
Un equipo de arqueólogos egipcios y estadounidenses, dirigido por expertos de la Universidad de Pensilvania, realizó un descubrimiento trascendental en la necrópolis de Gebel Anubis, al sur de Egipto.
En esta zona, encontraron la tumba de un monarca perteneciente a una dinastía hasta ahora desconocida, cuya influencia pudo haber abarcado entre 1700 y 1600 a.C., durante el Segundo Período Intermedio y el Reino Nuevo.
Este hallazgo añade una nueva capa a la historia de Abidos, una de las ciudades más antiguas del país, y revela información valiosa sobre una familia real que había permanecido oculta hasta ahora, tal y como detalló National Geographic.
Características de la tumba y su contexto religioso
La sepultura se encuentra al pie de la Montaña de Anubis, un lugar sagrado con gran importancia religiosa en la civilización egipcia. La estructura arquitectónica, que incluye una cámara funeraria de piedra caliza y bóvedas de adobe, se destaca por su tamaño, superior al de otras tumbas de dinastías contemporáneas.
Las inscripciones encontradas en su entrada mencionan a las diosas Isis y Neftis, figuras clave en la mitología funeraria egipcia, asociadas con la protección de las almas y los rituales de momificación.
Estos detalles no solo permiten datar la tumba, sino que también refuerzan la conexión de este monarca con los cultos predominantes en ese período, según explicó el Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto.

La dinastía de Abidos y su legado
La dinastía que gobernó entre 1700 y 1600 a.C. fue históricamente un enigma debido a la escasez de documentos que la mencionen.
Según los arqueólogos, esta familia real operaba al margen de la línea faraónica tradicional, lo que dificultó su inclusión en los registros históricos egipcios. El descubrimiento de la tumba de este monarca aporta la primera prueba concreta de su existencia.
Los estudios sugieren que podría tratarse de un antecesor del rey Senebkay, lo que vincula esta nueva sepultura a la misma línea real, aunque aún falta confirmar la identidad exacta del difunto, según señaló National Geographic.

El rey Senebkay: otro faraón desconocido que murió en combate
El descubrimiento de la tumba de Senebkay, un monarca de la efímera dinastía de Abidos, proporcionó una nueva perspectiva sobre los eventos del Segundo Período Intermedio en Egipto.
Senebkay gobernó el Alto Egipto durante un breve periodo, al mismo tiempo que los hyksos en el norte y los príncipes de Tebas en el sur. Los estudios realizados por el equipo de la Universidad de Pensilvania en 2014 revelaron que Senebkay murió en combate, lo que es inusual en las representaciones egipcias, donde los faraones eran siempre mostrados como vencedores.
El análisis de su cuerpo mostró 18 heridas, muchas de ellas en el cráneo, lo que indica que su muerte ocurrió en una batalla, tal y como detalló El Mundo.
Las evidencias sugieren que el rey luchaba a caballo, ya que las heridas en sus piernas y pelvis, junto con las fracturas en sus huesos largos, indican que no abandonaba su montura. Esta práctica de montar a caballo fue adoptada rápidamente por los ejércitos egipcios tras la introducción del caballo por los hyksos.
Las lesiones que sufrió también sugieren que, al perder su ventaja de altura, Senebkay fue atacado por varios enemigos hasta que murió. Aunque no se sabe con certeza el resultado de la batalla, este descubrimiento muestra la violencia de la época, ya que poco después otro faraón, Seqenenre, moriría de forma similar, según explicó El Mundo.

Descubrimientos adicionales y la vida cotidiana en Abidos
Además de la tumba real, los arqueólogos hallaron un taller de cerámica en la aldea de Banawit, donde se recuperaron fragmentos de artefactos, hornos y una colección de 32 óstracos con inscripciones en demótico y griego.
Según los investigadores, estos fragmentos podrían ofrecer información sobre las transacciones comerciales de la época y el sistema fiscal, proporcionando una visión más amplia sobre la vida económica y social del antiguo Egipto.
Abidos, situada a 11 kilómetros al oeste del Nilo, fue un centro de gran relevancia política y espiritual. La ciudad albergaba la necrópolis real, donde se enterraban los faraones más antiguos, lo que la convirtió en un importante lugar de culto durante miles de años.
Este hallazgo no solo ilumina una parte oculta de la historia política de Egipto, sino también su estructura religiosa y cultural, abriendo nuevas posibilidades para la investigación del Antiguo Egipto, tal y como destacó National Geographic.