La industria nuclear atraviesa un período de reestructuración impulsado por el crecimiento de la demanda energética y la necesidad de fuentes de electricidad estables y bajas en emisiones. Con más de 70 años de historia, la tecnología nuclear enfrenta ahora el desafío de adaptarse a un contexto global en el que los vehículos eléctricos, los centros de datos y la lucha contra el cambio climático exigen soluciones innovadoras.
MIT Technology Review publicó un artículo sobre la reactivación del interés por la energía nuclear que se traduce en compromisos internacionales ambiciosos. Un ejemplo de ello es el acuerdo firmado en la última cumbre climática de la ONU, en el que 31 países se propusieron triplicar la capacidad nuclear mundial para 2050. Sin embargo, la expansión de esta fuente de energía presenta desafíos y oportunidades que varían según cada región.
Los procesos de desarrollo nuclear también avanza en países subdesarrollados como Bangladesh y Turquía, que iniciarán operaciones con sus primeros reactores, mientras que Egipto comenzó la construcción de su primera planta nuclear que aún tardará varios años en volverse realidad.
Innovaciones en la próxima generación de reactores
La mayoría de los reactores actuales funcionan con uranio poco enriquecido y utilizan agua como refrigerante. Pero los diseños de “Generación IV” buscan mejorar la seguridad y la eficiencia mediante el uso de nuevos combustibles y métodos de enfriamiento alternativos, como sales fundidas o metales líquidos.
En Estados Unidos, varias empresas están impulsando estos avances. Kairos Power desarrolla reactores enfriados con sales de fluoruro y obtuvo permisos para la construcción de dos plantas, con el objetivo de completar su primera instalación en 2027. Por su parte, TerraPower, compañía que trabaja en el reactor Natrium, inició la construcción de la sección no nuclear de su proyecto, aunque todavía espera la aprobación para continuar con la fase nuclear durante 2026.
Asimismo, el Departamento de Defensa de Estados Unidos también apuesta por esta tecnología con el “Proyecto Pele”, un microreactor transportable fabricado por BWXT Advanced Technologies, cuyo ensamblaje comenzará este año y será trasladado al Laboratorio Nacional de Idaho el próximo año.
Extensión y reapertura de plantas para maximizar la infraestructura
Si bien los avances en reactores de nueva generación ofrecen un panorama prometedor, la expansión de la energía nuclear no dependerá exclusivamente de nuevas construcciones. Dada la creciente demanda eléctrica, varios países están apostando por extender la vida útil de las centrales en operación y evaluar la reapertura de instalaciones cerradas.
Esta dinámica es aplicada en Estados Unidos, donde muchas plantas fueron diseñadas originalmente para funcionar durante 40 años, las autoridades autorizaron extensiones de 20 años para gran parte del parque nuclear. Más recientemente, algunos reactores recibieron aprobaciones para operar hasta los 80 años, una tendencia que podría consolidarse en los próximos años. Por su parte, Francia y España adoptaron estrategias similares, prolongando el uso de los reactores más allá del límite inicial de cuatro décadas.
La reactivación de centrales que cesaron sus operaciones también forma parte de esta estrategia. Un caso emblemático es el de Palisades Nuclear Plant (Michigan), que cerró en 2022 pero ahora busca retomar actividades con el respaldo de un préstamo de USD 1.520 millones del Departamento de Energía de Estados Unidos. Otro proyecto en evaluación es la reactivación de un reactor en Three Mile Island (Pensilvania), la planta que en 1979 sufrió el accidente nuclear más grave en la historia del país norteamericano y podría resurgir con las medidas adecuadas.
Desafíos y perspectivas a futuro
Si bien la energía nuclear recobró protagonismo como una fuente confiable y libre de emisiones de carbono, su expansión enfrenta obstáculos que van desde el costo de construcción de nuevas plantas hasta la incertidumbre regulatoria y política en distintos países.
Sin embargo, el sector cuenta con factores favorables que podrían acelerar su crecimiento. La participación del sector privado es clave en este sentido. Empresas tecnológicas como Microsoft, Google y Amazon mostraron interés en la energía nuclear para abastecer sus centros de datos, lo que podría traducirse en inversiones directas y acuerdos de compra de energía a largo plazo.
El avance en reactores de nueva generación también podría cambiar el panorama. Tecnologías como los reactores modulares pequeños (SMR) y los reactores de sales fundidas prometen reducir costos y tiempos de construcción, además de ofrecer mayor seguridad. Si estos modelos logran una implementación exitosa en los próximos años, podrían marcar el inicio de una nueva era para la energía nuclear.