
Durante la última semana de abril se celebra la Semana Mundial de la Inmunización. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta efeméride “tiene por objeto garantizar que aún más niños, adolescentes y adultos –y sus comunidades– estén protegidos contra enfermedades prevenibles mediante vacunación".
“En los últimos 50 años, las vacunas esenciales han permitido salvar al menos 154 millones de vidas. Es decir, 6 vidas por minuto, cada día, durante cinco décadas“, ha divulgado la OMS.
Recientemente, una encuesta global analizó las perspectivas y opiniones sobre las vacunas y las innovaciones biomédicas relacionadas a ellas, como el uso de la tecnología ARNm, reconocida mundialmente por ser una de las diversas herramientas científicas que transformó el curso de la pandemia del COVID-19, al salvar millones de vidas en todo el mundo.
El estudio abarca las respuestas de 33.913 personas en 38 países y, a lo largo de seis años, ha brindado percepciones sobre la percepción pública en torno a las innovaciones biomédicas y la confianza en las vacunas.

La aceptación de las vacunas ARNm frente a las tradicionales
El relevamiento realizado por Worldwide Independent Network of MR (WIN), junto con Voices! en Argentina encontró que, a nivel global, el 68% de las personas está dispuesta a aceptar nuevos desarrollos de las vacunas tradicionales. Sin embargo, la aceptación de las vacunas ARNm es menor, con el 60%.
Un análisis más detallado revela que, mientras que la aceptación de las vacunas tradicionales se mantiene constante entre los distintos grupos etarios, las mujeres mayores de 35 años muestran una aceptación significativamente más baja para ambos tipos de vacunas. Los jóvenes, los mayores de 65 años y quienes tienen un nivel educativo alto tienden a estar más abiertos a esta innovación.
El 70% de quienes poseen estudios de maestría o doctorado estarían dispuestos a aceptar una vacuna ARNm, en comparación con solo el 51% entre aquellos con poca o ninguna educación formal.
Cabe recordar que las vacunas de ARNm funcionan enseñando al sistema inmune a reconocer y atacar proteínas específicas. En el caso del cáncer, se dirigen contra proteínas llamadas neoantígenos, que son únicas de las células tumorales debido a mutaciones genéticas.
El ARNm es un tipo de información genética que se encuentra en todos los seres humanos. En el ámbito médico o de las vacunas, esta tecnología utiliza el ARNm para enviar instrucciones a los genes (ADN) con el fin de producir proteínas específicas que ayudan al organismo a identificar y combatir virus en el futuro. En contraste, las vacunas tradicionales emplean versiones inactivas o atenuadas del virus para generar inmunidad, según lo categorizado en el relevamiento.

Factores regionales y demográficos
La reticencia hacia las vacunas ARNm varía ampliamente según el país. La preferencia por las vacunas tradicionales sobre las ARNm es más pronunciada en Paraguay (20 puntos de diferencia), Croacia (17%) y Serbia (15%).
China e India rompen esta tendencia, con una mayor disposición hacia las vacunas ARNm, con China liderando globalmente con un 86% de aceptación.
La percepción ante nuevas tecnologías
Heidi J. Larson, experta en antropología, ciencia del riesgo y decisiones en la London School of Hygiene & Tropical Medicine y fundadora del Vaccine Confidence Project, precisó que la opinión pública “tiende a mostrarse reticente cuando se introducen nuevas vacunas, especialmente aquellas desarrolladas con métodos novedosos. La percepción sobre las vacunas y medicamentos basados en ARNm debe ser monitoreada con el tiempo, ya que la familiaridad puede aumentar, pero también existe el riesgo de mayor desinformación”.
En cuanto a las innovaciones biomédicas, el estudio revela que un 52% de los encuestados se siente cómodo con la medicina personalizada, mientras que el 51% con medicamentos que interactúan con las células. Por su parte, el 47% de las personas aprueba los medicamentos que interactúan con el ADN. Sin embargo, aproximadamente el 30% de los encuestados indicó no saber lo suficiente sobre estos temas como para decidir su nivel de comodidad.

