
El enamoramiento genera una revolución química en el cerebro. El proceso de enamorarse está dirigido por tres hormonas principales que alteran significativamente nuestro comportamiento y estado emocional: dopamina, la oxitocina y la serotonina. Cada una desempeña un papel crucial en las diferentes etapas del amor.
La dopamina: el motor de la euforia
La dopamina es un neurotransmisor que actúa como una hormona y desempeña roles clave en el aprendizaje, el movimiento, la memoria, la atención, el estado emocional y la motivación. Es la que más se asocia con la fase inicial del enamoramiento. Esta sustancia química es responsable de la sensación de euforia y placer que experimentamos cuando estamos cerca de la persona amada.
Cristina Fernández García, jefa del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja, explicó a ¡HOLA! que los niveles de dopamina se elevan a niveles extraordinarios, comparables a los efectos de los juegos de azar o ciertas drogas. Esta hormona es la que nos hace sentir mariposas en el estómago y nos impulsa a buscar constantemente la compañía de la persona que nos atrae.
Oxitocina: el vínculo emocional
A medida que la relación avanza, la oxitocina, conocida como la “hormona del amor o del abrazo”, entra en juego. Esta hormona es fundamental para fortalecer el vínculo emocional y fomentar la confianza en la pareja.
A su vez, la oxitocina se libera en grandes cantidades durante momentos de intimidad, como abrazos, besos y relaciones sexuales. Fernández García señala que esta hormona refuerza los lazos afectivos y contribuye a la estabilidad de la relación, haciendo que las parejas se sientan seguras y conectadas emocionalmente.
Serotonina: equilibrio emocional
La serotonina, por su parte, es una sustancia química que actúa como neurotransmisor y una hormona reguladora del estado de ánimo. Slos esértos explican que en las primeras etapas del enamoramiento, los niveles de serotonina pueden disminuir, lo que explica la obsesión y la dificultad para concentrarse en otra cosa que no sea la persona amada.
Sin embargo, a medida que la relación se consolida, la serotonina ayuda a estabilizar las emociones y contribuye al bienestar general. Ignacio Morgado, catedrático de Psicobiología y director del Instituto de Neurociencia de la Universidad Autónoma de Barcelona, explicó a ¡HOLA! que la pasión inicial se caracteriza por la inhibición de sustancias cerebrales como la serotonina, lo que puede llevar a la famosa expresión de que “el amor es ciego”.

Fases del amor y sus efectos hormonales
Estas hormonas afectan cada fase del amor. Durante la atracción y el deseo, la dopamina y la adrenalina se disparan, causando excitación y nerviosismo. En la fase de pasión intensa, la dopamina sigue en niveles altos, acompañada por la norepinefrina, que acelera el corazón y produce sudoración.
En la etapa de vínculo y estabilidad, es la oxitocina la que toma el mando, promoviendo la conexión emocional y la confianza. Finalmente, en la ruptura y el desamor, la caída en los niveles de oxitocina y serotonina puede llevar a sentimientos de tristeza e incluso pensamientos obsesivos.
¿Es posible influir en el als especialistas sugiere que es posible estimular estas hormonas para fortalecer una relación. Actividades compartidas, experiencias nuevas, contacto físico frecuente y una comunicación abierta pueden reforzar los efectos de la dopamina, la oxitocina y la serotonina.
El doctor Morgado concluye que, con el tiempo, la fogosidad inicial da paso a un amor más maduro, por el que el cerebro segrega sustancias como las endorfinas y encefalinas, que inducen estados de relajación, satisfacción y bienestar.
En resumen, el amor es un fenómeno complejo que involucra una serie de reacciones químicas en el cerebro. Las hormonas dopamina, oxitocina y serotonina juegan un papel crucial en sus diferentes etapas, desde la pasión inicial hasta el vínculo emocional y la estabilidad. Aunque no se puede controlar completamente el amor, entender cómo funcionan estas hormonas puede ayudar a fortalecer las relaciones y fomentar un amor más duradero y saludable.