina, opinó que “el estudio es muy interesante y original por varios motivos. Hay múltiples artículos que relacionan la actividad física como factor de protección para el deterioro cognitivo; de hecho, es uno de los 14 factores modificables identificados en los trabajos de Lancet Commission. Pero este trabajo va más allá al relacionar el depósito de placa amiloide y, especialmente, la alteración de la proteína Tau”.
Ya se sabe que “el deterioro cognitivo se vincula con la proteína Tau y no con la primera. Además, el nuevo trabajo presenta otra originalidad respecto de estudios previos, ya que evaluó longitudinalmente una cohorte de participantes durante 14 años de seguimiento. Claramente, la caminata es una acción que debería promoverse activamente desde la salud pública”, destacó el doctor Allegri.
La doctora Julia Dudley, jefa de investigación de la organización Alzheimer’s Research del Reino Unido, valoró los resultados del estudio: “Investigaciones previas habían demostrado que hasta el 45% de los casos de demencia podrían prevenirse al abordar factores que pueden aumentar nuestro riesgo, incluida la inactividad física. Este trabajo se suma al conocimiento existente de que mantenerse activo es bueno para la salud cerebral y podría ayudar a ralentizar el deterioro de la memoria y el pensamiento a medida que envejecemos”.

La experta agregó al ser consulta por Science Media Centre que “es importante recordar que este estudio solo muestra que existe una relación, sin demostrar directamente que caminar ralentiza los cambios propios del Alzheimer. Tampoco analizó el efecto de otros tipos de ejercicio ni las variaciones en los patrones de caminata a lo largo del tiempo”.
Opinó también que se necesita más investigación, incluidos ensayos clínicos, para ver el impacto directo de la actividad física sobre la prevención y el avance de la demencia y sobre las causas subyacentes de la enfermedad. Pero reconoció que estudios como el que fue publicado en Nature Medicine refuerzan que la recomendación de que cambios simples en el estilo de vida “podrían ayudar a mantener el cerebro sano por más tiempo”.
En tanto, Jorge Franchella, médico deportólogo y cardiólogo y director del programa de actividad física y deportes del Hospital de Clínicas José de San Martín de la Universidad de Buenos Aires, opinó al ser consultado por Infobae: “La caminata sirve para salir del sedentarismo. Son resultados que alientan a promover la actividad física, como un modo de ralentizar el desarrollo de Alzheimer. Aunque se deberían hacer más estudiar para corroborar si la caminata reduce el riesgo”.
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