El lenguaje utilizado para describir estas innovaciones influye en los niveles de comodidad, lo que resalta la importancia de utilizar términos accesibles y bien explicados al comunicar cómo funcionan las nuevas tecnologías en salud.
Regionalmente, Asia-Pacífico lidera en niveles de comodidad, seguida por América, luego Europa y finalmente Medio Oriente y el Norte de África, donde se expresa mayor incomodidad. China encabeza el ranking de comodidad con la medicina personalizada (76%), la medicina que interactúa con el ADN (73%) y la que interactúa con células (76%), mientras que Japón figura entre los países con menor comodidad: el 37%, 32% y 35% respectivamente.
Los datos también muestran que los jóvenes (de 18 a 24 años) están más abiertos a aceptar las innovaciones biomédicas, mientras que los mayores de 65 años tienen mayores niveles de incertidumbre, llegando a 4 de cada 10. De manera similar a lo que ocurre con las vacunas ARNm, las personas con niveles educativos más altos tienden a mostrar mayor comodidad con las innovaciones biomédicas, lo que refuerza el impacto de los factores socioeconómicos y regionales en la confianza pública hacia la biotecnología.
A pesar de los avances en salud pública y la efectividad histórica, una minoría significativa aún rechaza las vacunas tradicionales (23%). Turquía es el país con mayor rechazo, con el 61% de la población no dispuesto a vacunarse. Indonesia sigue con el 46%, y Eslovaquia, Japón y Polonia tienen índices elevados de reticencia, con el 34%, el 33% y el 31% respectivamente.
El estudio señala que las personas con menor nivel educativo (un 43% de rechazo) son más reacias a las vacunas en comparación con aquellos con estudios de maestría o doctorado (24%).

A pesar de la reticencia observada, el estudio concluye con una visión optimista pero cautelosa respecto a la tecnología biomédica. Si bien muchas personas están dispuestas a aceptar innovaciones como las vacunas ARNm, la resistencia a las vacunas tradicionales sigue siendo una preocupación significativa. El estudio destaca la necesidad de comunicar con claridad sobre las nuevas tecnologías y priorizar el acercamiento a mujeres, adultos mayores y personas con menor nivel educativo.
Richard Colwell, presidente de WIN International Association, sostuvo: “Los hallazgos de este año muestran un mundo que avanza con cautela hacia una nueva era de la medicina. Si bien la innovación avanza, desde WIN esperamos que los resultados de la encuesta Worldviews sirvan para recordar que la confianza no debe darse por sentada. Reconstruir la confianza en las vacunas tradicionales y fomentar la comprensión de las nuevas tecnologías deben ser prioridades en salud global”.
Los resultados del estudio en Argentina siguen la tendencia global, con una división casi equitativa en cuanto a la disposición a aceptar las innovaciones médicas. Alrededor de la mitad de los encuestados se siente cómodo con los avances médicos testeados y la otra mitad los rechaza o no tiene suficiente información para decidirlo.
En cuanto a las vacunas ARNm, Argentina muestra una adhesión mayoritaria, aunque menor que la registrada para las tradicionales.

En la encuesta, se preguntó: “Si se aprueba una nueva vacuna de ARNm o una vacuna tradicional, ¿la usaría para protegerse de una enfermedad?”. El 31% respondió “definitivamente sí” para las vacunas de ARNm, mientras que el 42% dio la misma respuesta para las vacunas tradicionales.
En tanto, Constanza Cilley, directora ejecutiva de Voices!, reveló que los resultados en Argentina “muestran que la disposición a recibir vacunas tradicionales es más baja entre personas con menor nivel educativo, ingresos más bajos y mayores de edad. Justamente estos grupos son los más vulnerables frente a muchas enfermedades prevenibles, por lo que es clave fortalecer las estrategias de información, accesibilidad y confianza en ellos”.
Respecto a las vacunas tradicionales, un 73% muestra un apoyo mayoritario, mientras que un 16% las rechaza y un 11% se muestra indeciso. Aunque estos porcentajes son relativamente bajos, son relevantes, considerando que las vacunas ofrecen beneficios tanto individuales como colectivos.
Si bien cada persona protegida recibe un beneficio directo, su efectividad se maximiza cuando la mayoría de la población está vacunada, lo que reduce la circulación del virus y protege también a quienes no pueden recibir la vacuna, fenómeno conocido como inmunidad comunitaria. En América Latina, la aprobación de estas vacunas está mayoritariamente establecida en México y Paraguay, seguidos por Ecuador y Argentina. Sin embargo, en Perú y, especialmente, en Chile, se observa una mayor resistencia, con un 30% de rechazo y un 11% de dudas en el caso de Chile.
Cabe recordar que, según la OMS, la inmunización ha salvado 6 vidas por minuto desde 1974: las vacunas protegen contra más de 30 enfermedades potencialmente mortales. “Por sí sola la vacuna contra el sarampión ha permitido salvar el 60% de esas vidas. El futuro de la inmunización significa no solo llegar a millones de niños que jamás han recibido ni una sola inyección, sino también proteger a las personas mayores contra la gripe, a los recién nacidos contra el paludismo y el virus respiratorio sincicial, a las mujeres gestantes contra el tétanos y a las niñas contra los virus de los papilomas humanos”, ha divulgado el organismo sanitario.