
Un descubrimiento reciente ha revelado una función desconocida del sistema inmunológico humano que podría abrir nuevas puertas en la lucha contra las infecciones bacterianas resistentes a los antibióticos.
Según un estudio publicado en la revista Nature, científicos del Instituto Weizmann de Ciencias en Israel han identificado que los proteasomas, estructuras celulares conocidas por reciclar proteínas, también tienen la capacidad de detectar bacterias y generar compuestos que actúan como antibióticos naturales.
Este avance podría ser clave para combatir la creciente amenaza de la resistencia a los antimicrobianos, un problema de salud pública que, según el National Audit Office (NAO) del Reino Unido, contribuye a miles de muertes anuales.

De acuerdo con el medio Independent, los investigadores han señalado que este mecanismo inmunológico recién descubierto podría proporcionar una fuente inexplorada de antibióticos naturales.
Estos compuestos podrían ofrecer alternativas a los tratamientos convencionales, cuya eficacia se ha visto comprometida debido al uso excesivo y la mala gestión de los medicamentos antimicrobianos.
El profesor Yifat Merbl, uno de los autores principales del estudio, calificó el hallazgo como “emocionante” y destacó que este mecanismo opera en todas las células del cuerpo humano, generando una nueva clase de defensas naturales contra las infecciones bacterianas.

Sin embargo, los experimentos realizados por el equipo del Instituto Weizmann revelaron que estas estructuras también desempeñan un papel crucial en la inmunidad.
Según detalló CNBC, los proteasomas no solo detectan la presencia de bacterias dentro de las células, sino que también modifican su función para generar compuestos químicos capaces de perforar las membranas bacterianas y detener su crecimiento.

La doctora Lindsey Edwards, experta en microbiología de King’s College London, describió este descubrimiento como un “potencial tesoro” para el desarrollo de nuevos antibióticos.
En declaraciones recogidas por la BBC, Edwards señaló que, históricamente, la búsqueda de antibióticos se ha centrado en fuentes externas, como el suelo, pero este hallazgo demuestra que el cuerpo humano podría ser una fuente igualmente valiosa.

Según Independent, Davis subrayó que el desarrollo de nuevos antibióticos basados en este mecanismo podría tomar años de pruebas y ajustes. El contexto global refuerza la urgencia de este tipo de avances.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido repetidamente sobre el impacto devastador de la resistencia antimicrobiana, que surge cuando las bacterias, virus, hongos y parásitos desarrollan resistencia a los medicamentos diseñados para eliminarlos.
Este fenómeno, exacerbado por el uso indebido de antibióticos, representa una amenaza creciente para la salud pública mundial.

En el Reino Unido, la resistencia antimicrobiana es responsable directa de aproximadamente 7.600 muertes al año, según un informe reciente del NAO.
Este documento también señala que la crisis ha sido impulsada por la prescripción innecesaria de antibióticos para tratar infecciones virales, que no responden a este tipo de medicamentos.
Además, el informe advierte que el Servicio Nacional de Salud (NHS) no está completamente preparado para enfrentar esta amenaza, ya que muchas instalaciones hospitalarias no cumplen con los estándares modernos necesarios para prevenir la propagación de infecciones.

Aunque el gobierno británico ha implementado un plan de acción contra la resistencia antimicrobiana en los últimos cinco años, el informe señala que los avances han sido limitados.
En enero, el doctor Colin Brown, subdirector de la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido, enfatizó la necesidad de mantenerse alerta ante el aumento de bacterias resistentes tanto a nivel local como global.

El descubrimiento del papel inmunológico de los proteasomas representa un rayo de esperanza en un panorama marcado por la creciente resistencia a los tratamientos antimicrobianos.
El profesor Merbl destacó, en una entrevista con BBC, que este mecanismo podría ser especialmente útil en pacientes inmunocomprometidos, quienes son más vulnerables a infecciones graves.