
El descubrimiento de una nueva especie de murciélago en la isla de Bioko, en Guinea Ecuatorial, marca un avance relevante para la biología. Pipistrellus etula pasa a ser la especie número 1.500 de murciélagos reconocida en el mundo, según informaron Popular Science y Bat Conservation International.
El hallazgo, anunciado en septiembre de 2025, amplía el registro global de biodiversidad y subraya la importancia de investigar regiones poco exploradas, además de impulsar estrategias de conservación apoyadas en datos actuales.
Un hallazgo internacional con aporte local
La identificación de Pipistrellus etula fue posible durante una evaluación rápida de biodiversidad financiada por Conservation International en Bioko, una isla situada al sur de Camerún. Laura Torrent, investigadora principal del BiBio Research Group en el Museo de Ciencias Naturales de Granollers y exbecaria de Bat Conservation International, integró el equipo internacional de biólogos responsable de la expedición.
Los científicos capturaron ejemplares de un pequeño murciélago pipistreloide que no coincidía con ninguna especie conocida. Al analizar tanto muestras recientes como antiguas y combinar pruebas morfológicas y moleculares, el grupo confirmó que se trataba de una especie nueva para la ciencia. Aunque hasta ahora solo se registró en Bioko, el equipo presume que podría habitar otras montañas de la Línea Volcánica de Camerún, según relató Bat Conservation International.

Significado cultural de Pipistrellus etula
El nombre de la nueva especie honra a la comunidad local. Torrent expresó que, en vez de seguir la costumbre de nombrar murciélagos africanos en honor a científicos foráneos, se eligió reconocer a los pobladores originarios de Bioko, los Bubi.
“Considerando que muchos murciélagos africanos recibieron nombres de investigadores foráneos, me complace nombrar Pipistrellus etula en honor a los habitantes de la isla de Bioko, los Bubi. Es su tierra donde vive este pequeño murciélago, así que no hay mejor nombre que ‘etula’”, afirmó Torrent. En lengua bantú, “etula” significa “isla” y “dios de la isla”, subrayando el lazo entre la ciencia y la identidad cultural regional.
Impacto científico y perspectivas de conservación
El descubrimiento de Pipistrellus etula tiene notables repercusiones para la ciencia y la conservación. Winifred Frick, directora científica de Bat Conservation International, consideró que alcanzar la cifra de 1.500 especies oficiales prueba que la exploración científica sigue activa. “Identificar estas nuevas especies es importante para establecer prioridades de conservación”, explicó Frick.
Por su parte, Torrent remarcó que los murciélagos ofrecen cada año nuevas interacciones con los ecosistemas y que encontrar una especie desconocida suscita preguntas sobre su función ecológica y potenciales estrategias de refugio aún por describir.
Este avance se da en un contexto de acelerado crecimiento en el conocimiento de los murciélagos. Nancy Simmons, curadora del American Museum of Natural History y miembro de la junta directiva de Bat Conservation International, recordó que hace 35 años solo se reconocían 925 especies. “Hemos avanzado mucho”, señaló Simmons.
Popular Science añadió que, si bien los murciélagos existen desde hace al menos 55 o 56 millones de años, la mayoría de especies conocidas son recientes por la falta de fósiles bien preservados, lo que refuerza el valor de la investigación de campo.

Un hallazgo en medio de la celebración mundial
La presentación de Pipistrellus etula coincide con el Mes de Apreciación de los Murciélagos, que se extiende durante octubre y culmina con la Bat Week y un concurso de belleza organizado por la Bureau of Land Management, según Popular Science. Este contexto festivo realza el impacto del descubrimiento y su potencial para inspirar a la comunidad científica y al público.
Por ahora solo se confirmó la existencia de Pipistrellus etula en Bioko, pero el equipo investigador considera probable que su distribución sea más amplia, lo que abre nuevas incógnitas sobre su ecología y conservación.
Torrent destacó que el hallazgo de una especie no registrada en una región poco estudiada impulsa investigaciones futuras, capaces de revelar funciones ecológicas singulares o conductas aún no documentadas.
En un mundo donde la biodiversidad enfrenta amenazas crecientes, el hallazgo de Pipistrellus etula demuestra que la ciencia sigue revelando nuevas especies y que la naturaleza conserva secretos aún por descubrir.