
Durante décadas, la narrativa dominante sostenía que los tigres dientes de sable sucumbieron por la presión de la caza humana o por eventos catastróficos al final de la Edad del Hielo. Sin embargo, el nuevo análisis indica que la extinción de estos félidos comenzó millones de años antes de la aparición del ser humano como factor relevante.
La investigación detalla que el factor esencial fue la pérdida progresiva de sus principales presas, una disminución silenciosa y prolongada de la diversidad de especies que integraban su dieta.
Según Muy Interesante, esta teoría se sustenta en un extenso trabajo de campo y laboratorio en el que participaron especialistas internacionales. Utilizando datos fósiles, estimaciones de tamaño corporal y registros climáticos de América del Norte y Eurasia, el equipo de UNICAMP reconstruyó la evolución y el ocaso de las diferentes especies de tigres dientes de sable a lo largo de 20 millones de años.

Metodología y claves del estudio
El equipo no limitó su análisis a los depredadores, sino que amplió el foco hacia otros grupos animales y su interacción con los grandes cazadores. El declive de ciertos herbívoros, como los antilocápridos, jugó un papel fundamental. Aunque hoy solo se conserva el berrendo (Antilocapra americana), en el pasado este grupo era mucho más diverso y abundante en América del Norte.
Los investigadores identificaron que la reducción de su variedad coincidió con la aparición de depredadores más eficientes, como el guepardo americano (Miracinonyx), y con la competencia directa entre especies, incluyendo la influencia de proboscídeos —parientes de los elefantes actuales— que desplazaron a las subfamilias especializadas en bosques, como los Merycodontinae.
La investigación también evaluó el impacto de los cambios climáticos y de vegetación, destacando cómo hace seis millones de años el clima más árido favoreció la expansión de praderas frente a los bosques, situación que benefició a los rumiantes pero perjudicó a otros herbívoros especializados en el consumo de hojas. Estas transformaciones afectaron indirectamente la supervivencia de los depredadores al disminuir sus fuentes de alimento.
João Nascimento, autor principal del estudio, aclaró: “Nuestro estudio muestra que las extinciones de algunas de ellas, a lo largo de la historia del grupo, generalmente ocurrieron en momentos en que la diversidad de presas era menor”. El trabajo pone énfasis en que las extinciones obedecieron a la progresiva erosión de las interacciones ecológicas y no a un episodio aislado.

Competencia, depredación y efectos en cascada
El estudio de UNICAMP identificó un escenario en el que distintos factores se combinaron para generar efectos en cascada. La presión evolutiva de nuevos depredadores más veloces forzó al berrendo a desarrollar una velocidad incomparable como estrategia de supervivencia.
Paralelamente, la competencia con proboscídeos desplazó a linajes completos como los Merycodontinae de sus hábitats tradicionales, mientras los cambios ambientales redujeron oportunidades para otros herbívoros.
Mathias Pires, coautor y supervisor de la investigación, explicó: “Estos cambios en el medio ambiente tuvieron un impacto indirecto en las extinciones de diferentes especies de tigres dientes de sable al reducir la disponibilidad de presas”. Asimismo, recalcó que “la gran contribución de este conjunto de estudios es presentar la idea de que la interacción entre depredadores y presas puede tener un efecto en los grandes patrones evolutivos”.
El estudio señala que la diversidad de félidos pudo haber afectado la extinción pasada de los antilocápridos, y que el efecto combinado de depredación y competencia ecológica terminó por diezmar linajes en su momento dominantes.

Una advertencia para el presente
Más allá del ámbito paleontológico, este hallazgo representa una advertencia para la actualidad. Los autores enfatizan que las extinciones rara vez son instantáneas ni aisladas, sino fruto de procesos lentos, integrados y en gran medida invisibles hasta que el cambio resulta irreversible.
Las declaraciones recogidas por Muy Interesante subrayan que la destrucción de hábitats, la explotación indiscriminada de recursos y la propagación de especies invasoras están alterando hoy en día las relaciones ecológicas de modo similar a lo ocurrido en el pasado.
El equipo de UNICAMP insiste en que romper los equilibrios naturales puede desencadenar una erosión persistente de los vínculos que mantienen a los ecosistemas en funcionamiento. El legado de los tigres dientes de sable se convierte en una alerta clara sobre la necesidad de preservar la biodiversidad y estudiar las intrincadas interacciones que sostienen la vida en la Tierra.
Con este enfoque, la investigación no solo reescribe la historia de los grandes depredadores del pasado, sino que también ofrece una lección esencial para enfrentar los desafíos ambientales del presente y del futuro.